Sangre

Capítulo 11: Errantes

POV Alex

Los humanos son curiosos por naturaleza o tal vez todos los seres son curiosos aunque mucho más a lo desconocido. La vida de un humano es relativamente simple, la magia para ellos no existe, no es algo con lo que convivan por temor ya que ellos no pueden manejarla ni poseerla, naces con ella así que en la antigüedad se encargaron de casarnos y prácticamente extinguir la existencia del mundo sobrenatural. Ahora somos mitos y leyendas que caminan junto a ellos pasando desapercibidos por su posible desprecio.

Mi temor era que Elizabeth me viera de esa manera, que piense que puedo hacerle daño me mataría. Aunque soy una loba mi circunstancia es diferente, tengo algo diferente que es mucho más aterrador. Todos tenemos secretos pero este secreto prefiero enterrarlo en lo profundo de mi mente para que nadie pueda verlo, protejo a los que amo y por ahora esa a sido la manera.

Una Elizabeth curiosa estaba parloteando en el auto, sus ojos mostraban curiosidad y algo de temor por toda la nueva información, traté de calmarla y hablar sobre lo que más pueda. Mostrarle cómo era esa parte de mi vida que había tenido oculta, no sabe mi pasado pero será cuestión de tiempo aunque intente retrasarlo ella lo sabrá y más porque es mi Luna.

La miro discretamente mientras conduzco, la forma en como se mueven sus labios, como sus ojos brillan de curiosidad, como toca su cabello nerviosamente o mueve ligeramente los dedos mientras mira hacia la ventana. Un suspiro involuntario sale de mi al verla tan perfecta, Elizabeth es hermosa y cada vez es más complejo mantener a mi loba quieta, ella reconoce el olor de Alex, sabe que es nuestra pareja y que le gustaría marcarla. Una marca que me niego a darle, no es algo agradable de sentir y me aterra el como yo puedo reaccionar. El golpe en mi hombro me hace salir de mis pensamientos.

-¿Me estás escuchando?- me veía con los ojos entrecerrados al verme asentir. -¿Qué dije?- subió su ceja esperando mi respuesta.

-Me contabas como había visto a un hombre tener los ojos como un reptil y que eran amarillos.- puso los ojos en blanco con una sonrisa al ver que tenía razón. -Es un Kanima, un lobo lo mordió tratando de convertirlo pero el portador tenía un trauma lo que hizo que el gen lobo mutara. El Kanima busca un amo, se complementan de tal forma que lo que desea el amo lo desea el Kanima. Cuando el Kanima supera su trauma se puede transformar en un lobo.- ella me escuchaba atenta mientras yo estaba pendiente de conducir.

-¿Eso no sería algo peligroso?- su tono sonaba confuso.

-Usualmente lo es, lo usan como motivo de venganza pero ese Kanima tiene un amo muy agradable.- hice una mueca. -Tuvieron un accidente hace un año, un lobo alfa los atacó de la nada, corrieron am hospital más cercano y ahí conocieron a Sam, ella después nos llamó por más ayuda ya que el lobo alfa estaba buscando los.- me quedé recordando esa noche. -Logré detenerlo y nos aseguramos de que los chicos estén bien, son mejores amigos. Vinieron días después cuando notaron como se sentía Daniel, era diferente así que tuvimos que explicarles y ayudarles a manejarlo, lo bueno es que Bruno se volvió su amo y desde entonces buscan la forma de que Daniel supere su trauma de haber visto morir a sus padre y hermana pequeña cuando un hombre entró a su casa.- suspiré profundamente. -Lo hizo ver cómo mataba a su familia, lo violó y se fue.- Elizabeth soltó un jadeo de horror.

-Mierda, eso suena terrible, lo lamento mucho.- sonreí tristemente y justo llegamos a su casa.

-Hemos llegado a tu destino.- le sonreí cálidamente, una parte de mi no quiere que se vaya pero la parte racional domina.

-Gracias.- sus mejillas se tiñeron de rojo mientras se mordía levemente el labio, escuché como se habría la puerta y ella salía. Me di la vuelta para poner en marcha el auto hasta que sentí como me besaba la mejilla por unos segundos. -Buenas noches Alex.- el simple roce de sus labios con mi piel me enviaba millones de sensaciones.