Miré el reloj varias horas después. Bueno, mi turno de aquella larga y fingida jornada laboral, (perdóname Alan jefe supremo ahora y siempre amén) estaba a punto de terminar, así que podía escaparme a casa a cambiarme. Era viernes, no podía ni quería perderme la velada en el Aurora. Me lo merecía después de aquella horrible noche. Iba a ayudar a Phil, iba a escuchar buena música, iba a tomarme una copa, tal vez más de una copa y puede que hasta me emborrachara, iba a olvidarme de aquel horrible día y tal vez iba a poder dormir y recuperar el sueño perdido. Sí, era un plan bastante bueno, pensé mientras iba a fichar la salida, asegurándome de que no había nadie a quien saludar. Hailey eres una maldita insociable. me dije. Era consciente de ello. Lo cual ni siquiera era cierto. Sólo en esos días no me apetecía relacionarme con nadie ni con casi ninguno de mis compañeros. Si no hubiera podido ir a trabajar me habría escondido en mi cama, completamente sumergida bajo el edredón, comiendo sólo comida basura. Lo conseguí y me colé por la puerta de salida escabulléndome como un criminal. Rumbo a casa.
Llegué a la Aurora dos horas más tarde, había comido algo, me había duchado y, obviamente, me había cambiado. Nada demasiado llamativo pero tampoco cotidiano. Incluso llevaba tacones, casi un milagro. Me había maquillado y soltado el pelo. La impresión de que me había arreglado mejor que aquella mañana la confirmaron los ojos de Phil en cuanto me vio entre la clientela. De los altavoces del fondo salía música y más tarde actuaría algún grupo prometedor. Me preguntaba cómo podía seguir mirándome como si fuera la primera vez y hacerme sentir la más hermosa que había visto en su vida. Y veía mujeres en su club. A bastantes, y a menudo hermosas. Pero me estaba mirando a mí. No, no era como Thomas miraba a Hannah. No en lo más mínimo, no, Dios no lo quiera. No era amor y adoración como si yo fuera una especie de madonna pura e inmaculada. Era amor y deseo físico. Me miraba como un felino mira a su presa. Me habría dado cuenta de que me miraba aunque hubiera tenido los ojos vendados en el centro de Nueva York. Él también, como yo, había tenido sus aventuras efímeras, pero siempre habíamos vuelto el uno al otra. Había una especie de imán entre nosotros. Tenía paciencia Phil, tenía paciencia conmigo. Nunca pensé que alguien con su carácter la tuviera. Me acerqué al mostrador."- Oficial -" me saludó, fingiendo que apenas me conocía.
"- Sr. Hawkins -" le devolví el saludo.
"- ¿Puedo ofrecerle un trago, oficial?"
Maldita mirada sexy. Maldito tatuaje en su cuello sobresaliendo de su camisa blanca. Phil tenía, metafóricamente hablando, un gran LED parpadeante en la cabeza que decía sexo, al estilo de Las Vegas. Y se había vuelto aún más grande con la edad, si eso era posible.
"Si es un intento de soborno sabe que podría arrestarlo Sr. Hawkins."
"Oh sí oficial, lo es, espóseme .... a la cama."
La última parte la susurró a dos pasos de mi oreja, provocándome escalofríos con su cálida voz, mientras se inclinaba sobre la barra dándome un vaso de Dios sabe qué. Hacía unos cócteles fabulosos y nunca le pregunté qué eran.
"Como si fuera la primera vez", respondí, parpadeando sin voz, rozando sus dedos mientras cogía el vaso. Él comprendió leyendo mis labios y me devolvió la sonrisa burlona. Me señaló con un gesto de la cabeza el lado opuesto de la sala. Allí estaban, sentados en la mesa de siempre, más distante y discreta. Él tamborileaba nerviosamente los dedos de su mano izquierda mientras sujetaba la de ella con la derecha. Ella también sostenía su otra mano sobre la de él. Tenían un aspecto extraño, serio, sospechoso, si quieren pasarme el término laboral. Levanté el vaso de color hacia Phil. "- Te dejo trabajar, si necesitas llamame, volveré y te arrestaré más tarde. "
Por supuesto que nunca le hizo falta, era un profesional. Simplemente le gustaba tenerme detrás de la barra con él. Y dudo que fuera por mi habilidad con los cócteles. Le di la espalda y consciente de que me miraba el culo me dirigí hacia la extraña pareja.
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I'm Here (Spanisch Version)
Hayran KurguNo podía dejar a los personajes de Duskwood, o mejor dicho, ellos no me dejaron a mí. Estaba completamente embelesado con este juego. Este es mi "viaje" de fantasía algún tiempo después de aquella famosa última noche en la mina. La versión original...