Dos semanas.
Dos largas semanas que habían sido una completa tortura. Estaría demás decir lo que sucedió después de mi borrachera, ¿no?
Para hacerles un resumen, había sido horrible.
La resaca que tenía cuando amanecí fue terrible, lo peor fue que tuve que ir así a la universidad. Agradecí que Marian no preguntó nada, porque no tenía ánimos de hablar. Tampoco recordaba por completo lo que había sucedido esa noche.
Por otra parte, había decidido alejarme de Jade, cosa que había sido un poco complicada. Los primeros tres días había pasado por mí a mi facultad, fue difícil ignorarlo esos días, en especial porque pasaba en frente de él y tenía que fingir no verlo, por suerte estaba Sack, me ayudó mucho.
El hecho de que viniera al departamento tampoco ayudaba mucho, tenía que quedarme en mi habitación como si estuviera escondida.
Lo estabas.
Sí, pero diciéndolo así suena muy mal.
Ya al sexto día se cansó de ser ignorado y decidió enviar un mensaje. Que ignoré, claro está. A ese le siguieron llamadas y más mensajes. Lo peor fue una noche, acababa de llegar de la casa de Sack y estaba él, en la cocina, sin rastro de otra persona a su alrededor. Sentí como mi corazón dio un brinco.
-Oye, tú...
Lo dejé con las palabras en la boca, salí casi que corriendo a mi habitación. Después de ese día dejó de insistir, pensé que ya se había cansado de mí, tal y como había dicho Nia. A esos dos los vi juntos esa semana y, aunque odiara admitirlo, me jodió.
Y mis sospechas de que ellos estaban en algo fueron confirmadas. Tenía que lidiar con los celos, la rabia y la universidad. La siguiente semana me sorprendí cuando encontré un mensaje de él en la bandeja de entrada, quería contestarle, en serio quería, pero había algo que me lo impedía.
Así pasó el resto de la semana. Por supuesto, no tenía el mejor ánimo y Marian y Nick lo habían notado, por más que intentaron animarme no lo lograron.
Volviendo al presente, estaba sola, Marian había ido a casa de Alex a pasar el día, así que estaba hundida en mi miseria, mirando una telenovela mexicana -porque sí, eran de mis favoritas- mientras comía mis galletas de chocolate favoritas.
En ese momento llegó un mensaje, no tuve que mirar el teléfono para saber de quién se trataba. Tenía más de veinte mensajes y diez llamadas perdidas, todas de la misma persona «Jade». También era porque no había contestado en ninguno en toda la semana. Y seguía enviando mensajes, ¿es que no se cansaba que lo rechazaran? ¿no entendía que no quería saber nada de él?
Sí, claro.
Shhh, silencio conciencia.
Necesitaba a alguien para desahogarme y contarle todo lo que estaba sintiendo en ese momento, era un completo remolino de emociones que no lograba controlar y eso me frustraba.
Por si fuera poco, estaba lloviendo.
Fui a la cocina a prepararme un chocolate caliente, eso ayudaba a relajarme, pero me arrepentí al instante porque me hizo recordar a Jade. Se me quitaron las ganas de la nada y decidí volver al sofá, pero esa vez molesta y con una ligera sensación de tristeza. ¿Por qué no podía simplemente olvidarme de él?
Si podías, solo que no querías.
La pantalla de mi móvil se iluminó con el número de ya saben quién, estaba llamando, otra vez, ¡¿por qué no me dejaba en paz?! Yo solo necesitaba eso.
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¿Odiarnos? [EDITANDO]
Teen FictionElla odia a la gente, él ama ser el centro de atención. Ella ama el silencio, él adora las fiestas. A ella le encanta leer, a él le encanta el arte. Ella adora comer y a él le encanta ejercitarse. Dos personas completamente distintas que solo tiene...