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Cierro los ojos y caigo dormida entre sus cálidos brazos hasta el día siguiente que nos levantamos temprano y comemos unas manzanas que he traído, seguimos el camino hasta llegar a la aldea y yo uso parte de mi magia y mi fuerza física junto con la ayuda de los caballeros oscuros de Ravenna y acabamos con todos los hombres de la aldea dejando escapar a las mujeres y niños. Una vez ha quedado el pueblo desierto encontramos una carroza de prisioneros vacía y yo me cambio de ropa a como si fuera una esclava y me descalzo junto con ella, ordeno a los caballos que regresen al castillo y ellos se van lejos, nosotras nos manchamos no sólo de tierra sino que también de cenizas negras y nos encadenamos la una a la otra y esperamos a que lleguen los soldados pero no me salen las lágrimas.

-Rápido, hazme daño- le susurro

-¿Qué?- me ve confundida

-Que me hagas daño y me cubras de manera protectora, ahora, ya- ella sin saber qué hacer toma mi mano y me muerde con fuerza haciendo que me queje y comience a llorar y ella me cubre con sus brazos de forma protectora, se escuchan pisadas acercarse y tiran la puerta, yo sollozo mucho más fuerte para llamar la atención, entra un hombre que por lo que logro ver es nada más y nada menos que el rey, nosotras temblamos y alza sus manos, creo que aún no se ha percatado de mi presencia

-Tranquila, no os haremos nada- habla con cautela y ella sigue cubriéndome- ¿qué os ha pasado?-

-Nos han esclavizado mi señor- 

-¿Habéis dicho “nos”?- le mira con confusión en los ojos

-Así es mi señor, a mí y a mi hermana pequeña- deja de cubrirme y yo asomo la cabeza fingiendo temor y nos miran con sorpresa pero su mirada vuelve a dirigirse a mi señora

-¿Cómo os llamáis?- 

-Ravenna, mi señor, y ella es Calíope- habla por las dos

-Venid conmigo, estaréis a salvo en mi reino, os liberaremos- se acercan dos soldados y con cuidado liberan nuestros tobillos y nos ayudan a salir del carruaje, la rubia va con él y yo voy con otro soldado, cabalgamos bastante hasta llegar a un reino bastante grande cerca de una gran playa y pasando el bosque oscuro, he oído leyendas sobre él pero no tengo ningún miedo, tal vez un día de estos lo recorra para explorarlo y ver qué es eso que da tanto miedo, pasamos los grandes muros y vemos la ciudad rodeada de vida, a pesar de estar anocheciendo, llegamos a los establos y nos ayudan a bajar de los corceles con cuidado- le pediré a mis sirvientes que os preparen unas habitaciones juntas y con la ropa que deseéis antes de acudir conmigo a cenar junto a mi hija- ante esta última mención me sorprendo bastante- y con el duque y su hijo-

-Gr-gracias mi señor- me atrevo a hablar al lado de mi acompañante, asiente con la cabeza antes de que una sirvienta se acerque y nos guíe por los pasillos y nos lleva a unos cuartos uno al lado del otro y cuando entro ya hay una sirvienta preparando una bañera con agua caliente y sales de baño, esto no es algo a lo que esté acostumbrada a decir verdad, pero tendré que acostumbrarme para seguir el plan acordado, me quito toda la mugre que hay en mi cuerpo y al salir me seco y veo en el guardarropa varios vestidos de diversos colores y opto por uno azul oscuro de manga larga de seda y unos zapatos que parecen cómodos, me cepillo mi melena y trato de que no se me vea tan mal, una vez lista salgo de mis aposentos y justo coincido con Ravenna al salir que me ve con gran sorpresa y se queda a mi lado

-Te ves hermosa con ese vestido- dice por lo bajo y no puedo evitar sonrojarme y observar que ella se ha puesto uno de color blanco

-Gracias, no te hagas mucho a la idea de que me vas a ver mucho con estos puestos, prefiero un millón de veces un pantalón y una camisa que esta cosa- trata de reprimir una carcajada por lo bajo- tú también te ves hermosa, como siempre- le devuelvo el elogio

-Gracias- llegamos al comedor donde está a la cabeza de la mesa el rey, por supuesto, a su lado está una niña y al otro un puesto vacío, junto a otro de igual manera, supongo que la niña que está presente será su hija y el muchacho que está a su lado es el hijo del duque está al otro lado de la mesa, al percatarse de nuestra presencia se ponen en pie y nos miran, nosotras hacemos una reverencia y nos acercamos un poco

-Acercaos por favor- obedecemos y se nos queda mirando, sobre todo a la mujer a mi lado- ellas son nuestras invitadas, Ravenna y su hermana pequeña Calíope, mis señoras os presento a mi hija, la princesa Blancanieves- la niña de cabello azabache, ojos claros, piel blanca y mejillas sonrojadas sonríe hermosamente con timidez y hace una reverencia- a su lado el hijo del Duque Hammond, William, y el duque- ambos hacen una reverencia que nosotras hacemos igual

-Es un honor conoceros y les damos las gracias por acogernos en vuestro castillo, majestad- vuelve a hablar Ravenna

-Sentaos, por favor, las estábamos esperando- unos sirvientes se acercan y nos acercan a  la mesa una vez nos sentamos- buen provecho- dice antes de comenzar a coger comida que se encuentra frente a nosotros dándonos la posibilidad de elegir lo que deseamos comer, yo cojo un poco de comida y la dejo en mi plato con cautela y educación y se establece un silencio que a mi modo de percepción es un tanto incómodo a excepción del sonido de los cubiertos contra la vajilla

-Disculpad Calíope, pero ¿puedo preguntar el porqué os cubrís parte de vuestro rostro?, perdonadme si os falto el respeto- habla con mucha timidez la niña, la verdad es que me ha tomado por sorpresa

Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora