POV ELIZABETH
Unos besos en el rostro me despertaron del sueño tan profundo que tenía, pero todavía no quería abrir los ojos por el cansancio de trabajar tantas horas seguidas en el hospital. Sentía los besos en mis mejillas, después en mi frente o mi nariz me generaron algunas cosquillas hasta que sentí un beso en mi cuello que me puso la piel de gallina.
-Sé que estás despierta. - los besos en mi cuello no se detuvieron y me hacían soltar pequeños jadeos. - Creo que tendré que recoger a Alice sola. - sentí a Alex apartarse pero rápidamente abrí mis ojos y la tomé del cuello de su sudadera.
- Ni sé te ocurra. - soltó una risita que me pareció lo más de adorable. La atraje a mis labios para besarla como tanto quería, fue beso lento, su aroma estaba por todos lados y sus manos me daban caricias en la cintura. Ella estaba encima de mi con una de sus piernas entre medias de las mías sin querer apartarse ni un segundo. Cuando empezó a faltarnos el aire sus besos volvieron a descender por mi cuello y ahora no eran inocentes, lamía y mordía a su antojo lo cual me tenía aguantando pequeños gemidos. - Tenemos que ir por Alice. - me quería separar pero soy débil ante ella.
- Lo sé. - los besos pararon pero su rostro seguía escondido en mi cuello. - Pero hueles tan bien. - lo dijo con un gemido de frustración y yo solté una risita que la hizo levantar su cabeza y verme a los ojos, al ver sus ojos rojos me hizo tragar grueso y que mi excitación se elevara.
- Debes dejar de mirarme así. - me mordí el labio con un poco de nervios y expectativa. Ella solo me dio una sonrisa de suficiencia junto a una ceja alzada.
- Mí Luna. - su voz de mando hizo que mi cuerpo vibrara, cuando quería decir algo su rostro se transformó en uno de sorpresa. - Tus ojos acaban de brillar en verde. - sus ojos volvieron a la normalidad y yo la miré sorprendida.
- ¿Qué? - me puse de pie rápidamente y fui al baño de la habitación de Alex, no veía nada extraño en ellos. - ¿Estas segura? - Alex llegó detrás de mí con una cara pensativa.
- Lo estoy. - me pasé las manos por el rostro, me sentía frustrada y confundida. - Ven aquí. - fui directo a sus brazos para sentir consuelo y funcionó.
- ¿Qué soy? - la escuché suspirar y después tomar mi rostro en sus manos.
- Eres Elizabeth, eso jamás va a cambiar. - me dio un beso en mi frente. - Encontraremos la respuesta, pero por ahora vamos por la lobita. - asentí con una ligera sonrisa y nos fuimos a por Alice.
Estábamos en la entrada de la escuela de Alice esperando a que la pequeña saliera, me recosté en el cuerpo de Alex mientras ella me abrazaba. Nos separamos cuando vimos a Alice salir de la mano de su profesora, venía dando pequeños saltitos mientras hablaba con otro niños alrededor, era lo más adorable que había visto y de la emoción golpeé suavemente a Alex mientras la señalaba, ella solo reía por mi entusiasmo. Alice nos encontró entre la multitud de padres esperando por sus hijos, levantaba su manito con alegría, nos señaló con la maestra y cuando pudo salió corriendo a nuestro encuentro.
-Hola Cariño, ¿Cómo fue tu primer día? - la alcé en mis brazos mientras Alex y yo le dábamos besos como saludo en sus mejillas generando su risa.
- ¡Fue genial! - empezamos a caminar al auto de Alex mientras la pequeña nos hablaba de su día. - Al principio estaba nerviosa pero una niña vino corriendo y me dio un abrazo, era Lea. - nos reímos de los gestos que hacía con las manos por la emoción. - Lea estuvo conmigo todo el día y conocí otros niños. - nos miramos con Alex un momento con una sonrisa.
- Me alegro de escucharlo cariño. - seguimos hablando sobre nuestro día hasta llegar a casa de Alex.
Minutos después de hablar sobre su día llegamos a la entrada de la casa, nos encontramos algo confundidas cuando abrimos la puerta de casa y ahí estaban Megan con Sebastián. Ambos lucían un poco preocupados y tensos.
-Ve a cambiarte de ropa cariño. - Alice asintió y se fue a su habitación después de saludar a los chicos. - ¿Qué sucede?. - Sebastián se miraba tenso y Megan no era capaz de verme a los ojos.
- ¿La encontraron? - ambos hicieron una mueca a las palabras de Alex.
- No la encontramos por ningún lado, no estaba en el hospital ni en su casa y según lo que varios dijeron lleva sin ir un par de días. - Sebastián fue el que dio la información y yo estaba confundida.
- ¿A quien buscan? - fui a la cocina a servirme algo de beber pero casi me atraganto con la respuesta.
- A tú madre. - Alex soltó un suspiro. - Te lo iba a comentar cuando llegáramos, necesitamos hablar con ella pero justamente nadie la encuentra. - me quedé un poco sorprendida por la noticia pero no demasiado.
-Ella suele irse a veces. - los tres pares de ojos me miraban atentos. - No es algo nuevo, jamás te lo dije porqué hace mucho que no me importaba demasiado, siempre manda su ubicación después de unos días, siempre vuelve. - ahora la que está tensa soy yo. - ¿Porqué la necesitan? - todos parecían estar pensando.
- Ella podría tener respuestas sobre ti. - Alex se volvió a acercar lentamente después de lo dicho por Megan.
- Ella sabe sobre el sector del hospital, ella sabe sobre nuestro mundo, pero nadie entiende porqué. - fruncí el señor y me alejé de Alex un poco.
- Eso es ridículo, pensé que simplemente la había engañado o hechizado sobre no saber del sector del hospital. - recordé como jamás la vi cerca, pero entonces algo en mi cabeza hizo click. - Ricardo. - mierda, esto es malo.
- ¿Qué pasa con él? - ahora Alex si se veía preocupada.
- Antes de que Nicolás me rescatara de Ricardo, lo vi dos veces creo en el hospital. Lo vi de lejos, jamás con mi madre, caminaba por los pasillos, jamás notó que lo miraba. - un dolor de cabeza se aproximaba, Alex me envolvió en sus brazos y su aroma logró calmarme.
- Tal vez trabajan juntos. - Eso no me gustó para nada.
- No seria capaz. - me salí de los brazos de Alex para encarar a Megan.
-Solo piénsalo, todo es muy sospechoso. - negué con la cabeza y ella frunció el ceño.
- No sería capaz de hacerme daño. - apreté los puños.
- Ya lo hizo, no físicamente pero te hace daño. - se puso de pie algo frustrada. - ¿Qué la detiene de hacerlo físicamente? No le importas desde hace años. - estaba muy molesta a este punto y me acerqué a ella apuntando la con mi dedo.
- Es mi madre, no sería capaz de hacerlo. - ella me dio una sonrisa sarcástica y eso elevó mi enojo, dejándome llevar por la empujé tan fuerte que la hizo retroceder varios metros.
- Basta. - Alex se puso en medio evitando que abrazara. - Relájate Elizabeth, esto no resolverá nada. - puso sus manos en mis mejillas haciendo que la mirara a los ojos, me relajé al momento, me dio una sonrisa y un beso en la frente.
- Ya estoy lista, ¿Todo bien? - Alice se acercaba tímidamente a nosotros, le di una sonrisa y abrí mis brazos. Ella vino corriendo en mi dirección y se colgó como un koala.
- Todo bien lobita. - Alex le dio un beso en la cabeza y yo me dediqué a oler su aroma, me tranquilizaba como Alex. - Sigan buscando, algo tenemos que encontrar para saber qué traman . - Sebastián asintió y Megan se arregló la chaqueta con molestia mientras afirmaba, Sebastián se acercó a Alice a darle una sonrisa y le acariciaba el cabello, ambos salieron de casa después de eso.
Estuvimos un rato ayudando a Alice con su tarea, arreglamos las cosas para mañana la escuela y después nos pusimos las tres a pintar, a mis chicas se les daba excelente y yo era un desastre, ambas se reían pero no me molestaba, estaba amando este momento.
-¿Qué tal si vamos al lago? - Alice asintió emocionada. - Entonces ve a cambiarte lobita, ponte también tu traje de baño. - Alice no lo pensó dos veces y se fue corriendo.
Alex se puso de pie y cuando yo la iba a seguir me quedé como tota observando a Alex mientras se quitaba la camisa llena de pintura y se quedaba en un top deportivo. Joder, ¿Hace calor aquí o solo soy yo? Veía sus músculos flexionar se mientras se movía y me parecía lo más hipnótico que he visto en la vida, creo que solo soy yo la que tiene calor.
-¿Todo bien? - me dio una sonrisa descarada y yo solo sentía como mis mejillas enrojecían.
-Si, todo bien. - aclaré mi garganta y me puse de pie, pero me vi acorralada contra una de las paredes.
- No lo parece, estás un poco roja. - ella estaba jugando conmigo, y yo solo podía concentrarme en que tenía casi todo su cuerpo pegado al mío.
- No sé de qué me hablas. - jamás voy a admitirlo, así que jugaré mi carta de hacerme la tonta.
-Yo creo que sí. - sus ojos se volvieron un poco rojos por unos segundos, lo cual puso mi piel de gallina.
Yo también puedo jugar, ignorando mis nervios pasé mis manos por su abdomen un poco marcado haciendo que temblará ligeramente aunque lo intentó ocultar. Subí mis manos entre medias de sus senos sin llegar a tocarlos hasta su cuello, en este punto sus ojos solo brillaban en rojo con sus tonalidades en negro y dorado. Deje mis manos en su cuello acariciando su cabello, me acerqué lo suficiente a su rostro sin llegar a besarla. Una de sus manos descansaba en la pared y la otra me tenía sujeta de la cintura.
-Tenemos que cambiarnos. - le di un beso en la mejilla y escapé de sus brazos dirigiéndome a su habitación. Solté una risa cuando llegué ahí, ¿Ella quiere jugar? Veremos quién gana.
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Sangre
FantasyVivir no es algo que nosotros escogemos, simplemente sucede. Depende de nosotros el que haremos, el como lo afrontaremos pero no es algo sencillo. Los humanos no son fáciles, cada persona es un mundo por explorar, emociones diferentes que están en...