POV SAM
- ¿Hablarás con ella en algún momento? - Elizabeth me miraba atenta y con genuina curiosidad, alcé dos dedos y dibujé un círculo en el aire. - ¿Eso qué fue? - la veía confundida, a veces olvido que ella no pertenecía a este mundo.
- Hice una zona entre nosotras de silencio. - ella seguía confundida. - Mira a Alex, nadie nos puede escuchar, tranquilaza la con tus sentimientos antes de que sea una molestia sobre protectora y venga. - soltó una risa mi rubia amiga y mientras veíamos como Alex relajaba su expresión. La que no se relajaba era su peli roja amiga, que seguía mirándonos con molestia. - Respondiendo a tu pregunta inicial, no lo sé. - me encogí de hombros y puse mis rodillas en mi pecho. - Me sentía confundida y molesta al respecto, no sabía que hacer.
- Te molesta si pregunto, ¿Qué sucedió entre ustedes dos? - la miré con sorpresa, pensé que en este punto ya Alex le habría contado. - No me mires así, intuía que algo pasaba, pero jamás le pregunté a Alex al respecto, quería escucharlo por ti. - me empujó ligeramente con el hombro.
Nos encontrábamos sentadas en una manta mientras el resto estaba jugando antes de que se pusiera el sol completamente. Estaba un poco oscuro, pero Nicolas puso pequeños fuegos alrededor flotando para no quedarnos completamente a oscuras en algún momento. Me quedé por un momento observando a Marie a lo lejos empujando a Nicolas y escapando de él después como una niña, Alice reía y salía corriendo detrás de ella. Todos estaban pasando una buena tarde, pero yo no sacaba mis ojos de la pelirroja, los recuerdos inundaban mi cabeza y por un momento ella sintió mi mirada, me dio una pequeña sonrisa que aceleró un poco mi corazón, en respuesta la miré un poco mal y desvié la mirada a Elizabeth que me veía con una sonrisa comprensiva.
-Nos conocimos por medio de Alex. - abracé mis rodillas mientras la miraba. - La muy idiota empezó al segundo de conocerme a coquetear conmigo y antes de que la lanzará lejos con un hechizo, Alex lo hizo por mi, la agarró del cuello de la camisa y voló unos metros lejos. - Reí ante el recuerdo. - Agradezco que hubiéramos estado en una parte apartada de la calle o hubiera sido muy vistoso ver volar a alguien. - Elizabeth soltó una risa también.
- En este punto no me sorprende nada. - nos reímos en sincronía mientras rememoraba ese día.
- Marie volvió enojada, iba a pelear con Alex, pero se detuvo al escucharme reír. - Sonreí con anhelo. - Se detuvo y cuando la estaba viendo me regaló la sonrisa más sincera que he visto. - solté un suspiro y pasé una de mis manos por mi rostro. - Después de eso todo se volvió confuso, siempre buscábamos una excusa para vernos y salir, nada serio. Ninguna hablaba de lo que sucedía, solo nos dejábamos llevar. Pasó mucho tiempo de esa manera, la forma en la que me hacía sentir era electrizante, cada pequeño rose, cada sonrisa llenaba mi corazón de nervios y alegría. Empecé a hacer cosas que jamás creí posible que hiciera, todo de la mano de ella. - Hice una mueca. - Un día un compañero me invitó a salir a la salida del hospital, era guapo y carismático, antes de conocer a Marie tenía un pequeño crush con él. Me regaló rosas y chocolates, pero intenté ser lo mas amable posible para rechazarle, aunque hablaba hasta por los codos de lo bien que nos veríamos juntos por el hospital. - Puse los ojos en blanco y nos reímos de la situación. - Después del incomodo momento tuve la valentía suficiente para hablar seriamente con Marie. - solté una risa irónica. - Le pedí a Alex que me dijera donde se encontraba y justo se encontraban juntas en un bar esa noche. Fui al lugar con un gran discurso en mi cabeza, pero la escena que me encontré no me hizo nada de gracia. - todavía dolía lo que había visto, y odiaba profundamente eso. - Prácticamente tenia encima a dos chicas en las piernas, cada una la besaba y la toqueteaba, yo no podía moverme. Lo que me hizo moverme fue darme cuenta de que ella me estaba mirando mientras eso sucedía, no hacia nada, solo me dio una sonrisa y eso fue suficiente para largarme del lugar. - Mi corazón dolía, sentía mi pulso acelerado y dolía, inconscientemente me di un pequeño masaje.
- Wow, honestamente no sé que decir. - se acercó mas a mi y me dio un ligero abrazo. - ¿Alex no lo sabía? - me veía con curiosidad y yo solo pude reírme.
- Alex tuvo una fase descontrolada en esa época. - Elizabeth me veía sorprendida. - Lo sé, no soporta que la toquen demasiado, pero en ese entonces estaba bastante curiosa y Marie con Nicolas la convencían de salir un rato para dejarse llevar. - Recordar esa etapa de Alex era muy gracioso, y me matará por decir lo siguiente. - En ese momento Alex estaba bastante acaramelada con otra chica en otro sofá del bar. - La mueca que hizo Elizabeth hizo que valiera toda la pena, se notaba que estaba imaginando la escena y yo solo podía aguantarme la risa.
La vi voltear en dirección de una Alex que se había detenido de jugar con los chicos y miraba un poco asustada a Elizabeth que solo la miraba entrecerrando los ojos. Alex se veía confusa y nerviosa, me dio una mirada interrogante. Yo solo pude reírme ligeramente y mirarla como un angelito.
-Sigue hablando. - se notaba la molestia, pero lo supo disimular, yo le di un ligero empujón riéndome abiertamente.
- Relájate, ahora Alex solo tiene ojos para ti. - me puso los ojos en blanco y nos reímos.
- Mas le vale, yo no comparto. - Nos volvimos a reír de lo posesiva que sonó eso. - ¿Eso sucedió hace mucho? - volvimos a la conversación original que no tenia ganas de tener.
- Hace un par de años. - me encogí de hombros. - Alex se enteró de lo sucedido y le dieron ganas de arrancarle la cabeza a Marie, pero la detuve a tiempo. Le expliqué lo sucedido ese día y le dije que no volveríamos a hablar sobre eso. - suspiré de agotamiento. - Pasaron los días y Marie apareció en mi puerta, se veía un poco golpeada y triste, pero antes de que abriera la boca, la paralicé. Le dije que no volviera a hablar conmigo jamás, le cerré la puerta en la cara y puse un sello en todo mi departamento para que no pudiera si quiera tocar la puerta. - Elizabeth hizo una mueca.
- Jamás escuchaste lo que tenia que decir. - negué lentamente. - Imagino que ahora te carcome la conciencia no saberlo, ¿no? - me dio una sonrisa empática y yo solo pude gemir de frustración.
- Es que después de un año fui capaz de medio tolerar que estuviera a pocos metros de mi por unos segundos, pero cada que se acerca para a hablarme yo simplemente desaparezco. - empecé a enojarme. - No sé porque simplemente no puedo seguir con mi vida, olvidar lo que ella hizo y lo que significó para mí. - mis ojos se empezaron a empañar por las lágrimas. - Yo no signifiqué nada para ella. - me sequé las lagrimas con rabia.
- Quieres hacerte creer que ella no sintió nada por ti. - se acercó a mí, abrazándome y dejando que mis lagrimas rodaran sin control. - Pero al final del día, ¿Estás segura de que ella no sintió nada por ti? - levanté mi rostro y la miré con incredulidad. - Hey, no me veas de esa manera, solo estoy haciéndote una pregunta. - Me secó las lágrimas y me dio una sonrisa amable. - ¿No crees que deberías escucharla? No digo que vuelvas con ella, solo habla con ella para aclarar la situación y te sientas segura nuevamente. - volví a recostarme en su hombro. - Y si quieres saber mi punto de vista, no creo que ella lo esté pasando bien tampoco. - Le di una mirada a Maire que ahora se encontraba sentada lejos de nosotras, con la mirada un poco perdida. - Parece un cachorro perdido algunas veces. - Me quedé observándola unos momentos, estando de acuerdo con la comparativa de Elizabeth. - Solo hablen, creo que lo necesitan. - En ese momento Marie conectó su mirada con la mía y me sonrió cortamente, pero solo podía ver en sus ojos un poco de tristeza y otras emociones que no lograba identificar.
- Tal vez tengas razón. - ahí dimos por finalizada la plática y reuní el valor suficiente para hacer de verdad lo que le había prometido a Marie hace días.
Cuando el día finalizó, la oscuridad tomó el cielo y nosotros volvimos a casa de Alex, una Alice en brazos de Elizabeth que besaba su cabeza con cariño mientras se dirigía por el patio para entrar a la casa sin si quiera darle una mirada a una pelinegra que la veía con confusión y nervios.
-Pero si no he hecho nada. - lo dijo en voz baja con el ceño fruncido, pero al parecer Elizabeth la escuchó y se dio la vuelta para verla con los ojos entre cerrados.
- Hablaremos después de que acueste a Alice, así que ven conmigo. - Todos observábamos la escena conteniendo nuestra risa.
- Bien. - Alex puso los ojos en blanco y nos ignoró mientras nosotros soltábamos risas pequeñas. - Ni una palabra. - nos amenazó y se fue detrás de Elizabeth.
Todos nos empezamos a reír después de verlas desaparecer por la puerta, después del ataque de risa colectivo empezamos a caminar a la casa. Pero antes de entrar tomé la mano de Marie y sin mirarle nos aparté de todos, nadie notó que faltábamos así que caminé un par de metros lejos del oído de todos. Marie no decía absolutamente nada, solo me seguía si rechistar, sin quererlo nuestras manos no se soltaron hasta que estuvimos lo suficientemente lejos. Cuando llegamos la solté, hice un círculo en el aire y una barrera de silencio nos cubría, me crucé de brazos y suspiré, me sentía muy nerviosa, pero sabia que necesitaba oírlo. Necesitaba acabar con esto, seguir con mi vida o volver al pasado.
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Sangre
FantasíaVivir no es algo que nosotros escogemos, simplemente sucede. Depende de nosotros el que haremos, el como lo afrontaremos pero no es algo sencillo. Los humanos no son fáciles, cada persona es un mundo por explorar, emociones diferentes que están en...