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-Por favor, mi señor, os solicito ayuda, mis hermanas y yo hemos sido las únicas que hemos podido sobrevivir al ejército que nos ha atacado, han acabado con todos, por favor, mi señor os lo suplico, he intentado defendernos con lo que mi padre me ha enseñado pero no he sido tan capaz de vencerles por eso escondí a mis hermanas- digo entre sollozos

-¿Dónde se encuentran vuestras hermanas?-pregunta el hombre mientras que desmonta del caballo, está cayendo en la trampa

-Por aquí, mi señor, muchas gracias de verdad- digo con fingida felicidad mientras le guío a mi “hogar” y entro primero como lo hemos planeado- tranquilas, he encontrado ayuda- digo dejando pasar al rey

-Gracias a Dios que lo has conseguido hermanita, no sé qué habría sido de nosotras sin ti- se acerca Freya a mí y me abraza

-¿Quién es él, hermana?- pregunta ahora Ravenna

-Es un rey que he conseguido que venga para ayudarnos- miro al hombre con desconfianza puesto que este no ha apartado la mirada de mi reina

-Soy el rey Theodor y pienso llevaros a las tres a mi reino, venid conmigo, estaréis a salvo- habla el hombre con calma

-Gracias mi señor, estamos eternamente agradecidas con vos- habla con una leve sonrisa

Salimos los cuatro de la casucha y volvemos con el ejército y a Freya y a mí nos suben con dos caballeros de alto cargo por lo que puedo ver y a Ravenna la lleva con él. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que nos ha rescatado pero cuando nos acercamos al reino lo veo muy grande y con mucha vida y color en comparación con el anterior reino de donde venimos, nos ayudan a bajar y nos llevan al salón del trono y nos quedamos frente al rey Theodor.

-¿Cómo os llamáis, mis señoras?- nos mira a las tres pero más a la rubia

-Mi nombre es Ravenna, mi señor- hace una reverencia

-Yo Freya-

-Y yo soy Calíope, mi señor- hago el mismo gesto que ellas

-Las tres serán mis invitadas en este reino dada la desgracia que han tenido que vivir, os alojaréis en habitaciones del castillo y con las comodidades que puedan desear- nos dice con una gran sonrisa

-Gracias mi señor- agradezco yo- pero ¿podemos estar las tres juntas?, no quiero separarme de mis hermanas, aunque sea en cuartos juntos- finjo inocencia y parece creerme

-Está bien, es mejor que la familia permanezca unida- nos sonríe a las tres

-Gracias, mi señor- le agradezco nuevamente antes de las tres seguir a una sirvienta a nuestros nuevos cuartos para asearnos y para mi enorme sorpresa, nótese la ironía, hay vestidos en el armario por lo que no me queda de otro que vestirme con uno, pero este es de color negro, menos mal, como habíamos acordado espero a que ellas estén listas y vienen a mi cuarto, la primera de todas es la mayor de las dos hermanas- ¿cómo he estado?- le pregunto con timidez

-Magnífica, nunca dudé de ti- posa su mano sobre mi mejilla con una gran sonrisa

-Gracias majestad-

-¿Qué te he dicho sobre llamarme así?- me ve con el ceño levemente fruncido

-Lo siento, es sólo que aún no me acostumbro, muchos años a vuestro…, digo a tu servicio que el de repente tratarte con tanta familiaridad es muy raro y entiende que el cambio cuesta- me rasco la nuca nerviosa 

-Tienes razón, pero si queremos conseguir este reino lo mejor será que te acostumbres- posa su mano en mi hombro y asiento con la cabeza cuando llaman a la puerta y resulta ser Freya que cuando me ve me abraza

-Has estado magnífica, esto de las actuaciones se te da bien- sonríe bastante y siento mis mejillas arder

-Gracias, aunque las dos también han estado bien- me encojo de hombros

-El rey ha empezado a caer en la trampa, ahora es cosa de que se gane nuestra confianza y seguir manteniendo el papel de que somos hermanas, si ocurre algo debemos comunicárselo a una de las otras, recordad no levantar sospechas de nada- nos mira Ravenna y las dos asentimos- lo mejor será ahora descansar y mañana empezar a mezclarse con los aldeanos, yo me encargo del rey-

-Está bien, que descansen las dos- les deseo

-Igualmente- salen de mi cuarto y yo me quedo con un camisón realmente incómodo y me acuesto a dormir, al día siguiente despierto con las luces del alba, me pongo un vestido azul marino con un pantalón debajo, voy al comedor a desayunar algo para después ir al pueblo ya que quiero ver si puedo conseguir ropa mucho más cómoda para mí, menos mal que tengo dinero de sobra que he conseguido y he traído por si acaso, camino por la calle observando los puestos y veo en la plaza algo que me llama la atención, me acerco y veo a varias personas alrededor de un escenario improvisado y encima a una bailarina que me resulta extrañamente familiar al igual que sus movimientos, le miro con detalle y empieza a cantar y yo reconozco la canción, no puede ser verdad, espero a que termine el espectáculo y me quedo ahí y me acerco a su tienda, ella está dentro y sigue tarareando

-Disculpe señora, me gustaría hablar con usted- hablo alto para que me escuche

-¿Quién sois?- pregunta con desconfianza

-Soy una muchacha que está buscando respuestas y tal vez vos pueda ayudarme, realmente no quiero molestarle- la escucho suspirar un poco antes de acercarse y abrir las cortinas, yo entro y veo todo el interior- gracias, usted me resulta muy familiar-

-He ido a muchos lugares y seguro que será por eso- contesta sin parar a observarme, yo comienzo a tararear la canción de antes y después le pongo la letra- ¿cómo es que conoce esa canción?- se gira pero no me reconoce, supongo que es porque el pelo cubre mi ojo izquierdo

-Tal vez porque la escuchaba mucho cuando era muy pequeña- me aparto el cabello tras la oreja y sus ojos crecen del asombro

-Es imposible, ¿Cali?- se acerca con los ojos húmedos al igual que yo

Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora