Capítulo 48

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El auto se deslizaba por la carretera, dejando atrás una estela de polvo y recuerdos. El sol de la tarde brillaba intensamente, haciendo que el asfalto pareciera un espejo que reflejaba la luz dorada. Dale, sentado en el asiento del pasajero, miraba por la ventana. Las colinas verdes, junto con los edificios y muchas de las características. Que tenían los angeles, ellos pasaban como un paisaje borroso mientras sus pensamientos viajaban mucho más allá del horizonte.

Dentro del auto, el ambiente estaba cargado de una mezcla de emociones no expresadas. Chip, con las manos firmemente en el volante, tarareaba suavemente al ritmo de la música que salía de la radio. Paulina Rubio cantaba "Y Yo Sigo Aquí", y su voz llenaba el espacio con una energía vibrante que contrastaba con el silencio introspectivo de Dale.

Dale apoyó su cabeza en la ventana, sintiendo el fresco del vidrio contra su frente. Sus ojos seguían el curso de las nubes, pero su mente estaba atrapada en una tormenta interna. Recordaba cómo Chip había insinuado sus sentimientos por él hace meses, la esperanza brillando en sus ojos. Dale había aceptado, queriendo darle una oportunidad a algo que creía podría ser especial. Sin embargo, ahora que estaban juntos, una sensación de insatisfacción persistente lo carcomía por dentro. Sentía que faltaba algo, una chispa, una conexión más profunda que no lograba encontrar.

Las notas de la canción parecían resonar en su pecho, cada palabra de Paulina Rubio golpeando sus pensamientos. Dale se preguntaba si la culpa que sentía era por no poder corresponder completamente a los sentimientos de Chip o por no ser capaz de identificar qué era lo que realmente necesitaba.

Chip, al notar el silencio prolongado, miró de reojo a Dale. Sabía que algo no estaba del todo bien. La alegría que había sentido al comenzar esta aventura juntos se veía empañada por la distancia emocional que percibía en su compañero. Sin embargo, decidió no presionar, esperando que el viaje y el tiempo les ayudarían a aclarar las cosas.

La carretera continuaba extendiéndose frente a ellos, y la música seguía sonando. Dale cerró los ojos por un momento, intentando escuchar no solo la melodía, sino también a sí mismo. Buscaba respuestas en el murmullo de la canción, en el ritmo del auto, en la cadencia de los kilómetros que pasaban.

Mientras las sombras se alargaban y el sol comenzaba a descender, Dale abrió los ojos y miró a Chip. Tal vez, pensó, este viaje no se trataba solo de encontrar un destino físico, sino de descubrirse a sí mismos y a su relación en el camino. Años trato de entender este sentimiento que tenía, al que miraba a ese niño como su amigo/hermano. Ahora un adulto, en el que lo único que refleja es un sentimiento de amor. Y en su lucha mental, su celular comenzó a vibrar. "En cuatro millas, gira a la izquierda" La dirección que le habían proporcionado. Era la única que tenían para encontrar a los tres líderes juntos. Mickey, Donald y Goofy. Una casa en la que ellos juntos a sus familiares visitaban para tener tranquilidad.

—Entonces, ¿cuál será tu plan? —preguntó nuevamente Dale, observando únicamente cómo Chip tarareaba la canción.

Chip siguió tarareando por un momento, dejando que la pregunta flotara en el aire antes de responder.

— Solo hablaré con ellos. Verás que me escucharán y verás cómo todos tus problemas se solucionan.

Dale frunció ligeramente el ceño, no completamente convencido.

—Muy bien... ¿pero qué les dirás?

Chip sonrió, mientras cantaba en un tono suave. "Y yo sigo aquí esperándote, que tú dulce boca ruede por mi piel" desviando la mirada momentáneamente hacia Dale antes de volver a concentrarse en la carretera.

El Diario [Chip X Dale]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora