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-Eso es porque no soy como otros y para no asustar a nadie,princesa, por eso prefiero ocultarlo- trato de explicarle y me siento observada por prácticamente todos

-Aquí no juzgamos a nadie, todos tienen la libertad de mostrarse como verdaderamente son en su totalidad y aquel que se atreve a juzgar y burlarse de otros recibe una pena en base a la gravedad de su falta de respeto- me sorprende esa norma del rey- así que por favor, no sintáis pudor de mostraros tal como sois- yo dudo en si hacerlo o no, siento una mano sobre la mía bajo la mesa y es la de Ravenna, le miro y con su mirada me da la confianza suficiente, aparto los mechones que cubren mi ojo de diferente color bajo la mirada llena de curiosidad de los presentes y me encojo de hombros

-Sois hermosa- le miro con asombro y hago una pequeña sonrisa

-Gracias- siento una mirada un tanto lasciva sobre mí y sé que proviene del duque y trato de hacer como si nada

Durante el resto de la cena se hablan de temas banales a mi parecer hasta que finalizo y me retiro a mis aposentos a descansar, caigo rendida hasta el comienzo de la salida del sol, me levanto y me aseo antes de vestirme esta vez con un traje negro similar al de anoche, voy al comedor a desayunar con tranquilidad y me encuentro al Duque junto a su hijo y la princesa.

-Buenos días- saludo antes de sentarme

-Buenos días, ¿Calíope, tenéis planeado hacer algo hoy?- me sorprendo ante la pregunta de la jovencita

-Tenía pensado caminar por el pueblo y así conocer mejor el reino- contesto con simpleza

-¿Querés venir conmigo a ver cómo entrena William con su padre?-

-Si ese es vuestro deseo princesa, así será entonces- hago una reverencia con la cabeza y ella sonríe ampliamente, terminamos de desayunar y les sigo hasta un patio con un gran manzano, me siento junto a la princesa a los pies del árbol a observar cómo padre enseña a su hijo a usar una espada, muchas veces le tira al suelo y por mucho que le corrige sigue sin poder defenderse hasta que veo el fallo- creo que esa no es la manera adecuada para él- me atrevo a decir

-¿Cómo decís?- me ve con sorpresa, me pongo en pie y me acerco a ellos

-Le estáis corrigiendo a cómo lo hacéis vos, pero debéis daros cuenta de que él es mucho más pequeño y su cuerpo es diferente al de vos, y tal vez no tenga tanta habilidad como pensáis pero sí en otros aspectos- le explico mientras me acerco y me ve con el ceño fruncido

-Si tan lista os creéis dejadme ver cómo os movéis con una espada- me desafía- William, dale tu espada- el niño me la da muy preocupado- si me ganáis podéis enseñarle a pelear y a luchar si queréis, pero si yo gano haréis lo que yo os diga- ante esto último me recorre con la mirada de forma demasiado descarada y asquerosa

-Acepto el desafío, el primero en caer al suelo o en sangrar pierde- 

-Entonces un desafío militar será-

-Esperad, princesa, ¿me haríais el honor de ser la jueza de este duelo?- ella asiente confundida y me pongo frente al duque con mirada desafiante, este va a ser demasiado fácil de derrotar, da el aviso y yo lo examino con la mirada en busca de algún punto débil y encuentro una cojera en la pierna derecha seguro que por culpa de una herida de guerra y tal vez una lesión en el hombro izquierdo, pero para eso tengo que hacer que se mueva con ambos brazos, no ha dejado de dar vueltas a mi alrededor mientras me inspecciona- ¿vais a dejar de dar vueltas a mi alrededor o vais a moveros?- me burlo un poco haciéndole rabiar bastante, por lo que comienza a atacarme y yo me defiendo con gran agilidad y sin necesidad de moverme de mi sitio, hago un bostezo a modo de burla y veo que es cierta mi sospecha sobre la lesión del brazo- creo que ya he tenido suficiente, muchacho, ¿qué te gustaría aprender a usar primero?- 

Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora