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-Aunque ya lo supones, sí, soy una bruja, y necesito para permanecer joven consumir la juventud de las mujeres más hermosas y así seguir gobernando, la magia requiere un precio y ese es el precio que se me ha puesto, entiendo que te parece una atrocidad pero a aparte de tú, Finn y mi hermana Freya sois los únicos que me han visto así y necesito que guardes el secreto de la fuente de mi poder- me mira a los ojos- si te he mostrado esto es porque confío en ti-

-Así que con eso pudisteis curar mi herida esta tarde, si habéis confiado en mí para guardar tal secreto lo más sensato que haré será mantenerlo callado, no pienso fallar vuestra confianza, además de que os debo mi vida, hice un juramento que seguiré cumpliendo hasta el final sea cual sea- repito mi condición bajo su sorpresa- ¿puedo preguntar el porqué habéis decidido mostrarme lo que podéis hacer?-

-Algo en ti aguarda dormido esperando a ser despertado, a parte de porque hay algo en ti que transmite confianza, sé que tú no serías capaz de traicionarme, ¿verdad?- me ve a los ojos 

-Ni aunque me fuera la vida en traicionaros lo haría, preferiría morir- declaro firmemente y parece convencida- mi vida os pertenece, majestad, vos y sólo vos podéis decidir qué hacer con ella- pongo mi mano sobre mi corazón en señal de dar mi palabra

-Sabía que no me había equivocado contigo- sonríe y se ve realmente hermosa cuando lo hace- por cierto, estando a solas puedes usar mi nombre, has demostrado hoy que eres merecedora de tal honor, Calíope- yo no puedo evitar encogerme de hombros y jugar con mis dedos

-Yo, siendo sincera, desconozco vuestro nombre, majestad- mi voz sale un poco más tímida, no sé porqué esto me pasa ahora

-Ravenna, así me llamo- asiento con una leve sonrisa- ya es tarde, será mejor que nos retiremos a descansar- asiento antes de abrir la puerta y dejarle salir primero, caminamos en silencio hasta llegar hasta el pasillo de nuestros aposentos- buenas noches, Calíope-

-Buenas noches, Ravenna- digo antes de entrar en mi cuarto

Madre mía, todo lo que ha pasado en una tarde, cualquiera podría haber entrado en un estado de shock o algo similar, lo mejor será que no piense mucho en ello y me acueste a dormir, me quito el resto de la ropa a excepción de la interior y de la camisa que llevo puesta. Al poco tiempo me quedo dormida hasta el día siguiente en el que soy despertada por la sirvienta que ha despertado a mi reina. Me desperezo un poco y me preparo para el día, me visto con ropa similar a la de ayer pero esta vez y como hace calor esta vez me visto con un corsé negro con detalles azul marino, mis amadas botas, cojo un zurrón y meto dentro mi cuaderno de dibujos y un par de trozos pequeños de madera junto con los materiales para tallar y un par de armas por si acaso. Con esto ya listo me aseguro que mi apariencia esté bien y cuando salgo da la casualidad que coincido con mi reina.

-Buenos días, majestad- saludo cortésmente

-Igualmente, ¿os ha parecido cómodo vuestro cuarto?-

-Así es majestad, he dormido plácidamente toda la noche- 

-Me alegro que así sea, desayunaréis junto a mí y después nos reuniremos junto a mi hermana y a Finn para organizar el plan de conquista- asiento mientras seguimos el camino al comedor, una vez ahí me acerco al asiento de ella y lo retiro para que se pueda sentar con comodidad antes de yo hacer lo mismo, después nos retiramos y vamos a la sala de reuniones que consta de una mesa redonda y en el centro está un asiento más propio de una reina, y como pensé ella se sienta ahí y me hace sentarme a su lado y no me queda de otra que obedecer- creo que deberemos esperar un poco a que lleguen- vuelvo a asentir y decido sacar un pañuelo y ponerlo en mi regazo para después coger un trozo de madera y las herramientas para tallar, comienzo a darle algo de forma al trozo que tengo en las manos y para que no caiga en el suelo dejo que caiga en mi regazo, creo que esto ha llamado su atención- ¿qué haces?- pregunta curiosa

Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora