Helen Bryne
Abracé a mi hermano hasta que me gritó que lo soltara. Lo había extrañado tanto, desde mi cumpleaños que no lo veía, y eso había sido en marzo, y estábamos en noviembre, todavía no era navidad ni nada por el estilo, ¿qué hacía en estas fechas donde tenía miles de exámenes?
- ¿Qué haces en estas fechas? ¿No deberías estar estudiando para tus últimos exámenes? - pregunté suavemente, me había acordado que nuestros padres estaban durmiendo. Él me acariciaba el pelo.
- Ya los terminé, solo me quedaban dos y los di ayer con la ayuda de unos contactos de nuestros padres me los pudieron adelantar.
- Odio cuando usas los contactos de nuestros padres como ayuda, no deberías hacer eso. - me molestaba que siempre buscará ayuda de nuestros padres, cuando él ya era mayorcito y podría ser más independiente. En ese momento ya me había separado de su toque, no quería tenerlo cerca - Sí yo estuviera en tu posición ya me hubiera ido a la mierda de este lugar y no hubiera vuelto tan dependiente de nuestros padres.
- ¿Y qué si me gusta tener a nuestros padres como apoyo? ¿Es que no los quieres? - Volvió a acercarse a mí, pero yo me aparté y comencé a darle la espalda para ir a la cocina a tomar agua, tenía la garganta muy seca, siempre me pasaba después de dormirme una siesta o levantarme en la madrugada.
- Sí los quiero, pero una cosa no depende de la otra, quererlos no significa ser dependientes de ellos. No es lo mismo, Jacob. - odiaba discutir con mi hermano pero él siempre buscaba pelear conmigo, y ahora que éramos más mayores era mucho peor.
- Está bien, tienes razón, pero lo que importa es que llegué antes a casa, ¿no te alegra ver a tu hermano mayor? - apareció por detrás y me abrazó, mientras yo cerraba la heladera, y me apartaba de él. Jacob sabía que odiaba el afecto tan insistente y pegajoso.
- Apartate idiota, ya, sí, te extrañe, pero sabes que no me gusta que me abracen así que apartate de mi espacio personal.
-Okey...Mi pregunta ahora es la siguiente; ¿qué haces a esta hora llegando de casa? - sabía que no me lo dejaría pasar, pero no estaba de humor para contarle todo lo ocurrido, y que me regañara por ello. Ya estaba bastante mal por la muerte de Ed, para andarlo contando a todo el mundo a altas horas de la madrugada. Quería volverme a dormir y no despertar nunca más.
- Es una larga historia mañana te lo cuento. - dije agotada de ver cómo su mirada penetraba mis ojos para ver si podía sacarme algo, cosa que sería imposible.
- Está bien, te la dejo pasar porque yo también estoy agotado, dulces sueños, Hely. - Ay no, ese nombre no.
- Ni se te ocurra volverme a llamar así de nuevo.
- Hely, Hely, Hely... - después del tercer Hely, recibió un golpe en la entrepierna que lo dejó con la boca entreabierta soltando un quejido y tocándose la zona entumecida.
- Ay, pobrecito mi hermano, lo siento tanto... - dije con falsa tristeza.
- Me lo vas a pagar, Hely Bryne. - esto último lo escuche como un susurro mientras subía suavemente la escalera, para no despertar a mis padres.
Cuando estuve en mi cuarto suspiré, no iba a dormir solo necesitaba recapitular todo lo que había sucedido en estas más o menos seis horas.
El dolor persistía, dolía como si un cuchillo me estuviera cortando lentamente todo el cuerpo, desde mis pies a mi cara, todo dolía, no podía pensar en Ed sin que me doliera, igual, ¿cómo iba a sentirme bien después de verlo morir? No podía ni pensarlo, las imágenes venían solas, la bala pegando en su frente, su cara lo esperaba cuando vio a la persona que lo mató. ¿Quién será la persona de sangre fría que pudo haber hecho algo así? No lo puedo comprender, ¿cómo puedes matar una persona tan tranquilamente?
Lo sabes, no te hagas lo que no, dijo la voz en mi cabeza.
La familia Wembley y los Liberalties, contesté en mi cabeza a la persona o cosa que me hablaba siempre que quería, no sé cómo hacía, pero podía aparecer cuando se le cantaba la gana y no lo podía evitar.
Exactamente, no confíes en ellos, ya te lo dije, pero eres la persona más terca con la que me ha tocado tratar, contestó nuevamente aquella voz.
Yo no te he pedido que me cuides o aparezcas, así que puedes marcharte y dejarme pensar tranquila. Ya se volvía muy insoportable tener su presencia allí metida, me daba dolor de cabeza, ya que quería saber quién era la persona que estaba detrás de aquella voz.
No puedo, debo mantenerte a salvo, ese es mi deber. Y no, no te diré quien soy, pero me conoces muy bien. ¿Qué cómo que lo conozco? Ahora me comenzaba a palpitar mucho más la cabeza, tantas cosas metidas en ella, ¿cómo que era alguien conocido aquella persona que podía meterse en mi maldita cabeza?
Dime tu nombre, por favor, sino te aseguro que me desmayaré por tu culpa y todas las cosas que me han pasado hoy.
Mi nombre empieza con G y termina con abriel. ¿Te suena? A que no creías que era un Devastador...
Después de escuchar aquello, me desmayé de verdad, caí sobre mi cama, y lo último que vi fue mi ventana abierta y una silueta entrando.
¿Quién eres, intruso?
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Marhall
FantasyMarhall, es un pueblo en Inglaterra, donde todo no es muy normal como parece. Dicho pueblo oculta secretos, entre su gente y su naturaleza, entonces, ¿que pasaría cuando una familia adinerada, los Wembley, comprara la castillo de la colina más alta...