Capítulo 21

498 69 66
                                    

—Muchas gracias.

Mencionó Dale. Así despedirse de aquel adolescente, que únicamente mostraba una mirada calmada.

— No hay problema. También quería escapar de aquel ambiente.

— Te invitaría a quedarte. — se incorporo Chip. — Pero creo que solo cabría tu pie en mi sala.

El adolescente solto una pequeña risa, pero en su descuido. Logro reírse igual que su padre. Logrando que este solo se llenará de vergüenza. Y aclarando su garganta, este se retiró del lugar.

Dejando a dos ardillas en aquella casa. La cual estaba vacía.
Chip fue el primero en entrar. Encendiendo las luces de la cocina, dejando ver algo totalmente de su estilo.

Todo completamente limpio, ordenado y vacío.

Dale conocía a la perfección este modo de vivir. Sabía que entre menos cosas tendría. Sería mucho más fácil de limpiar.

— Un florero aquí quedaría muy bonito.

— No. Así está bien.

Mencionó la ardilla, mientras guardaba la comida que había traído del restaurante y su vecino. Llenando al rededor de cinco bolsas ziploc grandes.

— Los pétalos se caen, el agua que queda después huele mal y limpiar el florero es frustrante.

— Bueno, daría un poco de color a tu cocina. — tomando asiento en la mesa.

— Tengo una perra muy grande. No puedo tener cosas como esas.

— ¿Dónde está?.

— Se sentía mal. Así que la deje en un veterinario, la están revisando, mientras le dan masajes.

— Pásame el nombre del lugar. — Bromeó la ardilla.

— Dale.

— Solo digo. Soy un animal también.

— Cómo sea. — Mirando su reloj. — Oye, se que íbamos a ver una película. Pero ya es demasiado tarde. Tendré trabajo en algunas horas.

— ¿No puedes faltar?.

— Ni hablar. Tengo una racha. Solo he faltado una vez al trabajo. Y es la obligatoria, oh sí no. En la oficina pensaran que soy un racista.

— Entiendo. — Mencionó Dale.

— Puedes quedarte a dormir aquí. Tengo una habitación que no uso.

— ¿Puedo preguntar?.

— Suena raro. Pero solo es de invitados.

— Bueno. Normalmente alguien soltero. — Dándole palmadas en la espalda. — Cuando compra una casa, con dos habitaciones diría. Seguramente en la segunda es su oficina.

— Puedes llegar a tu punto.

— ¿Por qué compraste una casa?. — admirando el lugar. — con cuatro habitaciones.

— Te estás dando cuenta. Que lo que hablas no tiene sentido.

— Si lo tiene. En la revista que leí, dice: Si conoces a alguien y su casa tiene más de tres habitaciones. Cuidado. Puede que encuentres algo que no quieras saber.

— Leer revistas de chicas te está perturbado la cabeza.

Le explicaba a su amigo. Mientras caminaba hasta lo que era su habitación, seguido detrás por la ardilla realista. Ambos llegando a lo que era el cuarto de Chip.

Desde la primera impresión, este se había quedado atónito. Uno pensaría que al ver su cocina, todas las habitaciones estarían en las mismas condiciones. Pero entrar en ese cuarto, se sintió distinto. Y con solo ver los adornos que tenía en una estantería, supo de inmediato. Qué el Chip que había conocido de niño. Aún estaba ahí, muy bien oculto entre esas capas de madurez.

El Diario [Chip X Dale]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora