Mi día de estudios había terminado, iba de camino a la librería, había olvidado por completo eso, e iba tarde. Cada vez que recordaba lo sucedido esta mañana se me dibujaba una estúpida sonrisa en el rostro. Comenzaba a preocuparme, eso no era muy normal de mí. El camino se me hizo eterno, tenía hambre.
Siempre tienes hambre.
Lo sé, pero tenía más de lo normal. No había almorzado nada, ya que se me había hecho tarde. Al llegar a la biblioteca pude percibir la presencia de la chica amargada que trabajaba allí, estaba de brazos cruzados en el mostrador, mirando hacia un punto fijo. Esta vez pude describirla mejor, ya la había visto antes, ella era la chica de cabello corto que siempre estaba con Jade. Esta vez pude notar que no tenía el cabello negro, sino castaño. Se veía más simpática en la universidad que aquí. Era guapa, sí, pero no tanto como yo.
¿Y a ti qué te importa que sea más guapa que tú?, ¿no estarás celosa?
¡No! ¡Claro que no!, era solo que...
No importa.
Pasé por su lado sin saludar, ella no me agradaba en lo absoluto.
-Llegas tarde -habló a mi espalda.
Puse los ojos en blanco, de solo escuchar su voz me daba jaqueca.
-Lo sé -giré sobre mi eje para encararla, fingí una sonrisa.
Nos miramos desafiantes ambas, me crucé de brazos y alcé un poco el mentón. Si me preguntan por qué hice eso, fue porque ví un tik tok que decía que esa era una forma de intimidar a las personas y si hay alguien que cree todo lo que sale en esa aplicación era yo. Ella suavizó un poco el gesto, formándose una sonrisa en su rostro, no comprendí por qué hasta que sentí una mirada clavada en mí, no necesité voltear para saber quién era.
-¡Jade! -exclamó la chica, la cual aún no sabía su nombre.
No pude evitar poner los ojos en blanco cuando ella se le enganchó del brazo, sentí un sabor amargo en la boca y una molestia enorme. ¿Por qué me sentía así? Me di la vuelta irritada, eso no era normal de mí. Mi mejor opción fue alejarme de ellos, guardé mis cosas en el pequeño cuarto y esperé sentada en una de las sillas que habían para leerle los cuentos a los pequeños demonios. Cuando Jade regresó me miró confundido debido a mi mala cara.
Comenzó la lectura y yo no presté atención a una sola palabra de lo que dijo, no mente solo repetía una y otra vez la estúpida cara de la chica esa de cabello corto, Dios, la estaba empezando a odiar tanto...
Cariño, somos dos, pero calma, tú no eres así.
Sin darme cuenta pasaron las dos horas que se suponían que tenía que trabajar, no hice nada y eso me estaba desmotivando un poco, creo de debía buscar otro trabajo. Fui a buscar mis cosas para salir de allí pero para mi mala suerte entró Jade y me detuvo cuando intenté hacerlo.
-¿Estás bien?
-No es tu problema -espeté-. Aparta, quiero irme.
Intenté pasar por su lado pero me lo impidió poniendo un brazo a un costado de mí.
-No me dejaste hablar contigo esta mañana -recordó, enarcándo una ceja.
-¿Y qué te hace pensar que te dejaré ahora? -me crucé de brazos-. Déjame salir, permiso.
-No.
Lo miré con los ojos entrecerrados, enfurruñada.
-Aparta.
-No.
Le di un ligero empujón, pero no se movió un un centímetro, al contrario, se acercó más. Mi estómago se estremeció por la cercanía.
ESTÁS LEYENDO
¿Odiarnos? [EDITANDO]
Teen FictionElla odia a la gente, él ama ser el centro de atención. Ella ama el silencio, él adora las fiestas. A ella le encanta leer, a él le encanta el arte. Ella adora comer y a él le encanta ejercitarse. Dos personas completamente distintas que solo tiene...