Capítulo 8: Princesa

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Clarke se quedó paralizada, con la música retumbando en sus oídos y con la mirada fija en esos ojos verdes que tanto dolor le habían producido.

Lexa dejó de bailar y la miró con intensidad, pero sin la sorpresa que reflejaban los ojos de la rubia, como si la hubiese estado esperando.

Los cuerpos a su alrededor seguían moviéndose al ritmo de la música, ajenos a todo lo que estaba ocurriendo en ese instante, a todo lo que pasaba por sus cabezas, sus pensamientos, sentimientos y recuerdos. Mientras que ellas seguían mirándose como si no pudieran ni siquiera parpadear.

Los sentimientos dentro de Clarke chocaban en cada instante, entre la sorpresa, el dolor, la rabia, los recuerdos bonitos, la excitación y todo dentro de esa pequeña rubia que creía que todo aquello había quedado atrás, que podía seguir con su vida como si no hubiese pasado nada o por lo menos como si ya no le afectase en absoluto.

Que equivocada estaba.

Pero de repente todo fue sustituido por el dolor y la rabia y unos pensamientos comenzaron a inundar su mente.

¿Cómo se atrevía a volver otra vez a su vida?

¿Cómo tenía el descaro de aparecer justo en aquel momento?

¿Con qué derecho?

¿Quién se creía que era?

La mirada de sorpresa pasó a fulminarla con ella provocando que Lexa alzase una ceja, retándola.

Y aquello fue suficiente para Clarke.

Cogió impulso y se lanzó en dirección a ella para enfrentarla, pero rápidamente fue interceptada por Raven, que se interpuso en su camino, mientras pudo ver que al otro lado Anya había llegado al encuentro de Lexa y tiraba de ella alejándola de allí.

Lexa se dejó guiar con tranquilidad, pero no sin antes lanzarle una última mirada a Clarke, una mirada que no tenía ni idea de cómo interpretar la otra y eso solo hizo que se enfadase aún más.

Forcejeó con Raven para ir tras ella, pero fue incapaz de conseguir superarla, aunque lo intentó.

- ¡Ya vale! –le gritó Raven por encima de la música.

Fijó por fin la mirada en su amiga que tenía un gesto entre enfadado y preocupado.

-No vale la pena –continuó diciendo, con firmeza.

Clarke sacudió la cabeza. Tenía razón, aunque no lo podía evitar, era como si solo con la presencia de la otra todo su cuerpo, incluida su mente, se volviese incontrolable.

-Tienes razón –reconoció, aunque aquellas miles de preguntas seguían en su cabeza sin poder evitarlo.

En cuanto Raven notó que Clarke se relajaba soltó su agarre y la fue guiando en dirección de nuevo a la zona VIP.

-Volvamos, no dejemos que nos arruine la noche –le pidió.

Clarke negó con la cabeza.

-Ya lo ha hecho –reconoció- será mejor que me vaya –dijo sin más, sin darle la oportunidad a la otra de decir nada.

Llegó a donde estaban los demás y se disculpó con todos diciendo que estaba cansada y no se encontraba muy bien.

Niylah intentó acompañarla, pero ante el rostro descompuesto de su novia y la rotunda negativa, decidió no insistir y dejarle su espacio.

Clarke abandonó el local con aún el hormigueo de la rabia recorriendo su cuerpo.

A primera hora de la mañana, con ojeras de no haber dormido absolutamente nada y con el cansancio invadiendo su cuerpo, Clarke entró por las puertas de "El Arca" intentando olvidar todo lo que tuviese que ver con Lexa.

Si, mi Comandante (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora