El amor de tu vida

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(JV)

Al día siguiente desperté y tenía a Valentina acurrucada en mi pecho, usualmente soy yo quien duerme en sus brazos, pero me encanta tenerla así. Acaricié su cabello y el brazo con el que estaba rodeando mi cintura, y estuve así no sé por cuánto rato hasta que vi una sonrisa dibujarse en sus labios.

- Me encanta despertar así contigo, sintiendo tu piel pegada a la mía - dijo aún sin abrir los ojos y comenzando a acariciar mi vientre suavemente.

- Tiremos los pijamas entonces - le dije con una ligera risita.

- No es mala idea - respondió con una sonrisa pícara, alzando su rostro y abriendo los ojos - Buenos días chiquita - dijo dejando un beso en mis labios.

- Buenos días mi amor. ¿Ya no volvió el dolor de cabeza? - le pregunté acariciando su rostro por el lado que no estaba lastimado.

- No, contigo a mi lado todo dolor desaparece - No pude evitar sonreír como boba por su comentario.

- La inflamación de tu rostro está bajando, seguro en unos días ya estarás como nueva, mi vida.

- Eso espero, aunque seguro tardará un poco más en volver a su color natural - dijo algo frustrada - No quiero salir así y tener que estar aguantando las preguntas de la gente.

- Seguro pensarán que te maltrato - le dije logrando sacarle una sonrisa - No tenemos que salir hasta que termine de sanar mi amor, ¿acaso no te gusta la idea de quedarnos unos días en casa solo tú y yo? - le dije con una sonrisa pícara, tratando de levantarle el ánimo.

- Me encanta la idea - respondió ya de mejor semblante - Aunque si me gustaría invitar a Greta a cenar uno de estos días, voy buen tiempo sin hablar con ella y quisiera contarle lo que hemos pasado.

- Me parece bien morrita, invítala a venir en un par de días, para que la inflamación termine de bajar y puedas estar más cómoda.

- Le avisaré en un rato, ahorita prefiero tomar mi suculento desayuno - dijo acomodándose sobre mí y uniendo sus labios a los míos.

Así pasamos ese par de días, en nuestra pequeña burbuja, amándonos. Valentina estaba mucho más pegajosa de lo normal, pero a quién podría mentirle, adoraba tenerla así. A pesar de ya haber pasado todo, la notaba algo intranquila, y siguió así hasta que su papá nos confirmó que Lucho había sido condenado a muchos años de cárcel por intento de homicidio e intento de violación. El muy imbécil había dejado varios cabos sueltos que lo delataron e hicieron innegable su culpabilidad.

Llegó el día de la cena con Greta, Valentina ya estaba mucho mejor, pero tal como habíamos sospechado aún quedaban rastros del golpe.

- Mi amor, ya te dije que no vamos a asustar a Greta, ¿acaso quieres infartarla? - hasta ese momento Greta no sabía que yo estaba con vida.

- Sólo quiero darle un pequeño sustito - dijo como una niña chiquita.

- Eres una traviesa, pero no la vamos a asustar.

- ¿Acaso no te gusta que sea traviesa? - dijo levantando las cejas, con una sonrisa pícara y abrazándome por la cintura.

- Me encanta que seas traviesa - le respondí con una sonrisa pícara también - Pero no para asustar a tu mejor amiga.

- Está bien - dijo resignada - Pero dame un beso - pidió estirando sus labios.

- ¿Sólo uno? - le pregunté acortando la distancia y dejándole cortos besos en los labios. A los pocos minutos sonó el timbre.

¿Quién eres? (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora