▪︎ Capítulo XLI ▪︎

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Gabriel y Emilie esperaban en la oficina la llegada de su hijo en compañía de la joven castaña de mirada verde aceituna

— Me da mucho gusto que hayan vuelto —dijo Lila con una sonrisa

— A nosotros nos da mucho gusto verte querida —dijo Emilie— verdad cielo —dijo dirigiéndose al Agreste mayor

— Si, por supuesto —respondió Gabriel con seriedad

— Perdón la interrupción, señorita Lila la busca el señor Luka Couffaine

— Oh claro, hazlo pasar a mi oficina y dile que en seguida voy Anna

— Como ordene —dijo la secretaria y luego se retiró

— ¿Luka Couffaine? —cuestionó Gabriel

— Si, es un amigo

— Ah ya veo —respondió el mayor

Momentos después la puerta se abrió nuevamente dejando ver al rubio

— Buenas tardes, perdón por la demora —se disculpo el oji-verde mientras saludaba a sus padres con un beso y abrazo

— Vaya al fin te dignas a aparecer por aquí —comentó con mala intención Lila— Creí que habías olvidado que tienes una empresa a tu cargo y no puedes solo desaparecer sin decir nada —reclamó la castaña

— Deje todo en orden antes de irme, y no tengo porque darle explicaciones de lo que hago a nadie ni mucho menos a ti —dijo Adrien seriamente viéndola directamente a los ojos con el ceño fruncido

— La empresa necesita a su director presente en ella todo el tiempo

— Necesitaba un descanso Lila, hay algo de malo en ello

— ¡Hay mucho trabajo aquí Adrien! Y si hablamos de descansar yo también lo necesito

— Pues tomate un par de días libres y asunto arreglado. A demás el único día que falte fue sábado, así que deja ya el alboroto

— Estabas con ella ¿no es así?

— Sí, y que no te sorprenda, ella es mi esposa y siempre estaremos juntos

— ¡Alto! dejen de discutir —intervino Gabriel, ya que el ambiente era tenso, estaban acribillandose con la mirada

— Perdón Gabriel, Emilie. Estoy muy avergonzada por lo sucedido, los veré luego —dijo Lila y luego salió de la oficina

— ¿Adrien que fue toso eso? —preguntó la rubia

— Tonterías mamá, no hagas caso

— ¿Tonterías, seguro?

— Bueno, lo que pasa es que Marinette regreso hace unas semanas a la ciudad y quise hablar con ella para solucionar nuestros problemas y me ausente el día sábado con ella. Eso molesto a Lila...

— ¿Y solucionaron todo? —preguntó con esperanza Emilie

— Si mamá, Marinette y yo decidimos intentarlo de nuevo, nos reconciliamos —respondió Adrien con alegría

— Eso te hace feliz verdad hijo —comentó Gabriel

— Mucho papá, ella es el amor de mi vida. Les tengo una noticia, Marinette y yo tenemos una hermosa hija de cinco años

— ¡De verdad hijo! —dijo Emilie con emoción

— Es maravilloso hijo. ¿Cuando podremos conocer a nuestra nieta? —preguntó Gabriel

— Pronto papá, la pequeña aun no sabe que soy su padre

— Espero que sea pronto. Muero por abrazar a mi nieta —dijo Emilie sonriendo

𝑻𝒖 𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora