23| Algo así cómo novios

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23| Algo así cómo novios

Emma 

Releo de nuevo los emails que había recibido en mi portátil unas horas atrás. Creo que estaba hace como diez minutos con la mirada fija en la pantalla. Esos emails venían de las escuelas para chefs en Londres a la cual había enviado solicitud hace unas semanas atrás.

Había sido aceptada en tres de ellas. 

No fue hasta que me llegaron esos emails que recordé que había enviado esas solicitudes. Estos últimos días habían transcurrido como si estuviera viviendo en una burbuja, apartada del mundo, a causa de Austin. Por eso me había tomado por sorpresa ver las notificaciones de los emails en la pantalla inicial.

Muerdo mi labio, releyendo de nuevo la parte en la que pone “usted ha sido aceptada para empezar en nuestra escuela para chefs” Tenía tres opciones de diferentes lugares para elegir. Y sí, debería estar sintiéndome emocionada y contenta, pero si tenía que ser sincera, no lo estaba. 

Joder, era todo muy contradictorio. Había sido aceptada para estudiar algo que descubrí, me gusta, y no me sentía feliz. Y eso me hacía sentir mal porque debería estarlo, pero había algo dentro de mí que me frenaba. 

Por eso mismo me encontré a mí misma marcando el número de teléfono de mi tía Monet y esperando con impaciencia a que me atienda. Si había alguien en este mundo que me entendía a la perfección, esa era ella.

Cogió la llamada al tercer tono.

—¡Pero si es mi sobrina favorita!

Sonreí de lado.

—Hola, Monet.

Un silencio se extiende por unos segundos al otro lado de la línea.

—Oh, oh ¿Qué sucede?

Suspiro. A veces me preguntaba si de verdad era muy transparente para que las personas se dieran cuenta qué me sucedía o era que me conocían demasiado bien para mi gusto.

Esperaba que sea la segunda.

—¿Cómo sabes que me sucede algo?

—Tu tono de voz no se oye muy alegre.

De nuevo, miro de reojo los emails en mi portátil y decido cerrarla para dejar de torturarme.

—Me aceptaron en tres escuelas para chefs en Londres —suelto, intentando sonar animada, pero estoy segura de que fracaso estrepitosamente.

—¡Eso es genial, Emma! ¡Felicitaciones! —se queda en silencio ante mi falta de respuesta—. Pero…

Pero no quiero irme de Positano porque siento que encontré mi lugar en el mundo y también a las personas correctas. 

—Pero no estoy segura de querer regresar a Londres.

—Oh, eso es… —mi confesión parece dejarla sin palabras—. La verdad, creo que en el fondo me lo veía venir. 

Frunzo mi ceño. 

—¿Por qué lo dices?

—Porque desde que estás allí te noto mucho más feliz que cuando estabas aquí, en Londres —suspira—. Creo que hice bien en enviarte a Positano —sí, bueno. Un poco de razón tenía— ¿Por qué estas dudando en regresar a Londres?

Aquí vamos con la verdad.

—Estoy enamorada de Austin —suelto de sopetón—, y… y han estado pasando cosas entre nosotros estos últimos días.

No hace falta aclararle que, en cualquier tiempo libre que encontramos él y yo, nos encerramos en su casa o en la mía a follar o mirar películas y comer. No es necesario entrar en tantos detalles.

Todo lo que somos juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora