VIII┇Gossip board

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Ambos se separaron al momento de escuchar la voz de la madre de __________. Se reincorporaron; __________ acomodó su vestido, y Jerry sonreía inconcientemente.

La mujer entró a la habitación y los vio a ambos parados, sin mover un músculo.

-¿Vas a responderme? -Inquirió la mujer molesta, cruzándose de brazos.

La muchacha balbuceó, sin saber que decir, pues seguía nerviosa por lo ocurrido, cuando Jerry habló calmando la situación:

-¡Fue una cucaracha, señora Barry! -Exclamó Jerry. -Una cucaracha rondaba la habitación y asustó a la señorita, pero ya la alejé. -Rió nervioso.

La mujer cruzó sus brazos, pero no habló más del tema.

-Deberé llamar a los exterminadores. ¿Cómo está Minnie May? -Preguntó acercándose a su hija y tocando su frente. -Ya no arde...

-No, logré bajar un poco la fiebre. Aún así no deben fiarse, puede volver a subir en cualquier momento si no se cuida debidamente. -Explicó el moreno. -Les dejaré una nota con algunos tratamientos que pueden funcionar si eso o algo más sucede en los próximos días.

-No. -Dijo la señora Barry súbitamente. Ambos muchachos se voltearon a verla, y notaron que veía a Jerry con una especie de dulzura, o compasión (lo que era extraño, ya que desde que llegó, trato a Jerry como si fuera nadie). -Quiero que vengas mañana a tratarla también. Quiero que vengas todas las tardes hasta que se recupere. -Exigió, sin dejar de sonreír. -Sé que Minnie May se recuperará prontamente si tú estás aquí.

Jerry tragó saliva con nervios.

-E-está bien, madame. -Jerry hizo una pequeña reverencia. -Ya es muy tarde, señora. Debo volver al trabajo. Vendré mañana a la tarde.

-Vamos a bajo, Minnie May necesita descanso. -Dijo Eliza. Ambos asintieron, y siguieron a la madre de __________ hasta la sala.

Cuando bajaban la escalera, Jerry vio a __________ de reojo, y vio que aún ella estaba roja. Él sonrió por eso.

Cuando llegaron a la sala, la señora Barry se acercó a un sobre blanco, bastante grueso.

-Esto es por el trabajo de hoy, Jerry. -La mujer le extendió el sobre al chico. Él lo tomó, y abrió, con timidez. Se encontró, con gran sorpresa: eran cientos y cientos de dólares asomándose.

Volvió a cerrar el sobre.

-¡N-no, Madame! ¡Deberá disculparme, pero no puedo aceptarlo, no puedo cobrarle! -Intentó extender nuevamente el sobre, pero la señora Barry se lo impidió.

-No, Jerry. Es tuyo, punto final. -La señora empujó delicadamente el sobre al pecho del muchacho. -Realmente me molestaré si no lo aceptas.

Jerry bajó la mirada, sentía ganas de llorar. Jamás había visto tanto dinero, ni mucho menos había sido suyo.

-M-muchas gracias, señora Barry. -Dijo con la voz temblorosa.

La mujer sonrió con dulzura.

-Por favor, hija, acompaña al joven Jerry a la entrada. Quiero que un carruaje lo lleve.

-¡Pero señora! -Dijo Jerry, pero fue interrumpido por la misma.

-¡No irás caminando!

-¿Por qué tengo que ir yo? -Murmuró la muchacha, que hasta el momento había estado callada. Su madre le dio una mirada que no necesitaba palabras, una que incluso Jerry entendía. -Bien. Vámonos.

-Un gusto Madame. Muchísimas gracias. -Jerry volvió a hacer una reverencia.

-No, joven Jerry, yo te agradezco a ti. -La mujer le dio otra mirada dulce, y se despidió de él, viendo cómo ambos jóvenes se alejaban.

𝑴𝒚 𝑩𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝑳𝒂𝒅𝒚 | 𝐉𝐄𝐑𝐑𝐘 𝐁𝐀𝐘𝐍𝐀𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora