▪︎ Capitulo XXX ▪︎

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Marinette salió de mi oficina apresuradamente, sin voltear atrás, la llamé por su nombre un par de veces pero no se detuvo, fui tras ella, pero entró en el elevador y para mi mala suerte las puertas se cerraron antes de que pudiera alcanzarla, iba a irme por las escaleras pero mi secretaria me detuvo recordándome que tenía una cita con un nuevo proveedor de telas.

— Eh... señor, disculpe, pero lo esperan, el señor Alonso García tiene una cita con usted —dijo Liseth, parada frente a su escritorio con cierto temor en su voz.

Maldije en mis pensamientos, esta cita de trabajo era importante, llevaba mucho tiempo esperando poder entrevistarme con él; pero este no era el mejor momento ya que me impedía ir tras el amor de mi vida y arreglarlas cosas entre nosotros. Aunque no era lo que quería tenía que atenderlo, haría todo lo posible porque la reunión fuera lo más breve posible

— ¿Y dónde está él? —pregunté seriamente, pues no lo veía por ningún lado

— Dijo que iría al baño

—Rodé los ojos con molestia— Bien, cuando regrese lo hace pasar inmediatamente

— Como ordene señor

Entre nuevamente a mi oficina de mala gana y recogí las fotografías y las otras cosas que venían en la caja marrón que trajo Marinette, y la guardé. Minutos después entro Alonso.

Nos encontrábamos en mi oficina, él estaba sentado frente a mi, llevaba aproximadamente unos 25 minutos hablando conmigo, pero para ser sincero no tengo la más mínima idea de lo que estaba diciendo, no le estaba presentando atención, en mi mente solo se encontraba Marinette y que necesitaba aclarar las cosas con ella

— Adrien ¿estas escuchándome? Adrien, ¡ADRIEN! —dijo alzando la voz y agitando su mano frente a mi rostro

— ¿Mmmm? ¿Que pasa? —pregunté confundido

— Creo que no has escuchado nada de lo que dije —me reclamó molesto

— Escucha Alonso, no tengo cabeza para esto, además hay algo mucho más importante que tengo que hacer, y no puedo seguir aquí, nos vemos otro día para retomar la reunión —dije y salí de la oficina sin dejar que él respondiera.

Subí a mi auto y conduje lo más rápido que pude hasta nuestra casa en pocos minutos llegué, entre y me dirigí directamente a la habitación que compartíamos, pero la puerta estaba cerrada

— ¿Amor, estás allí? —pregunté tocando un par de veces la puerta de la habitación, pero no hubo respuesta— Princesa por favor, tenemos que hablar —aún no había respuesta alguna, abrí lentamente la puerta y asome la cabeza— amor, puedo pasar —el silencio era mi única respuesta, así que entre. La puerta del clóset estaba abierta y no estaba su ropa, ni sus cosas y faltaba una maleta— se fue... me dejó... Marinette me dejó... —dije sintiéndo mis ojos llenarse de lágrimas y mi corazón romperse en miles de pedacitos— La perdí, por mis estupideces la perdí... no, no Adrien, no puedes darte por vencido. Tengo que encontrarla —dije para mí y luego salí de la casa, subí a mi auto, conduje lo más rápido que pude omitiendo semáforos en rojo— Tengo que encontrarte amor, aunque sea lo último que haga

Al primer lugar al que fui fue a casa de su madre

— Adrien ¿qué te trae por aquí? —dijo Sabine al verme, su rostro reflejaba seriedad cosa que no era para nada normal, dado que ella siempre estaba sonriendo

— Hola Sabine, necesito hablar con Marinette, dígale que salga por favor

— Lo siento, pero ella no está aquí

— Por favor Sabine, es importante que Marinette y yo hablemos, no la oculte

— No Adrien, no estoy ocultando a Marinette, te aseguro que ella no esta aquí, si quieres pasar a revisar no tengo problema

𝑻𝒖 𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora