No otra vez

468 84 0
                                    


(VC)

Estas semanas con Juliana habían sido geniales, lo que me dijo el día que fuimos al hospital me había dado tranquilidad, sentía que poco a poco la estaba recuperando. Eso no quitaba que me hiciera mucha falta por las noches, aún despertaba de madrugada buscándola en la cama, pasaba mi brazo por su lado de la cama sin éxito, ella no estaba ahí. No podía evitar despertar sobresaltada al notar su ausencia, pero cuando era consciente de la realidad, recordaba que mi esposa dormía en otra casa, en otra cama.

Hoy, como cada día desde que nos reencontramos, pasaríamos el día juntas. Ella pasó la mañana pintando y luego decidimos que era hora de ir a almorzar. Le pedí que me esperara mientras me cambiaba por algo más cómodo, y fui a la habitación. Mientras me vestía me pareció escuchar el timbre, pero no estaba segura y como no volvió a sonar no le di importancia. Terminé de arreglarme y cuando iba saliendo escuché un portazo que me asustó. Corrí hacia la sala y Juliana no estaba ahí, sin siquiera pensarlo comencé a correr para tratar de alcanzarla, pero al llegar a la entrada del edificio la vi dentro de un taxi que estaba arrancando. Su mirada se conectó con la mía por unos segundos y pude notar que estaba llorando.

- ¡Barbara!... ¡Barbara!... Detente... ¿Por qué te vas así?... - grité de forma desesperada mientras veía cómo se alejaba, mis intentos fueron inútiles, el taxi no se detuvo.

Volví a mi casa porque no había sacado las llaves del auto por el apuro, aún sin comprender qué había pasado, y al entrar noté el arreglo floral que se encontraba en la mesa. En ese momento recordé el sonido del timbre que pensé había imaginado, me acerqué para leer la tarjeta y lo que ví me destruyó por dentro. "Feliz primer mes de casados a mi amada esposa Valentina. Atte: Lucho" es lo que decía, en ese momento comprendí todo. Esto no podía estarme pasando.

- No Juls, no puedes haberte enterado así - dije en voz alta mientras las lágrimas comenzaban a aparecer. No esperé más, tomé las llaves del auto y salí apresuradamente a buscarla.

Manejé lo más rápido que pude, intuí que había ido a su casa, rogaba porque fuera así ya que no sabría dónde más buscarla. Al llegar, con las piernas temblando me paré frente a su puerta y comencé a tocar. Al esperar unos minutos y ver que la puerta no se abría toqué de forma algo más desesperada el timbre, la puerta, incluso comencé a gritar. Cuando estaba por perder las esperanzas y volver a mi auto vi un movimiento en una de las cortinas, ella estaba ahí adentro.

- B... Barbara ábreme por favor, tenemos que hablar - comencé a gritar pegada a la puerta - Sé que estás ahí adentro, ábreme por favor.

- No tenemos nada de que hablar, no quiero escucharte, todo este tiempo has estado jugando conmigo, ahora entiendo porque no estuviste a mi lado cuando desperté.

Sus palabras taladraban mi corazón, hoy más que nunca me arrepentía de haber firmado ese maldito papel. En el fondo siempre sentí que le había fallado, pero no de la forma que ella debe estar pensando en estos momentos. Necesitaba que me deje explicarle que las cosas no fueron así, y no me iría sin que pudiéramos hablar.

- No me voy a mover de aquí hasta que no hablemos, las cosas no son como las estás imaginando, ábreme por favor.

- No voy a abrir, puedes quedarte todo el día ahí si eso quieres - dio un golpe a la puerta y me pareció escuchar pasos alejándose.

- Barbara, por favor, todo tiene una explicación - seguí insistiendo, pero al parecer ella ya no estaba detrás de la puerta.

Conforme pasaba el tiempo, mi desesperación iba aumentando. Pensé que con esto podía estar perdiéndola para siempre. Imaginé todo lo que ella podría estar pensando y sintiendo y me odie por de alguna forma ser la culpable.

"Perdóname mi amor" repetía en mi mente una y otra vez mientras las horas comenzaban a transcurrir. Tenía tanto miedo, no podía ni imaginar un día sin ella, no otra vez, no podría soportarlo.

Como se lo había dicho, no iba a moverme de ahí. Comenzó a oscurecer, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado, pero no podía alejarme de esa puerta. Me senté recargando mi espalda contra ella de forma que no pudiera abrirse sin que yo lo notara, y sin darme cuenta el cansancio fue haciendo lo suyo hasta que mis ojos se fueron cerrando y me quedé profundamente dormida.


______________

By –DeaDos-

¿Quién eres? (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora