▪︎ Capítulo XLIV ▪︎

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— Adrien has visto a Emma —preguntó la azabache con preocupación

— No amor, creí que estaba con nuestras madres

— Si, estaba con ellas, pero ahora no sabemos donde esta, ¡tenemos que buscar a mi hija Adrien!

— Si amor, pero debes calmarte

— ¡Calmarme! ¡Como me pides que me calme! No se donde está mi hija Adrien

— Hija ya la buscamos por todo el salón y no está —dijo Sabine con gran preocupación

— ¡Como es que desapareció! No lo entiendo —decía Marinette, mientras sus lágrimas caían por sus mejillas

— Dijo que iría por un bocadillo a la mesa de dulces —comentó Emilie

— Liseth, no permita que nadie salga de aquí

— Si señor, como ordene

— Amor vamos a encontrar a nuestra hija, te lo prometo

— Y si esta en el jardín, a ella le gusta jugar al aire libre —dijo Marinette con una chispa de esperanza en su mirada, se dirigió al jardín, pero la pequeña no estaba allí

Adrien preguntó a través del micrófono a todos los presentes si habían visto a su hija y todos los invitados respondieron que no. Adrien dio por finalizado el evento, diciendo que agradecía su presencia, pero que el evento no iba a continuar, tenían que buscar a su hija.
Todos los que habían asistido se retiraron del lugar, no sin antes decirles a Adrien y a Marinette que contaban con su apoyo y que si necesitaban algo podían contar con ellos.

— Marinette, vamos a encontrar a tu pequeña —dijo Milissent mientras la abrazaba

— Milissent, si a mi hija le pasa algo yo me muero, te juro que me muero... —decía mientras sus lágrimas caían sin parar

— No pienses en eso amiga, nada malo le pasara a Emma —dijo Alya, mientras acariciaba su espalda para intentar consolarla

— ¿Adrien...? ¿Donde está Adrien? —dijo la azabache de pronto al notar la ausencia del rubio

— Fue a preguntarle al guardia de seguridad —respondió Alya

• Con Adrien •

— ¡Como se supone que se llevaron a mi hija y nadie se dio cuenta! —dijo Adrien con molestia mientras tomaba al hombre agresivamente por el cuello de la camisa— ¡Como, maldita sea, Como!

— No lo se señor, por nadie sospechoso ha salido ni entrado

— Adrien suéltalo, así no vamos a solucionar nada —dijo Nino, pero Adrien ignoró sus palabras

— ¡No entiendo como es que se llevaron a mi hija en sus narices! ¡Qué diablos estaba haciendo que no se dio cuenta —reclamó Adrien enfadado mientras aún lo tenía tomado del cuello de la camisa

— Señor le repito, de aquí nadie salió ni entró sin que yo lo notara. Yo también estoy desconcertado con la desaparición de su hija

— Amigo ya basta puedes provocar más problemas —dijo Nino intentando que Adrien soltara al guardia

— Su sistema de seguridad es una porquería —dijo Adrien aún más enojado y lo soltó bruscamente— Olvídese de que los volvamos a contratar para algún evento

— Adrien, iré a buscar a los alrededores, tal vez encuentre algo que nos ayude, y también pondré a algunas personas más a buscar

— ¡Voy contigo!

— No Adrien, mejor quédate y cálmate, necesitas estar bien para apoyar a Marinette, ella te necesita mucho en estos momentos

— Nino... no quiero que nada malo le pase a mi hija. No se de lo que seré capaz si algo le pasa

𝑻𝒖 𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora