Capitulo 23

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Holaaa, ¿hay alguien por aquí 👀?
¿Alguien me extrañó?

Sé que es muy pronto, pero no puedo evitar celebrarlo...
¡¡Mi bloqueo ha terminado!!

De verdad, intenté escribir algo en ocasiones anteriores, pero nada venía a mi mente. Perdón por eso; sin embargo, aquí está el capítulo que todos han estado esperando desde... el año pasado.
Los dejo para que puedan leer. Por cierto, ya estoy trabajando en el siguiente capítulo, así que, está vez, sí estarán leyendo la siguiente parte muy pronto.

Los dejo para que disfruten de su lectura. No olviden votar.

***

Corrí a mi habitación en busca de algo de ropa. Tenía que haber algo, siempre dejaba algo reservado para momentos como esos; sin embargo, busqué en mi armario —lo que fue fácil porque realmente estaba vacío— y no encontré nada.

Extrañaba estar en casa, mamá siempre lavaba mi ropa.

Me dejé caer en mi cama de espaldas, pensando en qué haría. Ya "mi plan Z" estaba descartado. Había utilizado hasta el último trapo que tenía, no sabía qué hacer y estaba entrando en pánico, pero luego recordé a mi proveedora de ropa en situaciones de emergencia.

Es decir, Marian.

Sin pensar en otra cosa, corrí hasta su habitación y abrí la puerta de un tirón, quedando inmóvil ante la escena que tenía en frente.

Ella y Alex estaban... ugh.

Para mí desgracia, mis pies no querían moverse. Mi mente les gritaba: "¡LARGO, CAMINEN!", pero no obedecían.

Lo único que lograba hacer era mirar a Marian, luego a Alex, el techo y las sábanas que mi mejor amiga utilizaba para cubrirse; todo se repetía en ese orden.

No era la única que hacía eso, los otros dos presentes también lo hacían, igual de sorprendidos —pero por parte de ellos, la vergüenza los acompañaba— que yo.

—No... puede... ser —fueron las palabras que lograron salir de mi boca—. Qué asco. QUÉ ASCO. ¡QUÉ ASCO!

—¡ARYA, SAL DE AQUÍ! —gritó mi mejor amiga.

—¡Es que no puedo! —chillé.

—¡FUERA! —ordenó ella, tenía la cara completamente roja.

Alex igual de avergonzado como ella se cubrió de pies a cabeza con una sábana.

—¡¿No ves que estoy traumada?! —puse mis manos en mis ojos en un intento de no mirar. Fue peor—. ¡No puede ser, es como si regresara en el tiempo! ¡TODO ESTÁ GRABADO EN MI RETINA!

—¡Ya no seas dramática!

—¡Voy a tener pesadillas con esto!

—¡Arya, ¿puedes salir de mi habitación?! —pidió ella. Comenzó a sonar irritada.

—Es casi igual de traumático que la vez que vi a mis padres en lo mismo.

No, no debí recordar eso.

—Qué asco, siento que voy a vomitar.

—No, no lo harás —dijo Marian, horrorizada.

—¡¿No entiendes lo horrible que es esto?! —sin duda alguna, la víctima era yo—. Es como si mi hubiese visto a mi hermana.

—Oye, quien debería estar molesta sería yo —exclamó ella—. Y si llegas a vomitar mi habitación lo limpiarás tú.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas.

¿Odiarnos? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora