Confío en ti

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(VC)

Escuchar a Juliana decir que había recordado todo me dio una gran alegría, pero a la vez me llenó de temor debido a su reacción. Temía que no quisiera escucharme, necesitaba explicarle tantas cosas. Ninguna de las dos tenía culpa de lo que había pasado en este tiempo, ella no recordaba nada y yo no sabía que estaba viva y cuando lo supe hice todo lo que era mejor para su salud.

Al ver sus intenciones de irse, me aferré a ella con todas mis fuerzas. No estaba dispuesta a dejarla ir sin que pudiéramos hablar, así que pese a su insistencia me negué a soltarla. Sus palabras me dolían, y en un momento de total desesperación rompí en llanto. Al parecer eso la hizo calmarse un poco, ya que volteó e intentó tranquilizarme con sus palabras, pero aún insistía en quedarse a solas.

Intenté entender lo difícil que estaba siendo todo para ella también, y aunque no muy convencida, decidí dejar la habitación para darle el espacio que necesitaba.

- Te amo, no lo dudes ni por un segundo por favor - dije antes de irme, con el corazón en la mano.

Una vez en la sala intenté recuperar la calma. Aún estaba aterrada por todo lo que podría estar pasando por su mente, miles de escenarios negativos venían a mí. Sabía que yo había tenido un buen motivo para todo, pero no podía evitar pensar que todo sonaba muy irreal o sacado de una película, temía que ella pudiera no creerme.

Luego de dejar volar mi mente por un tiempo, me concentré en lo más importante en ese momento. Juliana había recobrado la memoria, y yo no sabía que debía hacer ahora. Decidí llamar a Perlita para preguntarle y me dijo que lo más recomendable era llevar a mi esposa al hospital para que le hicieran algunas pruebas y confirmar que todo estuviera bien. Además, era preferible que no le cuente nada hasta después de las pruebas, ya que podría exaltarla mucho saber que alguien había tratado de matarla.

"Con lo que me costó convencerla de que se quede, y ahora quieren que logre llevarla al hospital aún sin explicarle nada", pensé. Me fui preparando mentalmente para lo peor, mientras caminaba de un lado al otro de la sala esperando a que saliera de la habitación para tratar de convencerla de ir al hospital. Al ver que habían pasado un par de horas y no salía comencé a preocuparme, y aunque no quería presionarla decidí ir a ver si estaba bien.

Toqué suavemente la puerta, pero no respondió. Un poco más preocupada ya, decidí abrir la puerta lentamente. Al asomarme la vi echada en medio de la cama, echa un pequeño ovillo, se había quedado profundamente dormida. Sin hacer ruido me acerqué a la cama, suavemente me senté en uno de los costados y me dediqué a contemplarla. No podía creer que luego de todos estos meses ella estuviera ahí, dormida en nuestra cama. Estaba tan embelesada viéndola que por un momento me olvidé de todo y mi mano fue a acomodar un mechón de su cabello que no me permitía ver bien su rostro. Juliana se movió ante mi contacto y abrió sus ojos de repente.

- Perdón, no quería despertarte - dije tratando de ponerme de pie, pero ella me tomó de la muñeca para que vuelva a sentarme.

- No te preocupes, no sé en qué momento me quedé dormida - dijo aún algo soñolienta.

- ¿Cómo te sientes?

- Mucho mejor, aunque aún con un ligero dolor de cabeza - dijo llevando una de sus manos hacia su frente.

- Es mejor que vayamos al hospital, acabas de recobrar la memoria y deben hacerte algunas pruebas para ver que todo esté bien - le dije tanteándola.

- Sí, me comentaron en algún momento en el hospital que debía ir a hacerme chequeos cada cierto tiempo, y sobre todo cuando recobrara la memoria ya sea parcial o totalmente.

- Y, ¿has recordado todo o sólo algunas cosas?

- Lo recordé todo hasta el día del accidente, y aún no logro entender cómo luego de eso fui a parar en ese hospital con mi supuesta tía Perlita - dijo rodando los ojos pero de forma calmada.

- Te juro que existe una explicación para todo, pero es importante que primero vayamos al hospital para asegurarnos de que tu salud está estable - le dije acariciando su mejilla - Luego de eso podemos conversar y podrás hacerme todas las preguntas que quieras ¿te parece?

- De acuerdo, luego conversaremos - dijo sentándose y quedando frente a mí - Sé que debe existir algún buen motivo, tú jamás harías algo que me perjudique o me hiciera daño.

- Jamás bebé, siempre haré lo que es mejor para ti. Tu eres lo más importante que tengo en mi vida - le dije acomodando un mechón de su negra cabellera detrás de su oreja, y dejando mi mano en su mejilla. Moría por volver a sentir sus labios sobre los míos, pero aún sentía algo de temor a que no reaccionara bien. Mi mirada se paseaba de sus ojos a sus labios una y otra vez - ¿Puedo... darte un beso? - pregunté al final. Sus ojos se abrieron con sorpresa por mi pregunta.

- Tú no necesitas pedirme permiso para darme un beso - dijo juntando sus labios con los míos - Lamento mi reacción de hace un rato, estaba muy confundida y tenía miedo de decirte cosas de las que luego iba a arrepentirme. Sólo necesitaba tiempo para procesarlo todo, yo confío en ti, pero entiéndeme, todo esto me tomó por sorpresa y aún hay muchas cosas que no entiendo, pero confío en que me dirás la verdad y me dirás realmente qué fue lo que sucedió - dijo acariciando mi mejilla tiernamente - Por cierto, hace un rato no pude responder a lo que dijiste antes de salir de la habitación. Yo también te amo - terminó de decir volviendo a unir sus labios con los míos, devolviéndome la calma, haciéndome sentir completa.

Una sonrisa boba se dibujó en mi rostro al separarnos, pegué mi frente a la suya y boté todo el aire que había estado conteniendo.

- Gracias por confiar en mí.

- Por supuesto que confío en ti - dijo separándose ligeramente para mirarme a los ojos.

- Vamos mi vida - le dije parándome y extendiéndole mi mano para ayudarla a ponerse de pie.

Nos dirigimos al hospital, y antes de bajar del auto detuve a Juliana del brazo.

- Mi amor, sé que aún tengo mucho que explicarte, y te prometo que volviendo a casa lo haré, pero por el momento, en el hospital debes seguir respondiendo al nombre de Barbara - le dije rogando que no se vuelva a desatar una guerra. Ella me miró algo confundida y no contenta con la idea, pero movió su cabeza con resignación, aceptando seguir el juego, bajamos del auto y entramos al hospital.

Fuimos y ya Perlita había coordinado todo para que la atiendan, así que la llevaron para hacerle los chequeos respectivos. Minutos después volvió y nos quedamos en la sala de espera mientras procesaban la información para luego ir al consultorio de Perlita a que nos diera los resultados.


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By –DeaDos-

¿Quién eres? (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora