En este mismo lugar

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(JV)

Abrí los ojos poco a poco tratando de acostumbrar mi vista a la luz, no sé en qué momento de la noche me moví pero esta vez soy yo quien amaneció acurrucada en brazos de Valentina. Mi primer impulso iba a ser moverme con cuidado para no incomodarla y dejarla dormir, pero al levantar ligeramente el rostro pude notar que ella ya estaba despierta con una enorme sonrisa.

- Buenos días bebé - dijo acariciando mi mejilla.

- Buenos días - respondí sonrojándome.

- Si dormir en tu puerta es el precio que debo pagar para tener más amaneceres como este, lo volvería a hacer todas las noches - dijo con una sonrisa pícara. No sé si era posible, pero creo que en ese momento me puse aún más roja de lo que ya estaba.

- ¡Valentina! No digas esas cosas - le dije dándole un ligero golpe en el hombro - Además, prometiste que no volverías a exponerte así.

- Y tú prometiste que no volverías a dejarme. Eso debería aplicar también para las noches - dijo haciendo un puchero. Ese puchero con el que podría hacerme ceder a lo que sea.

- ¡No pongas esa carita! ¡Eso es trampa! - dije fingiendo estar enojada, pero parecía no estar funcionando - Ya quita esa carita por favor - le pedí acercándome a darle un beso que la obligue a dejar el puchero.

- Esto... también es... trampa - dijo en medio del beso - sabes que... no puedo resistir... a un beso tuyo.

- Si tú puedes hacer trampa yo también - le dije cuando cortamos el beso, con una sonrisa victoriosa.

- Está bien, está bien, pero que conste que me vas a extrañar por la noche. Aunque no tanto como yo a ti - dijo acercándose a besarme nuevamente. Y tenía razón, definitivamente iba a extrañarla cada segundo, pero no podía evitar sentir que era demasiado pronto como para prácticamente vivir juntas. Ni siquiera tenía bien definido qué somos en estos momentos.

- Será mejor que vayamos a tomar desayuno - le dije poniéndome de pie para salir de la habitación. Ella se paró segundos después y nos dirigimos hacia la cocina. Perlita ya estaba terminando de preparar el desayuno, lo cual ambas agradecimos ya que moríamos de hambre.

Aproveché para consultar con Perlita la idea de ir a la laguna como habíamos planeado ayer, y ella nos dijo que no había problema con ir, que si Valentina no había vuelto a hacer fiebre es porque todo estaba bien. Terminamos de desayunar, nos alistamos, y Valentina me pidió que pasemos por su casa antes de ir para cambiarse de ropa.

Cuando llegamos a su casa, no pude evitar ver las flores que seguían en la mesa. No pude evitar sentir tristeza porque, aunque fuese sólo un contrato, ella está casada. Quise disimularlo, pero ella lo notó de inmediato.

Tomó las flores y las tiró a la basura. Luego cogió su celular y realizó una llamada. Me dio la espalda para hablar y se alejó un poco, pero por el tono de voz que utilizó era imposible no escucharla. Se notaba que estaba furiosa.

- Aló, escúchame bien imbécil, no sé en qué idioma quieres que te diga que no me interesa en lo absoluto mantener comunicación por ninguna vía contigo, y mucho menos que salgas con una ridiculez como la de las flores que mandaste el otro día y que están decorando divinamente mi tacho de basura. Tú y yo no somos absolutamente nada, y jamás lo seremos. No sé cómo hacerte entender que el papel que firmamos fue sólo un contrato, un acuerdo, y ahora sé que también fue un terrible error. Te voy a agradecer que dejes de estar jodiendo si no quieres que te saque la mierda - No dejó tiempo de que le respondan y colgó la llamada.

Respiró profundamente para recuperar la calma y se volteó hacia donde estaba yo.

- Espero que con eso le haya quedado claro, de todas formas estoy segura que esa farsa no durará mucho tiempo más - dijo pasando sus brazos por mi cintura. Mi mirada estaba perdida en el suelo, pero ella me tomó del mentón y me hizo dirigir mi mirada hacia ella - Tú eres la única persona que yo quiero en mi vida.

- Por muy falso que sea, eso no quita que él sea tu esposo Valentina - dije sin poder evitar que una lágrima se me escapara - ¿quién soy yo? ¿eso en qué me convierte a mí?

- Tú eres el amor de mi vida - respondió limpiando mi lágrima y dándome un tierno beso - confía en mí por favor, pronto podré solucionar ese asunto de manera definitiva. Ahora, no dejemos que se arruinen nuestros planes. Deja me voy a cambiar rápido y preparamos las cosas que llevaremos. ¡No te muevas de aquí! - dijo señalándome con su dedo índice y no pude evitar reír por su comentario.

- No me iré, ve tranquila.

Fue a vestirse y luego preparamos lo que llevaríamos para hacer un picnic. Durante el camino me relajé y dejé de pensar en el tipo ese. Fuimos cantando y riendo durante todo el trayecto, y cuando llegamos no podía creer lo que estaba viendo. Valentina tenía razón, ese era el lugar que yo había pintado en mi cuadro.

- Este lugar es hermoso - dije recorriendo el lugar con la vista. Tenía la sensación de ya haber estado ahí antes, pero ningún recuerdo llegaba a mi mente. Eso me había pasado ya varias veces desde la vez del estudio, pero ya no sentía dolores de cabeza tan intensos como los de ese día.

- Este es nuestro lugar - dijo Valentina colocando la cesta que traíamos al costado de un gran y bellísimo árbol.

Sacó una manta y la extendió, para luego sentarse en ella recostando su espalda en el árbol y extendiéndome la mano para que me sentara con ella. Me senté entre sus piernas, recostando mi espalda en su pecho y mi cabeza por su cuello. Ella me rodeó con sus brazos y quedamos con una hermosa vista hacia la laguna.

- No tienes idea de lo feliz que soy por tenerte de vuelta en mi vida - comenzó a decir Valentina - El día que apareciste en la galería me devolviste el alma, porque el tiempo que pasé sin ti, pensando que jamás volvería a verte, fue el más difícil de toda mi vida. No quiero volver a pasar por algo así jamás. Ten la seguridad de que eres el amor de mi vida y la persona más importante para mí en todo el universo. Lo único que quiero en esta vida es hacerte muy feliz, cada día, cada segundo, y que puedas sentirte segura a mi lado. Hoy me preguntaste quién eres tú en mi vida, y ya que no puedo hablarte del pasado, comenzaremos a reescribir nuestra historia... Barbara, ¿aceptarías ser mi novia?

Sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho. Mi ángel me estaba pidiendo ser su novia. Me arrodillé para quedar frente a ella y poder verla a esos hermosos ojos cafés.

- Nada me haría más feliz - le dije con una sonrisa que no sé cómo cabía en mi cara, para luego dejar tiernos besos por todo su rostro terminando con uno largo en sus labios - Sé que no puedes entrar en detalles, pero... ya me habías hecho esta pregunta antes ¿cierto?

- Si, fue en este mismo lugar, y fue una de las mejores decisiones de toda mi vida - respondió sin dudar.

- ¿Y cuál fue la mejor decisión que tomaste en tu vida? - pregunté entrecerrando los ojos. Ella soltó una risita mientras movía su cabeza de un lado a otro.

- Lo siento, no te lo puedo decir. Pero también está relacionada contigo - dijo dándome un besito. Preferí no insistir, pero el dato que me dio logró sacarme una sonrisa.

Pasamos el resto de la tarde ahí, disfrutando del paisaje, comiendo lo que habíamos llevado, conversando, siendo felices. Con ella yo me sentía completa, a pesar de tener un gran vacío en la mente por la falta de recuerdos. En ese momento me di cuenta que si la tenía ella a mi lado no necesitaba nada más. Ella es mi ángel, mi Valentina, y ahora mi novia.

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By –DeaDos-

¿Quién eres? (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora