Sin darse cuenta, los pasos apresurados de los guardias del senador la despertaron. No había querido quedarse dormida. Y le sorprendía que la preocupación se lo hubiera permitido.
—El maestro Kenobi hizo contacto —escuchó decir a Organa mientras se acercaba a donde estaban todos.
—Al joven Skywalker encontró —manifestó Yoda.
Kat sabia que eso no era algo particularmente bueno, y por el tono sombrío de Yoda, supuso lo peor.
Cuando la nave de Obi-Wan entró al hangar una profunda felicidad se adueñó de Kat, pero no duró mucho, pues cuando se abrió la compuerta salió el droide de protocolo de Padme salió hecho un caos.
Lo siguiente transcurrió en cámara lenta para Kat, pero solo logra recordar a su antiguo maestro descendiendo de la nave con la Senadora en brazos. Un quirófano. Kat en la sala de espera observándolo todo mientras se mordía las uñas.
Un bebé, no. Dos.
Y de pronto Padme ya no estaba.
Kat no lloró, simplemente salió de la sala y arrojó una taza que un guardia le había llegado contra una pared.
Para cuando Obi-Wan la encontró, tenia la mano cubierta de sangre.
Al parecer se había cortado cuando recogió los pedazos y los apretó en un puño.
El Jedi la llevo a la bahía médica y la limpio, con sumo cuidado.
—Kat —la llamó, trayéndola de vuelta de un sueño distante. —Padme...
—Lo sé. —contestó Kat. —¿Y los bebés?
—Ellos están bien —Kenobi le daba vuelta a una venda alrededor de la mano de la chica —El senador Organa, se tomará a la niña como suya.
—¿Y el segundo? —añadió la chica, tratando de probar que había vuelto en sí.
—Es un niño, —el Jedi terminó el proceso y llevó una mano al rostro de la chica, gesto que ella correspondió al instante —Conozco a su tío, el lo cuidara bien. ¿Me acompañarías a llevarlo?
—No tienes que preguntar —afirmó Kat sin pista de duda —¿Y el maestro Yoda que dijo al respecto? —En realidad no le importaba mucho lo que el maestro pensara. Pero le daba mucha curiosidad.
—El maestro Yoda, es muy listo —Obi-Wan se puso de pie —Hace tiempo que tiene la misma opinión al respecto.
Kat soltó una risita y lo tomó de la mano para acompañarlo a fuera.
Pero un recordatorio personal le saltó de repente y se detuvo sin avisar.
—¿Qué sucede? —Obi-Wan se volteó sin soltarla.
—Es solo que —Kat quería soltarse porque las manos comenzaban a sudarle —Tenía... tengo que decirte que... Es solo que.
—Kat, no tienes que.
—No, —lo cortó abruptamente —Tengo que decírtelo. Sé que no es propio de un Jedi y sé que no debería, pero está claro que... Te has vuelto lo más importante en mi vida y la idea de perderte me asustó demasiado. Porque eres lo más quiero en este mundo.
Kat estaba segura de que tenía la cara roja.
—Oh Kat, —Obi-Wan la atrapó en sus brazos y la apretó tanto que la chica casi se queda sin aire —No sabes cuanto he esperado esto. Eres la razón por la que volví al templo, tenía la esperanza de salvarte con el mensaje.
—Ya ya —Kat lo detuvo ardiendo de vergüenza —. Solo dime que también me quieres.
—Te amo Kat. No me hagas quedarme corto. —el Jedi también estaba tan rojo de la cara que no la dejaba librarse del abrazo.
—Muy bien —Kat logró separarse un poco —Vamos por el pequeño.
—Gracias —el Jedi le dio un beso en la frente y fue como si así lavara todo lo malo que le acababa de pasar.
Cuando estaban en la nave, Obi-Wan le explicó que una vez que dejaran al niño, se quedarían cerca, en Naboo, para que estuviera seguro.
Y la pequeña estaría muy segura en Alderaan, ahora sería una princesa.
Obi-Wan pilotaba la nave y Kat sostenía al bebé en brazos.
Una curiosa escena con la que Kat alguna vez había fantaseado.
Aunque no era exactamente lo que había imaginado, estaba satisfecha.
Iba a cuidar del niño tan bien como iba a cuidar de Kenobi.
No se imaginaba haciendo otra cosa en una galaxia donde ser feliz era tan complicado.
Fin.
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My Master - Obi-Wan Kenobi
RomansaAprendiz. Padawan. Jedi. Amante. General. Katooni Da'ruda fue muchas cosas durante la guerra de los clones. Si hubiera podido aferrarse a una... tal vez su destino hubiera sido diferente. "La guerra te cambia.'' Había escuchado muchas veces, de much...