Capitulo 19

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Habían pasado ya dos semanas desde que dormí en el piso de Jade y eso me había costado muchas bromas de parte de Nick. El muy pesado no paraba de recordarme eso, tampoco es que me molestara mucho, la verdad, pero algunas veces se ponía muy molesto.

Por otra parte, Marian ya había regresado hace una semana. Por suerte, Jeff estaba mejor, de hecho, ya estaba de nuevo en la calle como cualquier joven de quince años. Esa semana había estado jugando en un equipo de fútbol de ancianos —en el que él juega— nunca podía quedarse quieto.

Los días restantes que Marian no había estado Jade venía a visitarme, estuvo al pendiente de mí toda esa semana. Solíamos ver películas o cualquier serie que pasarán en la tele y, cuando nos aburrimos de estar pegados en frente de la pantalla, hablábamos, hablábamos mucho. Me di cuenta de que Jade no era tan desagradable como creí.

Aunque... eso ya lo sabía desde antes.

Descubrí que le gustaban las artes marciales, incluso, estaba en clases, por eso no comía tanta comida chatarra, lo cual me pareció una absurdo porque, si comes mucho, la mejor solución es hacer más ejercicios y quemar más calorías, ¿no?

En fin, lo cierto del caso es que no sabía cómo hacía para que el tiempo le rindiera tanto, yo tan solo iba a la universidad y después de eso, solo me quedaba tiempo para leer un libro. Definitivamente tenía que preguntarle cuál era su truco. También había prometido enseñarme algunos truquillos de defensa personal.

Toda esa semana, cuando ya casi eran las cuatro de la tarde me encontraba mirando por la ventana cuando Jade se acercaba a mi edificio. Me gustaba pasar tiempo con él y el tiempo que no estaba se me hacía muy aburrido, era como si todo mi buen humor se lo llevara él. Había pasado tiempo con Nick también, cuando Jade no estaba era Nick quien me hacía compañía, habíamos creado un vínculo extraño, también era porque en él confiaba mi más íntimo secreto.

Reincorporarme a la universidad fue bastante sencillo, Sack, el chico que conocí en el restaurant el otro día me ayudó. Resultó ser bastante simpático, era de ese tipo de personas que siempre tiene alguna anécdota para hacerte reír y el pasar las horas de estudio con él era muy entretenido.

Por cierto, volviendo al tema con Jade, me buscaba a mi facultad, los primeros días fueron extraños, pero después me fui acostumbrando.

Volviendo a la realidad, me encontraba en mi habitación sentada en el pequeño escritorio hablando con Nick, que me estaba convenciendo de ir a no sé dónde. Ya llevaba casi una hora insistiendo. No sabía quién era más molesto, si él o Marian.

—No es para tanto, solo serán unas horas, te vas a divertir —repitió él—. No entiendo porqué tanto rechazo a una simple fiesta.

Puse los ojos en blanco.

—¿Sabes lo difícil que es salir un fin de semana por la noche? Tener que dejar mi cama, mi casa, mi tranquilidad... —solté un suspiro dramático, dando vueltas en la silla giratoria—. Sí... no creo que haya otra razón que me haga cambiar de opinión.

Él pareció pensar en algo, porque esbozó una sonrisa maliciosa.

—Yo creo que sí...

Lo miré con los ojos entrecerrados.

—¿Qué tramas?

Pareció pensar un momento sus palabras antes de hablar.

—Puede que... cierto señorito vaya a la fiesta —detuve por completo la silla, centrando toda mi atención en Nick—. Bueno, a fin de cuentas, es su fiesta...

—¿A quién... te refieres? —pregunté aún sabiendo la respuesta.

—Lo sabes perfectamente, Josefina —amplió su sonrisa.

¿Odiarnos? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora