Deja de mentirme

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(VC)

Sabía que Juliana necesitaba algo que le dé seguridad de que lo nuestro era serio, de que teníamos futuro, de que éramos mucho más que sólo dos personas que estaban saliendo. Sobre todo, por lo que había pasado con el tarado de Lucho, que en su cabeza era mi "esposo". Como no podía decirle que ella tenía el título más grande de todos como mi verdadera esposa, y que era la única con verdadero derecho a utilizar esa palabra, decidí volver a pedirle que sea mi novia. Fue algo muy curioso para mí hacerlo, pero también fue bonito revivir esa etapa con ella. Definitivamente lo volvería a hacer una y mil veces más.

Habían pasado un par de semanas desde aquel día en la laguna, nuestra relación se fortalecía cada vez más, y aunque no tenía recuerdos claros, cada vez eran más frecuentes sus sensaciones de ya haber vivido algo antes. Perlita nos decía que eso era bueno, y que los recuerdos podrían llegar en cualquier momento.

Ya no habíamos vuelto a pasar ninguna noche juntas, lo cual me ponía algo triste, pero entendía que para ella era extraño estar en esa situación. Sin embargo, pasábamos cada minuto posible juntas, y mi amor por ella no hacía más que crecer.

Hoy había venido a pintar un cuadro por la mañana, estaba en el estudio y yo había ido a llamar para pedir una pizza. Eso se le había antojado a mi chiquita y eso tendría. Luego de hacer el pedido decidí darle privacidad para que siga pintando, mientras yo arreglaba algunas cosas en la sala. Cuando llegó la pizza, la recibí y luego fui a llamar a mi novia/esposa.

- Bebé, ya llegó la pizza - le dije acercándome por detrás y abrazándola. Ella se encontraba sentada frente al cuadro que estaba pintando.

- Que bueno, ya estaba comenzando a darme hambre - dijo poniéndose de pie y dándose la vuelta para quedar frente a mí, sin romper el abrazo - mañana termino de hacerle los últimos arreglos al cuadro, creo que fue suficiente por hoy. Prefiero pasar el resto del día con mi hermosa novia - dijo dándome un tierno beso.

- Me encanta la idea - le respondí completamente embobada. Luego de unos minutos fuimos al comedor y nos sentamos a comer.

- La pizza te quedó deliciosa - comentó en tono burlón.

- Gracias, pasé toda la mañana preparándola, me alegra que te haya gustado - respondí siguiéndole el juego.

- Gracias por siempre cumplir todos mis caprichos - dijo acariciando mi mejilla - Eres la mejor novia del mundo.

- No hay nada más importante para mí que hacerte muy feliz chiquita - le dije dándole un besito en la frente.

Terminamos de comer y decidimos ver algunas películas. Nos acomodamos en el sofá, Juliana estaba sentada a mi izquierda, con su cabeza recostada en mi hombro y su brazo izquierdo abrazando mi cintura. A los 20 minutos de comenzada la película la mano de Juliana comenzó a colarse por debajo de mi blusa y acariciar suavemente mi abdomen. Hice el mayor de mis esfuerzos por mantener la calma, porque con sólo eso ella ya había logrado encenderme por completo, pero su mano comenzó a subir tímidamente y yo estaba por perder el control.

- Bebé, aunque disfruto inmensamente de tus caricias... no sé si pueda controlarme si sigues haciendo eso - dije con la voz ya algo entrecortada.

- No te controles - dijo en un susurro tan bajo que por un momento pensé que había imaginado sus palabras. En un movimiento rápido se sentó encima mío y me miró fijamente - Te amo Valentina - dijo dejándome un beso profundo que me dejó sin aliento.

- Y yo a ti, te amo con mi vida entera - le dije volviendo a besarla.

El beso fue subiendo de tono, se fue volviendo más intenso, más lleno de deseo. Las manos de Juliana comenzaron a cobrar vida y las mías no tardaron en reaccionar. Ella me quitó la blusa, y segundos después retiró mi brasier. Se quedó mirándome por unos segundos, como conociendo por primera vez mi cuerpo, pasando sus manos suavemente por la piel que acababa de descubrir, y luego volvió a besarme con total necesidad. Bajó dejando besos por mi cuello, y cuando llegó a mi pecho la poca cordura que me quedaba se fue al carajo. Me paré cargándola y la llevé a la habitación sin dejar de besarla. La bajé lentamente a los pies de la cama, quedando paradas una frente a la otra. Retiré su blusa y su brasier para quedar en igualdad de condiciones. Me quedé viéndola a los ojos por unos segundos, buscando algún rastro de duda, pero ella me dedicó una sonrisa cómplice y volvió a besarme. Me empujó suavemente para recostarme en la cama y se acomodó encima mío. Volvió a iniciar su recorrido de besos, y yo sentía que cada célula de mi cuerpo resucitaba ante su contacto.

- Eres hermosa - dijo volviendo a mis labios.

- Y tú eres perfecta mi amor - le dije cambiando nuestras posiciones y quedando yo sobre ella.

Comencé a dejar besos por su cuello, por su pecho, por su abdomen, volviendo a reclamar cada centímetro de piel que en todo este tiempo había extrañado tanto. Seguí besando su cuerpo con total devoción mientras una de mis manos comenzaba a acariciar su entrepierna por encima del pantalón. Volví a besar sus labios y al cortar el beso pude notar algo de confusión en su mirada. De un momento a otro me empujó para quitarme de encima de ella y se paró de la cama raudamente, dejándome totalmente confundida, sin entender qué le sucedía y por qué reaccionaba así.

- Mi amor, ¿estás bien? - pregunté preocupada, poniéndome de pie.

- Yo... yo... tengo que irme - dijo recogiendo su blusa y volviéndosela a poner.

- ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Hice algo mal? - pregunté tratando de entender qué había pasado.

- Necesito estar sola - dijo tomando su cabeza entre sus manos.

- Barbara, por favor, dime qué pasa - dije tratando de acercarme a ella.

- ¡YA DEJA DE MENTIRME! - gritó con frustración sin soltar su cabeza, y dejándome paralizada por unos segundos.


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By –DeaDos-

¿Quién eres? (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora