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Desconocido.

Debía llamarlo, aunque ya estuviera cansada de recargarlo con mis problemas a él. El era mi mayor escudo, desde siempre, desde que nos juntaron cuando entrenábamos. Él podrá ser insoportable, pero siempre ha estado conmigo, y no podría vivir sin su cabeza entrometida.

Ahora debía llamarlo, había hecho algo que nos perjudicaría, se suponía que yo debía ser la sensata de los dos, pero aquí me ven, llevando un cuerpo de mi anterior amado, de él que se suponía que debía estar de nuestro lado. Sin embargo, se había enamorado, y nos cambió por el enemigo, siempre sensibles, sin una pizca de imparcialidad en esta vida vienen. Debería haberlo llevado a testificar con el General, pero en vez de eso me ganó la rabia. ¿Uno tiene que ser objetivo todo el tiempo? No, ¿verdad? Así que lo asesiné, por ser un idiota, y perjudicar la misión.

- ¡Pobre, Ed!, tan enamorado que estabas por ella, mira como has acabado, y ahora debería dejarla vivir para incriminarla, ¡qué triste!

Tendría que dejar el arma y todo lo que usé con las huellas de Helen que había recolectado, así todo quedaría completamente como lo había planeado. La más poderosa de los devastadores encarcelada, y después todo sería un trabajo simple para mí y el General que venía en camino. ¡Manos a la obra!

MarhallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora