Capítulo 4: Cicatrices

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POV Elizabeth

¿Alguna vez han soñado que caen? Que simplemente están cayendo al vacío, no importa si miran hacia abajo o hacia arriba, solo pueden ver la infinita oscuridad que los está tragando. Eso mismo pasa ahora mismo, caí hasta que sentí el golpe contra el suelo, levanto mi cabeza y solo puedo ver aboles inmensos por todos lados, parece un bosque, pero no uno normal, no puedo ver el final de los árboles. Veo como se refleja la luz de la luna pero nada más, hay un silencio ensordecedor, puedo escuchar el palpitar de mi corazón y mi respiración, mis manos sudan pero no entiendo el porqué hasta que escucho el gruñido de un animal que me paraliza, no solo es uno, son varios. Me doy la vuelta y puedo ver varios lobos grandes, con ojos amarillos mientras muestran sus colmillos en mi dirección y lo único que puedo hacer es correr, correr por mi vida intentando no chocar con los árboles mientras escucho sus pisadas cada vez más cerca de mi pero no me detengo hasta que siento que chocó con alguien, los gruñidos desaparecen, el miedo se va y lo remplaza la calma mientras estoy en los brazos de esa persona, veo hacia arriba y puedo ver esos ojos marrones.

Despierto asustada, empapada en sudor, no sé qué mierda acabo de soñar, no puedo recordar el final, solo la calma, no sé quién era o que sucedía. Siento que me estoy ahogando y trato de relajarme, reviso la hora y solo son las 5 de la mañana, mi trabajo empieza en dos horas pero no creo que pueda dormir ni un segundo más.

Hoy salgo temprano del hospital, quedé con Alice y Alex de vernos en un parque a las 5 para comer helado y disfrutar de la tarde, Alic estaba emocionada cuando me contó su idea, lo confirmé con Alex y estuvo de acuerdo con ello, no voy a negarlo, estoy demasiado nerviosa de pasar tiempo con Alex y a la vez muy feliz por verlas a ambas, Alice es lo cosita más adorable que he visto. En la exposición cuando quiso irse a despedir tenía toda mi atención, hasta olvidé que hablaba con alguien, solo después vi a Alex a mi lado mirándonos de manera inocente, algo me decía que había hecho algo pero ni idea el qué. Me distraje con Alice que empezó a susurrar cosas en mi oído, fue si idea que le diera mi número a Alex, también quiso decirme que le agrado mucho y que le vuelva a llevar dulces cuando la vea, era muy adorable y yo solo quería llenarla de besos las mejillas y hacerla reír por las cosquillas. Me despedí de ellas mientras suspiraba por Alex que estaba especialmente guapa con ese traje, que si me ordenara algo yo con mucho gusto lo haría. Megan y Lara se burlaron de mi el resto de la noche mientras yo les ignoraba haciéndome la desentendida.

Fue una velada muy divertida y un poco sorprendente saber que una de mis pinturas favoritas era Alex, tengo un cuadro de ella justo en mi cuarto, es un lobo realista, detrás tiene una luna y en ves de un cielo nocturno estrellado tiene una galaxia en todos violetas. Cuando vi el cuadro me enamoré de el, me daba un poco de tranquilidad observarlo, me sentía conectada a algo, pero sigo sin saber al qué.

Llegando a mi trabajo siento que me observan, volteo a todos lados pero no veo a nadie así que sigo mi camino con esa sensación. Hoy fue un poco complicado mi trabajo, vi morir a tres niños, hicimos todo lo que pudimos pero no fue suficiente, está es la parte dura de este trabajo, tener que ver morir a un paciente y decirle a la familia que su familiar o persona que aman ha muerto, después de hacerlo irte a encerrar a una sala de descanso a llorar, por lo menos eso es lo que yo estoy haciendo, necesito desahogarme o esto puede superarme.

Después de eso mi día siguió normal hasta que fui a ver a Alex y Alice, llegué al lugar y apenas mientras bajaba de mi auto ya tenía a Alice abrazada a mi pierna saludando me y a una Alex risueña mirando como Alice daba saltitos al soltarme.

-Esa si que es una forma muy feliz de saludarme- lo dije mientras me agachaba y Alice me abrazaba un momento -Hola Alex - lo dije acercándome y dándole un beso en la mejilla, al parecer eso la sorprendió pero sonrío más grande.

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora