13

1.2K 111 2
                                    

-Cuidado con quien hablas, niño, estás hablando con tu capitana y la guardia personal de su majestad, tenme más respeto o será el acero de mi espada la que te rebane el pescuezo que tienes- hablo con dureza y traga en seco, asiente varias veces antes de entregarme las llaves de las celdas y yo entro en la zona de las celdas, algunos prisioneros ruegan por su libertad pero yo hago caso omiso y sigo mi camino hasta la zona más profunda del calabozo donde están las muchachas, en cuanto me ven intentan retroceder con temor en cada una de sus celdas, miro a cada una bajo la luz de la antorcha y juzgo bajo mi criterio cuál es la más hermosa y escojo a una pelirroja de ojos verdes y pecosa- tú, conmigo- le ordeno y comienza a llorar, abro la celda y entro con esposas que tras ella intentar evitarlo consigo ponerle-¡silencio!, o yo misma te amordazaré- le amenazo y tiembla de miedo, salimos de los calabozos, pasamos por pasillos ocultos y llegamos frente a los aposentos, toco dos veces y me abre la puerta y entramos

-Veo que tienes buen gusto- comenta viéndola de pies a cabeza y algo en mi interior se remueve

-Sólo me guío por lo que los de su entorno dicen y un poco mi criterio, pero ya sabes cómo me guío- agacho la mirada y se acerca a ella para absorber su belleza y juventud hasta dejarla débil y avejentada, miro a mi reina y la veo rejuvenecer con rapidez

-Llévatela de aquí y después regresas- asiento, me acerco al cuerpo débil y sin ningún esfuerzo la saco de aquí y la devuelvo al calabozo ignorando al mismo soldado de antes que no deja de incordiar con preguntas, deja a la chica en su celda y la cierro con brusquedad

-Oye, ¿me puedes decir qué diablos le ha hecho esa bruja a la chica?- con ese comentario termina cansándome y lo lanzo contra las celdas bajo los gritos de las otras prisioneras

-Ya me has cansado, pensaba dejarte con vida pero al haberle faltado el respeto a mi reina me lo he pensado mejor- tomo su mano y absorbo toda su fuerza y con la misma su juventud bajo los gritos de las espectadoras hasta que acaba muerto, lo tomo con brusquedad y lo meto en una celda, le quito las llaves y el dinero que tiene encima y lo guardo, salgo de aquí y me acerco a un soldado que encuentro- toma, ahora eres el nuevo guardián de las llaves del calabozo- me voy sin dejarle decir algo y voy a los aposentos de Ravenna, vuelvo a tocar dos veces y me abre la puerta, entro y me ve de brazos cruzados- perdón por la demora, el estúpido encargado de las llaves de los calabozos me hartó y me tuve que encargar de él, pero todo bien- le resto importancia al asunto y asiente con la cabeza, me hace un gesto para que me acerque a ella, cosa que obeddezco mientras se acerca a un diván que hay cerca de la chimenea, ahora me doy cuenta que vuelve a estar con un vestido largo y blanco que se ciñe a su figura y realza su escote, por lo que hago mi mayor esfuerzo por no mirar esa zona, me indica que me siente a su lado, cosa que hago bastante nerviosa pero manteniendo una distancia

-¿Por qué te alejas tanto?- hace un leve puchero- tranquila, no pienso morderte, por ahora- me guiña un ojo y el rojo aparece en mi rostro, se acerca poco a poco y sin apartar la mirada de mis ojos- te ves adorable así de sonrojada, ¿es porque estás nerviosa?-

-N-no lo sé- 

-¿Es que acaso yo te pongo nerviosa?- dice mucho más cerca y sin esperarlo y verlo venir se sienta en mi regazo imposibilitando cualquier intento de huida 

-N-no- consigo pronunciar por culpa de los nervios

-¿Estás segura?- su voz suena mucho mś grave que hace que mi piel se erice de inmediato- he notado tu mirada cuando el viejo rey estaba cerca, esa mirada de desagrado o cuando se atrevían a mirarme con descaro, pero también la molestia de antes cuando estaba observando a aquella muchacha, ¿acaso sentiste celos?- trago en seco 

-N-no lo s-sé- su cercanía me pone mucho más nerviosa

-Logro escuchar cómo tu corazón late mucho más rápido cada vez que estoy cerca, pero esta vez mucho más que antes, al igual que tu rostro se enrojece con tanta rapidez, tus manos tiemblan y tu pecho se mueve por tu rápida respiración- posa su mano sobre mi pecho para subir hasta quedar tras mi cuello mientras se acerca mucho más con sus piernas a cada lado de las mías- ¿por qué esto pasa sólo cuando estoy cerca de ti?- 

-No lo sé- vuelvo a contestar- supongo que es el efecto que tienes en mí-

-Dime una cosa, Calíope, ¿qué es lo que sientes por mí?- la pregunta me toma por sorpresa y trato de pensar- no lo pienses, di lo que se ta pasa por la cabeza-

-Siento admiración, mucho aprecio y cariño, un gran respeto, un cariño y afecto que no sé cómo describirlo, pero que sólo sé que hace quiera protegerte y estar todo el tiempo posible a tu lado, querer saber más de ti, creo que me estoy volviendo loca- intento apartar la mirada pero toma mis mejillas para que no aparte la mirada de su hermoso rostro

-Creo que sé qué es lo que te pasa, pero para eso necesito hacer una cosa, tal vez pueda darte ahora esa recompensa por todo el esfuerzo que has hecho, ¿quieres que te ayude?- se aproxima a mi rostro y siento su cálido aliento chocar contra mi piel

-S-sí po-por favor- de repente extingue el espacio que había al unir sus labios con los míos tomándome por sorpresa, pero ella mueve sus labios que yo al poco tiempo trato de imitar y cierro los ojos por inercia hasta que se separa

-Si sigues siendo mi buena guardiana y una buena niña, obtendrás cosas como esta, la solución a tu problema deberás de reflexionarlo, creo que ha sido suficiente por un día, será mejor que te tapes la nariz- me da un pañuelo y le miro confundida antes de notar algo cálido de mi nariz, miro y veo que es sangre, tapo el orificio a la vez que se pone en pie dejándome libre

-Gracias- digo con timidez y me pongo en pie- será mejor que me retire a descansar- me acerco a la puerta que conecta con mi cuarto

-Está bien, que descanses pequeña- asiento antes de salir y soltar el aire que tenía retenido en mis pulmones que no sabía que tenía retenido hasta ahora, una boba sonrisa se instala en mis labios y me cambio de ropa a una más cómoda una vez se ha detenido el sangrado y me acuesto a dormir de inmediato pero sin apartar la sonrisa de mi rostro

Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora