1|Positano
Emma
Fracasada.
Si tuviera que definirme a mí misma con una sola palabra sería con esa: fracasada. Juro que la podía ver escrita en mi frente cada vez que me miraba al espejo.
Así era como me sentía ahora mismo. Esa fue la razón por la que tuve que abandonar por un rato el cumpleaños de mi abuela para salir a tomar un poco de aire al patio trasero, que estaba iluminado solo por una lámpara en donde los insectos danzaban a su alrededor atraídos por la luz.
Solo podía oír el cantar de los grillos y las carcajadas sonoras de mis familiares que estaban dentro de la casa de mi abuela. Se estaban divirtiendo, eso estaba claro. Ojala pudiera sentarme y divertirme con ellos pero, para ser sincera, hace mucho que no me sentía a gusto con mi familia entera. Más bien me sentía un poco excluida.
Una parte tonta de mí, la parte esperanzada, esperaba que alguno de mis primos saliera y me insistiera para que vuelva adentro a jugar a las cartas o tan solo me preguntará si me encontraba bien, pero la otra parte, la de la razón, me decía que si no notaron mi presencia menos iban a notar mi ausencia.
Y a veces creía que esa parte tenía razón. Tan solo tenía que mirar hacia atrás para verme a mí misma intentando involucrarme, mientras que ellos hablaban animadamente, y siendo completamente ignorada.
Era una completa mierda. Esa era una de las razones por las que había decidido ignorar deliberadamente las reuniones familiares. Hasta se podía decir que era una experta en poner excusas, y no era algo por lo cual me sentía orgullosa, claro que no.
La otra razón era mi falta de interés por empezar una carrera universitaria cuando eso era lo que se suponía debía hacer y todos los familiares de mi edad estaban haciendo.
“¿Ya sabes qué vas a hacer con tu vida o vas a seguir tomándote tu tiempito?
Esa pregunta saliendo de los labios de mi tía entre risas había sido la gota que había colmado el vaso y lo que me había hecho reír forzadamente y salir pitada afuera. Como si haber estado trabajando desde que había salido del instituto no contara con algo que he hecho en mi vida.
Mi consuelo en este momento era que el tiramisú me había salido jodidamente bien.
Me deleito con otra cucharada de tiramisú cuando siento pasos cerca de mí. Una sonrisa divertida se forma en mis labios cuando veo a mi tía Monet caminando hacia mí, a la vez que agita una botella de vino de un litro en su mano y dos copas en la otra. Eso, acompañado junto a su enorme sonrisa.—Aquí estabas, Emma. Te anduve buscando por toda la casa.
Bueno, ella sí era de las que notaban mi ausencia.
—Solo salí un rato a tomar aire —explico, mirando cómo abre la botella con sus dientes y sirve el vino italiano en las dos copas— ¿De dónde lo sacaste?
—Es de Matt —dice, entregándome una copa.
Matteo Vitale, el novio de Monet, alias, el tío italiano adinerado que todos amábamos.
—¿No se va a enojar porque se lo robaste?
Bufa.
—Como si el maldito no tuviera el suficiente dinero como para comprarse la bodega de vinos entera —río, dándole un sorbo al caro vino que ni con mis dos sueldos puedo pagar—. En fin, ¿qué hacías aquí sola?
Pensando en lo fracasada que soy y en cómo mi vida no está siendo como yo creí que sería.
—Nada, solo estaba… pensando.
ESTÁS LEYENDO
Todo lo que somos juntos
Romansa> Emma se siente perdida. Ya no sabe qué camino tomar en su vida y está cansada de que todos sus días sean iguales. Solo sabe que necesita encontrarse a sí misma. Por eso mismo, no duda en sacar un pasaje de ida a un pequeño pueblito en Italia con l...