Capítulo 41

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El silenció era agobiante, tener que estar en una cama vacía era muy extraño. Cualquiera tiene sentimientos de ansiedad, al querer ir a un baño de una casa ajena. Dale; no esperaba, que usar una cama que no era la suya, se sentiría igual. Se encontraba con demasiada energía, a pesar de que el reloj digital que había a su lado derecho. Marcaban las 4:35 de la madrugada. — ¡Dios mío!. — Exclamaba en voz baja, este se movía de un aldo a otro, cambiando constantemente la almohada, sin sentir una posición cómoda. A pesar de que la cama era pediátrica, sentía que estaba durmiendo en el piso. Entendía que Chip era mayor que el, pero solo le llevaba tres años de diferencia. ¿Por qué compraría una cama así?.

Este se sentaba, se acostaba. Dormía al revés, pero ver su reflejo en aquel ropero, solo lo asustaba por alguna razón. Y ahora lo único que esperaba, era ver de manera lenta, como la habitación en la que estaba, se estaba iluminado con forme pasan los minutos, y sin prestar atención, observó el reloj que estaba al lado. Marcando ahora las 5:05 de la madrugada. Así que sin más que hacer, terminó en salir de aquella cama incómoda. No estaba hecho para dormir así, y con el poco tiempo que tenía, antes de que Chip se despertara. Comenzó a caminar por la habitación. La cual agradecía enormemente por qué era la única que estaba alfombrada. Así que no tenía por qué preocuparse por sus pisadas.

Llegó hasta la ventana, la cual solo abrió más las persianas, dejando entrar mucha más luz al lugar. Dale se mantenía mirando, no había nadie afuera, únicamente se escuchaban como la mayoría de las casas con jardín, empezaban a encenderse sus aspersores, y veía pasar uno que otro corredor mañanero. Ahora girando un poco, su visión, se centro en algo. —¿Pero... qué?.—  Mencionba confundido, observando cómo, la cajonera al lado de la ventana, tenía una especie de cerradura en un costado. Pasando dos de sus dedos, movió un poco, provocando que este se moviera, dejando un hueco, para que en ella encajara una llave muy diminuta. Y en su afán, de buscarla. Empezó a registrar cajón por cajón del lugar.

— Tiene que estar por aquí.

Hablaba para si mismo, moviendo la ropa doblada, sin importarle que está lo delatara. Si su ser de confianza, había leído sus memorias. El tenía el derecho de devolverle lo mismo. Pero sabía en su interior, que no sería capaz de algo así. Así que únicamente, termino examinando cada una de las camisas que encontraba. Dándose cuenta, que todos estos años en los que no sabía nada de Chip. Este, había pasado varias etapas de vestimenta, quedando ahora con la simple. Camisa blanca de botones con diferentes combinaciones de corbata. Y sin pensar dos veces la acción, este se llevó una de las camisas blancas a su rostro.

Inhalando aquel aroma embriagante, mezclado con la colonia que usaba. Qué volvía loco a Dale.

—¡Bien!. ¡Suficiente!.

Dijo, volviendo a meter aquella camisa al cajón del que la había sacado, así que dándose por vencido. Este camino más, explorando el armario con espejo, dónde se observó por unos minutos. Unicamente, mirando todos los detalles, cada pelo de su cuerpo, pensando únicamente; ¿Fue correcto hacer esto?.

Y nuevamente, un recuerdo de tristeza comenzó a aparecer. Recordándo los días en los que estaba trabajando en aquel club. Donde nunca pudo conectar con nadie, y la única razón por la cual se actualizo. Fue para no perder los pocos seguidores de Instagram que tenía. Y ahora que tenía un montón, que ahora solo por subir una foto de cualquier cosa, está rápidamente se llena de likes, por los bots de la compañía en la que está. No sabe en lo absoluto, quién de esos que comentan en sus fotos, son personas reales. Oh simplente bots que compraron.

Y mientras su visión estaba perdida. El abrir de una puerta, solo hizo que moviera unos centímetros los ojos, mirando por el espejo, como; Chip entraba a la habitación. Mostrándose cansado y con el pelaje enmarañado.

El Diario [Chip X Dale]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora