Capítulo 29

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Deja de bromear, Luna. No es gracioso —. La confusión en su rostro y el constante desplazamiento de mirada de Copito me hicieron creer que tal vez no estaba bromeando.

¿¡Qué mierda le has hecho!? ¿¡Por qué no me recuerda!?  —. Ataqué tomándolo del cuello de su camisa. Luna se interpuso entre los dos dándome un empujón con fuerza, retrocedí solo algunos centímetros sin soltarle; al final el miedo en sus ojos me hizo tranquilizarme.

Tal vez ella no lo recordaba, pero su mirada me hizo saber  que aún tenía a alguien que no debía dejar salir. Pero eso no me hacía quitar mi mirada furioso del idiota delante de mí.

Entiendo que en este momento creas que es mi culpa, pero no es así. Déjame explicarte —. ¿Explicar? ¿Explicar qué? ¡Y una mierda! Tengo a mi novia delante sin saber quién soy, y quién sabe si reconozca a nuestra hija.

Tienes 5 minutos —. Advertí apuntándolo. Asintió con la cabeza, y después de un suspiro largo, los tres entramos.

Con pasos desalentadores me fui directo a por la botella de vino que tenía planeado tomar antes de que llegaran con tal noticia.

Ignoren eso, no es importante.. ahora —. Mencioné cuando los note echarle un vistazo a la mesa preparada y las velas.

¿Tienes pareja? —. La pregunta de Luna cortó mi respiración por un segundo.

"Por supuesto, eres tú"

—La tengo.. —. Respondí sin más. Tantas cosas que decirle, y tantas ganas que tengo de abrazarla, pero estoy obligado a  limitarme.

Las heridas que tiene no me dejan pensar con tranquilidad, la simple idea de que alguien se atrevió a hacerle daño, hacen que los latidos de mi corazón sean erráticos. Maldita sea ¿¡Por qué me cuesta tanto abrir esta maldita botella!?

Yo.. Zero, quisiera descansar ¿Dónde podría..? —. La manera en que Luna le habló. La manera en que Luna se le acercó. La manera en que Luna lo tomó del brazo. La manera en que Luna le sonrió tan dulce.

Dolía en mi pecho como el infierno.

Por fin servía el vino en la copa que estuve usando durante la noche. Era un milagro que por la forma en que temblaba mi mano no la hubiera dejado caer al suelo.

No sé si lo había ignorado, o no había prestado la suficiente atención debido a mi enojo, pero Luna tenía un mechón blanco en su cabello.

No creo que haya tenido el tiempo de ir a la peluquería y teñirse el cabello. 5 minutos no serán suficientes para explicarme todo.

Noté la mirada de ambos clavadas en mí mientras me servía el vino, supongo que esperan que hablé.

Te mostraré tu habitación —. Respondí con un claro nudo en la garganta al cabo de unos segundos.

Luna me siguió a través de la casa hasta llegar a nuestra habitación. Apenas le señale con la cabeza, me di media vuelta para irme.

Gracias.. Lo siento pero ¿podrías decirme tu nombre? —. Su voz resonó en el pasillo hasta llegar a mis oídos. A pesar de que su voz seguía manteniendo la misma dulzura, en este momento se sentía como agujas en mi pecho.

Wilbur.. —. Respondí sin darme la vuelta. Sentía que si la miraba iba a correr directo a abrazarla, y besarla.

Gracias, Wilbur. Y lo siento por no poder recordarte, e interrumpir la cena con tu pareja.. —. No respondí. Mi labio inferior temblaba, y si decía algo más me iba a romper.

𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐓𝐇𝐄 𝐐𝐒𝐌𝐏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora