Helen Bryne.
Se hizo la noche y todos estábamos reunidos en la cabaña, la cabaña de los Devastadores, o así la nombraron. Dicha cabaña estaba en el medio del bosque del pueblo. Esta cabaña era la casa más rara que debo haber visto, aunque parezca una casa de madera rústica y normal, tiene un roble en el medio de ella, el más viejo de todos. Si eres de los Devastadores verás la casa a leguas, ya que era una cabaña de dos pisos, muy grande, para que pudiera entrar todo el pueblo en ella, estaba creada en una de las colinas del bosque (ahora, muy cerca del castillo Wembley), y había carteles por todos lados que decían por dónde ir para encontrarla, pero si no eres del pueblo y no eres participe de la organización, o estás en contra de ella, no te adentres al bosque, ya que será tu posible muerte.
– Bienvenidos, Devastadores. – dijo, Hendrix Malister, nuestro líder, y mejor amigo de mi padre. – Ya deben saber porque estamos reunidos aquí, como deben haber visto, hay nuevos vecinos, si se puede llamar así a los espías. Como saben, hace un mes, nos llegó una carta de Hendrik, nuestro espía, sobre que la guerra se está acercando, y esta es la primera señal de ella, por favor, manténganse alerta, y cualquier cosa que sepan de la familia Wembley, avisen a todos, y haremos otra reunión, para charlar sobre los preparativos, entrenar, y cenar todos juntos. Ahora sí, disfruten la noche. – y después de decir sobre el segundo piso, comenzó a bajar la escalera de madera, y comenzar a saludar a todos. Hasta que llegó a mi familia:
– Hola, familia Bryne, ¿Cómo se encuentran? – nos dijo, mientras nos saludaba con la mano a cada uno.
– Muy bien, listos para cualquier cosa que pueda suceder. – habló mi padre, y yo agregué:
– Cualquier cosa en la que pueda ayudar, aquí estoy.
– Sí, lo sé, Helen, pero tú necesitas más entrenamiento antes de meterte en esto – me dijo, Hendrix, como siempre me decía desde que tenía uso de memoria usaba mis poderes y todavía no me dejaba entrar, y ayudar en la organización.
– Ya estoy lista. – dije seria y secamente, mientras lo miraba los ojos.
– Bueno si tú lo dices, ven mañana a los entrenamientos y te probaré, para que puedas entrar a la organización. Creo que ya es momento. – me dijo, sonriéndome, y yo lo abracé, porque estaba esperando ese momento desde hace dos años.
– Ya, ya, Helen, deja a Hendrix tranquilo. – dijo mi madre, agarrándome de mi brazo.
– Ahg, bueno. – refunfuñando, lo solté, y él se fue, a saludar a otra familia.
– No puedes actuar como una niña de diez años, así nunca llegarás a entrar a la organización. – dijo mi padre serio, y eso solo me enfureció más.
– Solo lo dices porque muestro sentimientos que tú ni mi madre, me demuestran. Además, si fuera por lo inmadura, ninguno de mis amigos podría haber entrado. – Lo decía por Mark y Agatha que ya estaban dentro de la organización y yo todavía no podía.
– Respeta a tus padres, Helen Bryne. – dijo mi padre, más enfadado.
– Si, si, lo haré. – dije, mientras me iba caminando hacía donde estaba Mark y su familia. Y los saludé, tocándolo con el hombro.
– Hola, chico dark. – lo saludé.
Lo de dark, era por cómo se viste, toda la ropa que tiene en su armario es negra, o de tonalidad de grises, ninguna ropa de color, si tenía algo de color, era la camiseta que decía chico dark, que en las letras eran todas de colores, menos de negro, se la había regalado el día su cumpleaños dieciséis y nunca se le había visto puesta (ya que la odia).
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Marhall
FantasyMarhall, es un pueblo en Inglaterra, donde todo no es muy normal como parece. Dicho pueblo oculta secretos, entre su gente y su naturaleza, entonces, ¿que pasaría cuando una familia adinerada, los Wembley, comprara la castillo de la colina más alta...