Cuando Lexa le dijo a Anya que ya era el momento de declararse a Raven nunca pensó que su amiga se lo tomase tan al pie de la letra.
No había pasado una semana cuando Anya se presentó en su casa, gritando de la emoción y diciéndole que Raven le había dicho que sí.
Le había comprado un fabuloso anillo de pedida prácticamente al día siguiente de la conversación con su amiga y lo había llevado en su bolsillo a cada instante, buscando el momento para proponerse a su novia.
La paciencia nunca había sido una virtud para ella, así que un día que estaban las dos en su local, bailando al son de la música, con las caderas moviéndose al mismo compás y mirándose a los ojos como unas absolutas y tonta enamoradas, Anya ya no pudo más y se separó ligeramente de ella ante la confusa mirada de la otra, se arrodilló y allí mismo le pidió que se casara con ella.
Raven se llevó las manos a la boca, sorprendida, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de emoción.
Ni siquiera respondió, no tenía palabras. Lo que hizo en su lugar fue lanzarse a los brazos de Anya y besarla como si su boca fuera lo único que le proporcionaba oxígeno para vivir.
- ¿Eso es un sí? –dijo Anya entre sus labios, con una enorme sonrisa.
- ¡Claro que sí! –respondió Raven totalmente emocionada.
Anya pegó un pequeño grito de felicidad y volvió a besar a su actual prometida.
Lexa no podía ser más feliz cuando su amiga se lo contó, tanto que la abrazó tan fuerte que hasta Anya se sorprendió por la efusividad.
-Me alegro un montón –le dijo en el oído a Anya mientras la abrazaba.
Cuando se separaron se miraron a los ojos como cuando dos niños pequeños reciben el mejor de los regalos de navidad.
Y es que era asi, que Anya, su amiga, su hermana, tomase la decisión de querer pasar toda su vida con la persona que amaba era un regalo para todos. Porque eso significaba que el amor había sobrevivido, que la felicidad plena era posible.
Que había un final feliz.
-Vas a ser mi madrina ¿no? –preguntó Anya sin ni siquiera haberlo pensado antes, no lo necesitaba.
- ¿Yo? –dijo Lexa abriendo los ojos como platos, totalmente sorprendida.
-Claro, ¿Quién más iba a ser sino? –soltó Anya riéndose ligeramente- Siempre hemos estado juntas, en los buenos y malos momentos y este va a ser un gran momento que quiero vivir también a tu lado –le explicó.
Los ojos de Lexa comenzaron a mojarse ligeramente mientras se mordía el labio intentando contener esas lágrimas que amenazaban con salir.
-Claro que seré tu madrina, idiota –le respondió volviendo a abrazarla, procurando que no se notase que había estado a punto de llorar.
Pero cuando se separó Anya la miró cambiando su expresión a preocupada y seria, cosa que hizo que Lexa frunciese el ceño levemente.
- ¿Qué pasa? –indagó confundida.
-Es que... -comenzó a decir Anya, después suspiró con fuerza y se pasó la mano por el pelo pensando en cómo decirlo- Clarke será la madrina de Raven –soltó después de unos segundos.
Lexa se quedó sorprendida por un instante, después sacudió la cabeza regresando a la realidad y le sonrió con suavidad.
-Era evidente que la iba a elegir –murmuró.
- ¿Crees que habrá algún problema? Tendréis que coincidir en algunas situaciones –preguntó preocupada.
Lexa sonrió de manera tranquilizadora.
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Si, mi Comandante (Clexa)
FanfictionClarke no deja de chocar inexplicablemente contra una hermonsa morena que hace que su mundo se vuelva del reves una y otra vez. A proposito y no tan a proposito. -Clexa - AU (Universo Alternativo) [Dom/sub]