Helen Bryne
Cuando salí de la cabaña me encontré a Mark y Kaomi esperándome curiosos de que me habría dicho Hendrix cuando estuvimos a solas, y la verdad era que tenía que mantener todo aquello en secreto, pero no podía no contarles a mis amigos más cercanos, necesitaba decírselo a alguien que me entendiera y me escuchara.
- ¿Y?, ¿qué ha sucedido ahí dentro? ¿qué te ha dicho? - preguntaron a la misma vez Kaomi y Mark, ambos impacientes por mi contestación.
- Nada del otro mundo, solo que debía comenzar con todo esta tarde el entrenamiento, soy la que no ha practicado nunca y debo aprender lo antes posible. - dije mirando hacia el bosque, y comenzando a caminar hacia un arbol que sentí que me llamaba de alguna forma con su color distinto en su tronco, era de un negro azabache como mi cabello que relucia porque los demás eran de un marron claro, y justo el sol iluminaba una parte de él, haciendolo brillar.
- No me jodas, debe haber dicho algo más, sino no nos hubiera echado. - contestó Mark, a mi lado mirándome atentamente.
- Solo dijo eso, dijo que me dejo sola porque pensaba que ustedes podían burlarse de mí, cosa que yo no creo que hagan, porque saben que los mato si me dicen algo hiriente. Ahora, ¿soy la única que ve ese árbol de tronco negro como muy distinto a los demás? - pregunté señalando dicho árbol y viendo a mis lados para confirmar que Mark y Kaomi sabían de lo que hablaba.
- Sí, es raro, vamos a ver qué quiere decirnos. - dijo Kaomi, alejándose de nosotros y yendo hacia él.
Mark y yo las seguimos a paso apresurado, pasando entre algunas raíces y ramas de otros árboles, llegamos. Este bosque era tan denso que a veces las ramas te arañaban los brazos dejándome heridas. Cuando llegamos al famoso tronco negro, vimos que brillaba de una forma rara, como si le hubieran tirado purpurina del cielo. Miramos todos arriba pensando que podría haber algo como algún animal mágico, de los que habitaban allí, pero el árbol estaba desierto y solo con sus ramas, sin hojas, parecía que lo hubieran quemado. En ese momento recordé: los árboles que quemó Clark para entrar a la cabaña, mientras todos trataban de salvar a los pobres árboles quemados. Toqué el tronco y me mandó hacía una visión, ya no estaba al lado de Mark ni de Kaomi, estaba al lado de ese tronco, pero era de noche, había dos personas en frente, era Ed y Clark, y alguien más a su lado con capucha, como el que lo mató. Ed hablaba acaloradamente con los demás presentes:
- No les contaré nada, si quieren les doy dinero, hemos ganado mucho desde que llegamos, pero no les daré información sobre mi nueva organización, soy fiel a él. - dijo, cortante mirando a la persona encapuchada y luego a Clark con sus ojos penetrantes.
- Entonces deberemos contarles a ellos, tu querida organización que eras parte de sus enemigos hace tan solo nueve meses cuando desapareciste y te dimos por muerto, creímos que te había pasado algo, que alguien de ellos te había encontrado con tu familia y ya solo quedaban tus cenizas, eres un traidor. - habló por primera vez enfurecida la persona de la capucha tenía una voz estridente y oscura, de esas que amenazan y te lo crees. - Pagaras por todo lo que hiciste, si no nos traes a esa chica y la matas, mañana en el bosque, estarás muerto, hazlo, por el bien de tu familia.
- Mierda, está bien, es un trato, pero después déjenme vivir en paz, por favor, mi familia no tiene nada que ver en esto, soy yo el que tiene poderes, ellos no. - Ed suplicaba, hasta se había arrodillado a los pies de la persona con capucha, Clark sonreía, le encantaba como la gente nunca estaba en contra de ellos, le gustaba tener el poder, y se nota que a la persona de la capucha también le fue divertido verlo suplicar, su sonrisa relucía en la oscuridad. A mi me pareció decepcionante y me hería que me entregara a cambio de otra vida, era alguien que él quería, o eso me había hecho creer, era un maldito.
- Está bien, mi amor, todo va a estar bien, solo haz lo que te decimos, y serás libre. - la persona de la capucha se le acercó, le besó la mejilla, y luego pasó por un costado de Ed. Clark le dedicó una mirada de asco a Ed, y siguió a la persona de capucha por el bosque. Desaparecieron por la oscuridad de la noche, y Ed se quedó de rodillas, sollozando.
Justo en ese momento la visión terminó y yo estaba tirada en el suelo apoyada en el tronco del árbol que me había entregado dicha información. Tenía todas mis mejillas con lágrimas, me había dolido mucho ver como Ed me entregaba como mercancía al enemigo, era un traidor, una rata que quería sobrevivir entre un mundo lleno de gatos salvajes; tarde o temprano, lo iban a comer. Mark estaba sentado a mi lado mirándome preocupado y Kaomi de el otro lado, estaba observando preocupada mi cara viendo si tenía alguna herida, o algo que debiera arreglar.
- ¿Qué ha sucedido ahora? ¿que has visto? - preguntó Kaomi, que ya había pasado por esto, ayer en la noche.
- He tenido otra visión de Ed... - comencé a contarles todo detalladamente lo que vi y como me había vendido, como si fuera una cosa desechable.
- ¡QUE IDIOTA!, sabía que algo malo tenía, lo odio, lo odio... - dijo Mark, ayudándome a parar de donde estaba sentada.
- Yo también siento que estuve con alguien completamente desconocido para mi, era otra persona, un personaje, nunca me mostró su verdadero yo. - me limpié las lágrimas que había derramado innecesariamente, el no se las merecía, ya me había dado cuenta que no era quien pensaba.
- Te entiendo, vámonos de aquí, hay que ir a la preparatoria, ya hemos perdido muchas clases, ¡Agatha nos matará cuando sepa todo lo que nos tiene que pasar!, y será peor cuando sepa todo lo que no le hemos contado. - dijo Kaomi, sonriendome para que dejara de sentirme mal, ella sabía cómo hacer sentir bien a una persona.
- Tienes razón, corramos, hace tiempo que no hacemos una carrera. - respondió Mark, y salió disparado hacía el camino que te dirigía al final del bosque y el comienzo de la calle principal del pueblo.
Las dos salimos detrás de él, no íbamos a dejar que nos ganara.
Estábamos sentados en plena clase de matemáticas, el profesor hablaba sobre ecuaciones y no sé qué más, yo estaba pendiente a que hacía Clark con su lapicera, sacaba y volvía a esconder la punta de la lapicera cuando pulsaba el botón y cada vez lo hacía más rápido, era insufrible tenerlo en todas las clases. Arranque una hoja, y se la lancé hacía la cabeza, cuando el profesor no estaba viendo, con una nota dentro que decía: "¡¡¡DEJÁ DE DECIR ESA MIERDA CON LA LAPICERA!!!". Mi plan tuvo éxito: pegó en uno de sus hombros, se dio vuelta para ver que había sido y yo le hice un saludo sarcásticamente amistos. Luego, le hice señas que abriera la bola de papel. Cuando abrió la bola de papel y leyó, sonrió socarronamente. Anotó algo de nuevo en el papel y me lo lanzó, cuando el profesor no veía, pero este no tuvo tanto éxito.
- Wembley, tira esa bola de papel y se tendrá que retirar de la clase. - habló el profesor, mientras veía gravemente a Clark, con los brazos posados en ambos lados de la cadera.
Clark hizo caso omiso a la advertencia y me lo tiró, luego juntó sus cosas y se fue de la clase. Él profesor lo miró con una rabia contenida, le gritó que no se saldría con la suya y que tendría retención, paró cuando la puerta cerró con un ruido sordo. Volvió a dar la clase como si nada luego de unos minutos. Impaciente abrí el papel y encontré otra cosa escrita debajo de lo que había escrito anteriormente: "Hago lo que se me da la gana, si te importa tanto manda una queja a este número: +45324vetealamierda022, ¡gracias!"
Me molestó, pero a la vez me dió gracia su ingenio para contestar mi queja, dentro de todo era inteligente cuando se lo planteaba, pero si seguía haciendo esas escenitas no saldría nunca de la preparatoria.
Agatha estaba a mi lado, compartiendo asiento conmigo y le mostré el papel, sonrió y negó con la cabeza, luego gesticuló sin emitir ruido: que idiota es. Le respondí con un asentimiento y volví mi atención a la clase, yo si pasaría esta clase con honores.
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Marhall
FantasyMarhall, es un pueblo en Inglaterra, donde todo no es muy normal como parece. Dicho pueblo oculta secretos, entre su gente y su naturaleza, entonces, ¿que pasaría cuando una familia adinerada, los Wembley, comprara la castillo de la colina más alta...