18.

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Helen Bryne.

Me desperté con un dolor de cabeza peor que cualquier otro que hubiera tenido. Parecía que fuera a propósito de tener a alguien hablándome dentro de ella. Maldito seas, Gabriel... ¿Cómo era posible que Gabriel fuera un Devastador? ¿Cómo no lo había descubierto antes? Y además era muy poderoso, y si era espía ninguno de los pertenecientes a la nuestro grupo sabía, solo uno, Hendrix.

Él era el líder y sabía todo lo que pasaba, pero también ocultaba todo lo que lo perjudicaba, y aunque yo y todos los del pueblo le tuviéramos un gran respeto, él siempre me había causado una gran intriga. Siempre fue un misterio. Y ahora, me resultaba más cuestionable, ¿por qué no nos contaba lo que hacía? ¿por qué lo hacía todo solo? No lo entendía.

Paré de pensar en eso cuando me di cuenta que cuando estaba por desmayarme vi una silueta frente a mi, no me acordaba si lo soñé o verdaderamente pasó, pero mi subconsciente decía que era real, que había sucedido. ¿Quién sería? ¿Cómo había entrado a mi casa? Me estaba perjudicando más al dolor de cabeza estos pensamientos.

Me levanté de mi cama, y me tropecé cuando quise pararme para conseguir alguna pastilla para que se me fuera aquel tormento. Cuando llegué a donde guardaba todos los medicamentos en mi escritorio, encontré una nota:

Cuidado en quien confías, hasta el más cercano puede engañarte.

¿QUIÉN HABÍA ENTRADO A MI HABITACIÓN? Esto me había comenzado a preocupar, necesitaba hablarlo con alguien, no me gustaba sentir que estaban invadiendo mi espacio, y más después de haber vivido todo lo de ayer. Mierda, ¡ayer! Teníamos reunión con Hendrix, y había planeado salir con Gabriel, mi rastreador, suerte la reunión con el líder era a primera hora. ¿QUÉ HORA ERA? 9:20 AM, faltaban diez minutos para el encuentro con el líder. Tenía que prepararme, pero mi cerebro solo pensaba en cómo alguien había entrado a mi casa, que Gabriel era un Devastador, que Ed había muerto y que Jacob quería explicaciones. Comencé a hiperventilar, ¡otro ataque de pánico!

NO. NO. NO.

Llamé a Jacob que era el único que seguramente estuviera en casa, apareció de inmediato.

- ¿Qué te sucede, Helen? ¿Estás bien? - apareció por la puerta corriendo, mientras yo estaba hecha un rollo en mi cama respirando agitadamente, esperando a calmarme.

- No, no, l-lo, estoy. - respondí, entrecortada por las respiraciones.

- Tienes que respirar profundamente, como has practicado. Inhala, Exhala, como yo lo estoy haciendo. Fíjate en mí, inhala, exhala. Concéntrate en mis ojos, en nada más, no pienses en nada más, deja tu mente en blanco y enfócate en respirar. - dijo mientras me acariciaba suavemente los brazos, sabía que si me abrazaba sería peor, él conocía todas mis facetas, desde las más perfectas hasta las más tristes. Después de unos minutos de hacer lo que me decía mi hermano, me calmé.

- Gracias, en serio, no sabes todo lo que estoy pasando. Ayer fue el peor día de mi vida. Ed murió, los Wembley están haciendo de todo para destruirnos, a nosotros y al pueblo. Cuando estoy en peligro un rastreador me habla en mi cabeza, y comienza a atormentarme. No puedo más con esto, por favor, ayúdame. - le conté todo aquello a susurros y a punto de llorar, por fin se lo estaba contando a alguien que se que me entendería.

- Ay, Helen, lo siento por no estar para vos, en serio, que bueno que llegué en este momento. Aqui estoy para ti. Cuéntamelo más despacio, te escucho atentamente.

En ese momento me desahogue de todo lo que tenía guardado hace semanas, mientras mi hermano mayor me consolaba y me limpiaba algunas lágrimas que aparecían infraganti en el proceso. Capaz mi hermano y yo nos peleábamos mucho, pero después de todo era mi hermano mayor, y lo quería como no quería a nadie más. Él era mi guía y mi pilar para seguir adelante en esto que se llama vida.

MarhallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora