Capitulo 31

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Aquel día estaba por terminar. El cansancio que sentía no era ni normal, si por un segundo decidía detenerse, sentía como quedaba completamente dormido. Pero no podía parar. Mickey se sentía miserable en esos días. Había estado trabajando durante horas en la laptop todos los días, y estaba comenzando a sentir los efectos. Se sentía cansado todo el tiempo, y su espalda le dolía cada vez más. Pasaba sus días trabajando en una oficina, luego, seguir trabajando en casa, en un apartamento de lujo de la ciudad. Pero también siendo algo muy normal. Así no llamar tanto la atención de muchos.

Incluso llegó a sentir que había perdido la oportunidad de socializar con sus amigos y sus conocidos, y su trabajo había ocupado el vacío que había creado. Mickey se había adaptado bien, pero también había experimentado el agotamiento, y ahora, sumado a las horas que pasaba enfrente de la laptop, se estaba convirtiendo en una carga insostenible.

Su asistente personal, notó inmediatamente que algo andaba mal. Se acercó a el y le preguntó cómo se sentía y qué podría hacer para aliviar su cansancio. Mickey solo expresó sus preocupaciones y su frustración a su nuevo compañero de vida.

"Comprendo cómo se siente", le dijo. "Aquí hay algunas cosas que puede hacer para ayudar a aliviar su dolor y fatiga."

Su asistente le aconsejó, que hiciera descansos frecuentes mientras trabajaba. Que se tomara unos momentos para cerrar los ojos y respirar profundamente. También lo alentó a hacer ejercicios suaves de estiramiento, para ayudar a aliviar la tensión en la espalda. Pero únicamente recibió comentarios sarcásticos. Oh simplemente algunas burlas.

Además, le recomendó a Mickey que programara reuniones virtuales con amigos y conocidos, para poder compartir el tiempo en línea y sentirse parte de una comunidad. También le sugirió el uso de su tiempo libre para participar en actividades que la hicieran feliz y relajado, como leer un libro, hacer ejercicio en casa, ver una película, etc.

Pero con más recomendaciones que recibió. Solo termino enfrascarse más en cosas triviales. Ignorando por completo al otro. Que no paraba de hablar.  

—Miles. — Interrumpió. — ¿Puedes traerme algo de tomar?.

— ¿Que le gustaría?.

— No tiene importancia. Cualquier cosa estaría bien.

— ¿Estaría bien un Té?.

— Con crema por favor.

— Enseguida lo traigo.

Mencionó aquel hombre. Dejando al ratón en completa soledad. Y recordando lo que le sugirió.

Con la tranquilidad que tenía. Respiró hondo, y dejando escapar el aire en un gran suspiro, termino haciéndolo unas cuantas veces, se sentía tranquilo, llegó hasta sentirse pesado. Sabía que en cualquier momento, si lograba cerrar los ojos, este quedaría completamente dormido.

Y sobre pensar las cosas. El era el jefe, tenía a muchos trabajando igualmente. Con una vez que durmiera, no afectaría en nada a la producción.

— Un poco de música vendría bien.

Y de entre la gran selección de canciones que había en Spotify. Únicamente se metió en la sección de clásicas. Con cualquiera que sonara, sabría que lo relajaría.

— ¡TÍO!.

Un grito particular se escuchó en lo que alguna vez, fue aquella oficina tranquila.

Mickey volteó a ver con una expresión de molestia. Había entrado. Tanto el hijo de Goofy. Max con su acompañante, al igual que aquellos tres patos. Quienes al parecer estaban impacientes.

— Chicos... — Levantándose de su asiento. — ¿Qué es lo que quieren?.

— Nosostros solo acompañamos a Max.

Se adelantó Luis. Saliendo con sus hermanos al balcón. Mirando las grandes vistas que tenía la oficina Mickey Mouse. Hugo y Paco hacían una competencia en un veo, veo. Mientras Paco jugaba su juego, sentado debajo de la sombra de un pequeño arbusto que había.

Mientras que adentro. Mickey charlaba junto con el nuevo "integrante familiar".

— Y esa es la idea.

Mencionó emocionado. Tenía una idea para una serie, solo hacía falta la aprobación. Yakko por su lado, miraba la oficina, sintiendo muchas emociones al ver cada recuerdo que tenía el ratón en su oficina. Desde fotos antiguas, incluso certificados en los que aparecía el. Tanto la apertura del parque. Cómo las muchas compras que había hecho.

— Max. — Serio. — Sabes cómo funciona la compañía. No puedo solo aceptarlo.

— Entiendo a la perfección. Tengo que enseñárselo a los demás, tener el sello de aprobado y luego venir con usted.

— Y si sabes. ¿Por qué viniste igualmente?. — Mostrando una sonrisa.

— ¡Por qué es mi tío favorito!.

— Si cómo no.

Mencionó el rato . Levantando la mirada y dándose cuenta que su ayudante, estaba ya con su bebida lista. Un vaso de leche caliente, junto con una sartén con hielo y una elección de diferentes té.

— ¿Se le ofrece algo más?.

— No. Claro que no. — Mencionó Mickey.

— Muy bien. Llámeme si... 

— Espera. Si necesito algo.

— ¿Qué es?.

— Quita esa horrible cosa que hay en la terraza.

— Enseguida.

Aquel hombre dió un par de pasos. Abriendo aquella sencilla puerta, y quedándose parado, mientras la sostenía.

— El señor Mouse quiere que se quiten de la terraza.

Ordenó el hombre. Mientras aquellos tres niños solo lo observaron con miradas de molestia. Pero obedeciendo, ya que se trataba de Mickey.

Mientras que el mencionado, solo se llevó dos dedos a su frente. Ya que, se refería a unos adornos que Daisy había comprado. No se refería a sus sobrinos, quienes se sentaron molestos en las sillas al lado de Max y Yakko.

— Volviendo al tema. — Hablo Max. — ¿Qué opina?. ¿Si habrá una oportunidad?.

— Supongo que sí. No tengo nada que perder.

— ¡Enserio!. — Emocionado.

— Si. — Firmando el documento. — Solo promete que hablar con tu padre sobre esto. Y con Donald. El se encarga de buscar los estudios. Tal vez tenga uno disponible para tu juego.

— Vera que no fracasará. Es una buena idea. Y al ser gratis, todos podrán probarlo, y con cada actualización. Podremos poner un personaje de paga.

— Si bueno. Sabes que de esas cosas no sé mucho. Pero habla con Donald por favor.

— Claro que sí.— Sacando su celular. — Déjeme hacer una llamada antes.

Mickey solo sonrió. Max le recordaba demasiado a su mejor amigo, cuando se le ocurría ideas locas para alguna película.  Qué por alguna razón si funcionaba, solo esperaba que Max también tuviera ese don.

— ¡Para nosotros no hay té!. — Dijo un molesto pato de vestimenta roja.

El ayudante, nuevamente hizo acto de presencia. Sabía la actitud de los patos. Y no le tenía miedo al despido. Así que, únicamente se acercó a las muchas cajitas de Té. Que le había traído a su jefe. Y sacando la pequeña bolsita se la entrego al pato.

— Tomé.  — Entregándole la bolsita de té. — Chupe esto.

El Diario [Chip X Dale]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora