Capítulo 5: Pequeña Lobita

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POV Alex

Estaba frente al espejo de mi baño viendo mis ojos rojos, ya no eran de color marrón, era un rojo escarlata brillante. Mis manos aparentaban con bastante fuerza el lava manos, mis colmillos empezaron a crecer, no se que mierda me tenía tan enojada o desesperada, seguía mirándome a los ojos, tratando de controlar el cambio pero solo podía pensar en esa noche, esa noche donde el dolor y la desesperación era tan grande que ahora por mis recuerdos de aquello es como tener mi cuerpo a la defensiva, toda la sangre que vi, toda la sangre que estaba en mis manos, los cuerpos de ellas tirados en el suelo apenas y respirando.
Sacudí mi cabeza tratando de pensar en algo más hasta que vi su sonrisa en mi mente, sus ojos viéndome con curiosidad y vergüenza, sus gestos cuando algo la tenía pensativa, sus ojos que cuando estaba feliz tenían un brillo. De repente volví a abrir mis ojos para ver mi reflejo y volví a la normalidad, suspiré y escuché a Alice llamarme, lavé mi rostro y salí a verle. 

Ella estaba en el sofá comiendo palomitas mientras veía Valiente, al parecer era su película favorita ya que no recuerdo cuántas veces la hemos visto ya. 

-Lexa, mira como Mérida usa el arco!- se levantó emocionada regando un poco de las palomitas y al darse cuenta se tapó la boca conteniendo una risa. -lo siento Lexa- sé que se estaba sonriendo y yo igual.

-No hay problema pequeña- me acerqué a sacudir su cabello y limpiar un poco, Alice también me ayudó, le di un beso en la mejilla y fui a botar los restos, la miré desde la cocina suspirando.

Habían pasado poco más de un mes desde que la encontré, no se que hacer con ella y tampoco estoy pensando mucho al respecto, me gusta tenerla conmigo, siento una conexión con ella y ella tampoco me dice nada al respecto. Tengo una vaga idea de querer adoptarla pero siempre que aparece en mi mente trato de eliminar ese pensamiento, es muy peligroso que esté conmigo, quiero protegerla pero que esté conmigo sería dañino para ella si él me encuentra. 
Nicolás  ha actuado raro a veces, siento que me esconde algo, he querido preguntarle pero evade el tema así que decidí que si fuera importante me lo diría ¿No?, le he dado su espacio pero cada vez es desesperante no saber qué pasa con él. Viene casi todos los días a pasar el rato con nosotras, le trae cosas a Alice aunque ella le dice que no le interesa tener muchas cosas, a él no le interesa y la consiente. Es un domingo por la tarde y no ha venido, eso es raro pero no le tomo mucha importancia.

He querido tratar un tema con Alice, por lo que vi nació siendo loba, pero no lo sabe, no creo que lo sepa, me preocupa que al no saberlo pueda hacerle daño a alguien sin querer, he visto como se ha enojado un poco y sus ojos han querido cambiar en frente de otros niños cunado juega en el parque, he tenido que intervenir para relajarla. Pienso decirle hoy, así que iremos al bosque de atrás a correr o caminar un poco, también pienso mostrarle la cascada.

-Hey pequeña!- la llamo desde la cocina y al escucharme me presta completa atención. -¿Quieres ir a caminar o correr un poco conmigo en el bosque? Llevaremos bocadillos- le sonrío y ella entusiasma va corriendo a su cuarto a cambiarse mientras yo voy al mío a hacer lo mismo. Diez minutos después estamos listas con pantalones deportivos grises y sudaderas, me rio porque escogimos casi estamos vestidas igual, solamente su sudadera es blanca y la mía negra. 

Estuvimos caminado al principio, le estaba contando sobre el bosque y las cosas que me gustan de él, ella me escuchaba atentamente a lo que decía, parecía fascinada por todo el lugar y yo me sentía en calma pero alerta a los sonidos alrededor. Me aseguré de ni acercarnos al lugar donde la encontré y ella no parece haberse dado cuenta, cuando llegamos a la cascada ella abrió los ojos muy sorprendida y daba pequeños saltitos.

-¿Ves la punta de la cascada?- ella asintió, me agaché el volteé para que ella se montara en mi espalda. -Iremos ahí, así que sube- la sentí subirse a mi espalda, me asegure de estuviera bien sujeta a mí. -Sostente fuerte, no te sueltes en ningún momento, estarás bien- después de decir eso empecé a correr mucho más rápido que cualquier humano, la escuché gritar un segundo pero al siguiente se estaba riendo y yo solo me reí con ella “que reacción tan normal” pensé irónicamente. Corrí esquivando y saltando unas rocas hasta llegar a cima y sentarnos, Alice se seguía riendo mientras se quitaba la mochila pequeña que se empeñó en traer con dos sándwiches y un montón de paquetes de golosinas. 

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora