Si, mi Comandante (Clexa)

Capítulo 5: Acción

Capítulo 5: Acción

- ¿Dónde vives? -preguntó de repente Lexa a Clarke cuando salieron del bar.

-Vamos a coger un taxi -le respondió Clarke mientras aun sentía como le temblaban las piernas de la emoción.

Lexa simplemente gruñó a modo de respuesta y alzó una mano parando un taxi inmediatamente, entraron en él y a Clarke solo le dio tiempo a murmurar su dirección antes de sentir como las manos de Lexa se colaban entre sus muslos y sus labios se aferraban a su cuello chupando con fuerza, seguramente volviendo a marcarla.

- ¿Me quieres marcar como tuya? -dijo Clarke como pudo intentando controlar los gemidos que se le escapaban.

-Es que eres mía, Princesita -gruñó Lexa mientras que su mano llegaba por fin hasta su entrepierna sintiendo lo mojada que estaba.

Clarke no sabía cómo sentirse, si totalmente excitada por la situación o ligeramente avergonzada por hacer esas cosas delante del taxista, pero toda su duda se vio disipada cuando Lexa comenzó a acariciar su clítoris por debajo de la ropa interior.

-Siempre tan mojada para mí -murmuró Lexa en su oído claramente excitada.

-Me vas a acabar matando -dijo Clarke mientras se sentía en una nube de excitación donde lo único que notaba era su clítoris palpitante acariciado y los labios de la morena aferrados a su cuello mordiendo y besando toda la piel visible que encontraba.

-Quizás es eso lo que pretendo -bromeó Lexa mordiendo y tirando del lóbulo de la oreja de la otra haciéndola gemir.

Si, definitivamente quería matarla, pensó Clarke mientras sentía como los dedos de Lexa se deslizaban por su clítoris hasta su entrada, dispuesta a penetrarla allí mismo.

-Señoritas -dijo el conductor ligeramente incomodo- Hemos llegado -murmuró.

A Clarke no le dio tiempo a hacer nada, Lexa en un segundo lanzó unos billetes a aquel hombre murmurando algo así como que se quedara con la vuelta y la arrastró de nuevo fuera del taxi. Estaba tremendamente ansiosa, como ella.

No tardaron ni 2 minutos en llegar a la puerta de su casa y en todo el trayecto hasta el portal, el ascensor y el rellano, Lexa no podía quitar sus manos de encima de Clarke, era como si necesitase sentirla a cada momento y ciertamente Clarke no se quejaba en absoluto.

Entraron a trompicones y automáticamente Lexa la cogió de la cintura y la empujó contra la puerta cerrada mientras atrapaba sus labios con desesperación.

Clarke llevó sus manos al cuello de la otra, intentando intensificar aquel beso que la estaba volviendo loca por momentos, pero al parecer Lexa tenía otras intenciones porque agarró sus muñecas con fuerza, pero sin hacerle daño, y las colocó sobre su cabeza, inmovilizándoselas.

- ¿Te he dicho que puedes tocarme? -gruñó mordiendo el labio de la otra para después mirarla a los ojos.

Clarke la miró mientras intentaba regular su respiración desbocada, pero no sirvió de mucho, porque el ver esas pupilas totalmente dilatadas de la excitación, la estaban volviendo loca.

-No, mi Comandante -dijo Clarke sabiendo lo que le gustaba que la llamara así.

Lexa gruñó a modo de respuesta perdiendo el poco control que tenía.

-Te quiero en la habitación ahora mismo -exigió.

-Como mandes, Comandante.

Lexa liberó sus manos apartándose de su camino dejando que la otra caminase indicando el camino. La morena durante el poco trayecto no apartó sus ojos de ese culo que se contoneaba, más de lo necesario, solo para su deleite.