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Clark Wembley.

Fue bastante fácil entrar a la cabaña de los devastadores, solo tuve que incendiar algunos árboles a la vuelta de ella y todos salieron a apagar la fogata. Ahora estoy aquí con la chica de ojos negros, haciendo anda saber qué, está con los brazos levantados y sale una enredadera del árbol, con algunas serpientes enroscadas en sus ramas, nunca había visto algo más raro. Sabía que me habían entrenado para que viera estas cosas y ahora que estaba en el ojo del tornado era obvio que algunas cosas me iban a sorprender.

– ¿Qué haces aquí? – preguntó la chica de ojos negros que tenía enfrente de mis ojos.

– Buscando un Starbucks, ¿Qué piensas qué hago aquí?, te busco a ti.

Baja los brazos y toda la enredadera y serpientes desaparecieron de mi vista, de un segundo al otro.

– ¿Y porque me buscarías a mí? – me cuestionó mientras se acercaba cada vez más a mí, me puse medio nervioso por la clase de bruja o andaba a saber qué demonio tenía enfrente mío.

– Para invitarte a el almuerzo de bienvenida que haremos en mi casa mañana, ¿vendrás? Solo tenemos dos invitados, tu y un perro. – sonreí, y traté de sonar convincente.

– Me lo pensaré. – dijo mientras cerraba la puerta donde estaba parado, con un movimiento de manos. – Ahora vete antes de que te maten, no deberías estar aquí, idiota. – Pasó por mi lado, corriendo.

– Okey, ojos negros, me iré. – dije en un susurro, mientras desaparecía por una ventana que había encontrado abierta.


Acostado en mi cama lanzaba mi navaja al aire y la atrapaba, pensando en cómo haría para decirle a sus padres que había invitado a su mayor enemigo a su casa, sin avisarles antes y que quería hacer una fiesta para que nadie pensara en ellos como una amenaza (aunque ya lo deberían haber hecho).

Sintió un ruido cerca de su ventana, había una sombra media borrosa, tiré mi navaja a la ventana donde veía la sombra y sentí un quejido.

– Sal de ahí, Clarise. Necesitas practicar más tu poder. – la chica apareció desde las sombras, sonriendo como una psicópata y lanzándome la navaja hacía mi cara, pero la atrapé antes de que me cortara la nariz.

– Idiota, casi me la encajas en mi brazo. – me dijo, mientras se me tiraba encima y me pegaba, jugueteando.

– Idiota tú, estabas en mi privacidad, espiándome. La próxima apunto a tu cabeza. – dije agarrándole las manos ya que me estaba pegando, nunca podría con mi fuerza bruta.

– Para tu información estaba viendo si habías vuelto de tu escapada nocturna, sabes que no puedes salir así de noche, podrías haber muerto, nadie te quiere en este maldito pueblo, ¿te olvidas de ese pequeño detalle? – me espetó, levantándose y soltándose de mi agarre, ya no estaba bromeando.

– Lo siento, pero conseguí información jugosa mientras me metía en la cabaña. – no me dejó terminar que me pegó una bofetada.

– ¡ERES UN IDIOTA DE VERDAD, ¿NO?! ¿¡Cómo vas a entrar a la cabaña?!, tienen más seguridad que aquí. – gritó Clarise, estaba más loca de lo normal.

– Cállate, que nos van a escuchar, tenemos visita mañana, viene la hija de los Bryne, podremos sacarle información, y así sabremos como actuar más adelante.

– Estás de broma, ¿no?, la hija de los Bryne está preparada para espiar, matarnos y hasta llevarnos con ellos con un solo chasquido de dedos, eres idiota y no tienes solución. – Clarise no tenía término medio, o estaba loca o se ponía a pensar y no paraba hasta que le decías que tenías todo sumamente planeado, cosa que esta vez no lo tenía.

– Tranquila, hermanita, ya tendré todo pronto para mañana.

– Conociéndote no le has dicho nada a nuestros padres.

– No...pero, podemos decírselo mañana en el desayuno.

– Okey, esta vez no te ayudaré, todo tuyo.

– Genial, hasta mañana corazón de melocotón. – dije sarcásticamente mientras ella me daba un portazo a mi puerta.

Después de planear todo en mi mente, caí en un sueño profundo, mañana estaría todo perfectamente planeado para esperar a mi querida chica de ojos negros.



MarhallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora