Capítulo 18: Problemas

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Capítulo 18: Problemas

Lexa: En una hora estoy allí y más te vale estar desnuda y abierta de piernas para mí.

Clarke no pude evitar sonreír ante ese mensaje y comenzar a sentir como su cuerpo ya se excitaba solo imaginando lo que Lexa haría con ella.

Había conseguido dormir unas pocas horas esa noche, cansada después del arduo trabajo de terminar los ejercicios que entregó ese mismo día, pero después de esas pocas horas, su cuerpo se había revelado contra su subconsciente y se encontró, a altas horas de la madrugada, con los ojos completamente abiertos mirando al techo sin ninguna intención de volver a dormir.

Su mente, sin poder evitarlo comenzó a derivar hasta cierta morena que la tenía completamente encantada con sus ojos verdes penetrantes.

Recordó el momento en el que la encontró con un ataque de pánico en medio de la universidad y automáticamente una gran preocupación si instaló en su interior. No había querido presionarla en ese momento para saber lo que le pasaba, pero era consciente que debía de ser muy importante como para que a Lexa le diese un ataque como aquel. Aun recordaba la mirada de pánico absoluta en sus ojos y sintió como su corazón se encogía de preocupación una vez más.

Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos y se centró solo en los recuerdos agradables, concretamente a ellas en la cama, follando como locas.

Una sonrisa se instaló en su rostro a la vez que una humedad entre las piernas y automáticamente miró la hora para después coger su teléfono mientras frotaba sus muslos juntos, intentando aplacar un poco su excitación.

No dudó ni un segundo en mandar aquel mensaje, por lo menos no tenía nada que perder y mucho que ganar si Lexa accedía a ir a su casa. Por suerte había sido fácil convencerla y aun con una sonrisa en su rostro, releyó aquel último mensaje de la morena una vez más.

Clarke: Como ordenes, mi Comandante.

Respondió sin dudarlo, sintiendo como su cuerpo se erizaba al escribir aquel apodo que sabía que a Lexa la volvía loca y para que mentir, a ella también.

Sin esperar un segundo más, saltó de la cama notando su cuerpo vibrando de la emoción y se encaminó hacia la ducha. Necesitaba despejar un poco su mente antes de encontrarse con el torbellino ardiente de Lexa en su cama.

La sonrisa no se borró de su rostro mientras sintió como el agua caliente caía sobre su cabeza. Cerró los ojos mientras se imaginaba, sin poder evitarlo, a Lexa. Esa mujer no conseguía salir de su cabeza, de hecho, desde que se encontró con ella la primera vez, se instaló en su cabeza sin permiso alguno y de ahí no se había movido, todo lo contrario, no había dejado de crecer y de crecer sin ningún tipo de control.

Aun no sabía si aquello podía definirse como amor, sinceramente nunca había sentido algo así, ni siquiera cuando había empezado con Finn y todo era bonito y emocionante.

Esto era completamente diferente. Algo más pleno, algo que la llenaba por completo, tanto física como sentimentalmente y no podía estar más agradecida porque Lexa al final aceptase intentarlo.

La sonrisa siguió en su rostro cuando salió de la ducha, refrescada y limpia para volver a ensuciarse en cuanto llegase la otra. Caminó solo con su toalla tapando su cuerpo de regreso a la habitación, pero cuando entró, su sonrisa desapareció por completo.

Raven se encontraba parada en medio de la habitación, aun con sus pantalones cortos y camiseta para dormir y con una expresión de shock absoluto mientras sostenía su teléfono en la mano.

Si, mi Comandante (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora