▪︎ Capítulo IV ▪︎

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Llevaba varios minutos intentando hayarle coherencia a lo que mi jefe me había dicho hace solo unos instantes, ¿a qué se refería? Volteo a verlo y sigue tomando de aquella botella, seguro ni él sabe lo que dice, esta muy tomado, no debo darle tanta importancia a sus palabras

— Ya no más, ha bebido demasiado —dije arrebatandole la botella

— Hey, devuelveme eso, yo pagaré por ella —me reclamó—

— Error, yo pagaré, así que yo mando, no ha escuchado decir "el que paga manda" —veo como desvía la mirada de mala gana, pero no me importa no dejare que beba más— Pagare y nos vamos, necesita descansar y yo también, porque le recuerdo que hay que trabajar mañana, no, me equivoco, ya es hoy, es de madrugada, en unas horas tenemos, bueno tengo que ir trabajar

— Como sea...

—Me acercó a la barra— ¿cuanto le debo? —el chico me extendió una factura

— Ves como es el destino —dijo un hombre a mi lado, pero no respondí — Porque no quieres hablarme

— No me interesa hablar con usted —dije sin mirarlo, extendió el dinero al mesero

Luego de pagar me giré para regresar con mi jefe, pero aquel hombre me impidió el paso tomándome del brazo

— ¿Que le pasa?

— No hagas escándalo —dijo mientras apretaba el agarre, y  me lastimaba

— Suelteme o grito

— No te atreverías —dijo apretando más mi brazo— no quisiste platicar conmigo por las buenas, tendrá que ser por las malas, tu me gustas mucho

— Usted a mi me da asco, sabe

— Eso me tiene sin cuidado

— ¿Que no entiendes imbecil? Te dije que la dejaras en paz —escuché la voz de mi jefe y luego solo veo como le da un puñetazo, haciendo caer al hombre sobre una mesa

El hombre se levanta tambaleándose y devolvió el golpe a mi jefe los meseros sacaron a ambos hombres del lugar y afuera siguieron los golpes, mientras mi garganta dolía de tanto gritar una y otra vez, que se detuvieran, temía que le dieran un mal golpe a Adrien y que trajera graves consecuencias

—Por favor ayúdame a separarlos —suplique a unos chicos que presenciaban la pelea. Ellos se vieron las caras y lo pensaron un momento— Por favor —dije una vez más  los chicos no dijeron nada y se acercaron para detener la pelea, separándolos con dificultad ya que ellos ponían resistencia, cuando al fin lograron parar la pelea, me acerqué a mi jefe y le dije— Basta Adrien, ya no más golpes, mejor vámonos, si

— Aún no he terminado con ese imbecil

— Los golpes no resuelven nada

Lo tome de la mano  y el joven que había ayudado a detener la pelea me ayudó a llevarlo hasta el auto, le pedí las llaves del carro a Adrien y de mala gana me las dio

— muchas gracias —le agradecí al joven castaño que me había ayudado

— Por nada señorita —respondió con amabilidad el chico y se fue

Luego subí al auto en la parte del piloto

— ¿Sabes manejar? —preguntó mi jefe

— Sí, mi padre me enseñó —dije y siento como la tristeza me invade, levantó la mirada y enciendo el auto —bien hora de irnos, tenemos que curarle ese labio y ponerle hielo en esos golpes —no me respondió solo paso su dedo por el golpe que tenía en el labio e hizo una mueca de dolor y luego observo su dedo percantandoce que el labio le estaba sangrando— ¿Quiere que lo lleve a emergencias?

𝑻𝒖 𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora