Atenea. 4°

🔥CAPITULO 16🔥

EDITADO.

🎨<<{Tom}>>🎨

Cuando termina de lamerla se queda ahí, arrodillada a centímetros de mi polla, esperando que haga algo.

Y hago algo, unto más de esta pintura en mi polla, todo alrededor, como si fuera mi mano la que estuviese ahí y no la pintura.

No me dice nada, no necesita hacerlo, sus ojos expresan todo lo que me quiere decir, le gusta esto.

A mi igual.

Puta madre que sí.

Envuelve sus labios alrededor de mi polla, robándome todo el puto aliento y un gemido estrangulado.

Cuando termina de limpiarla no se separa, sigue chupando efusivamente, cómo si estuviera muerta de hambre y mi polla fuera el mejor alimento.

Sube y baja saboreando y gimiendo por el gusto.

Sus manos van a mis piernas y las aprieta, estoy por acabar y creo que lo nota, porque ahueca sus mejillas, chupando con ímpetu.

Sube, baja.

Sube, baja.

Sube, y cuando está bajando siento que empiezo a acabar, así que con todas las fuerzas que recojo sostengo su cabeza contra mi polla, dejándosela en el fondo de la garganta.

Se ahoga en el proceso por la carga que le solté, pero no se aleja, no se queja.

Cuando sale de ahí, termina de tragar y la agarró con fuerza sentándola encima de mí, la beso, no me interesa donde tuvo su boca.

Atenea: Por favor...

Me encanta como suena eso.

Tom: ¿Qué quiere mi musa?

Atenea: follarte.

Tom: Hazlo.

La levantó conmigo y caigo de espalda a la cama.

Agarra un condón y empieza a abrirlo.

Tom: Quiero sentirte completa.

Me sonríe con un brillo en los ojos y lo arroja al suelo.

Me besa, siento tantos sentimientos compartidos entre nosotros.

Atenea: Te amo...

Gime antes de meter mi polla en su coño.

La sensación es un poco dolorosa, pero tan malditamente placentera y única que la cabeza se me va hacia atrás y mis ojos se cierran.

Su calor envuelve mi polla tan mágicamente, como si fuera perfecta para ella.

Empieza a saltar encima de mí, sus pechos rebotan tan visualmente placenteros.

Los agarró y magreo, por qué es lo que me dice mi cabeza que haga, tiró de sus pezones, por qué gimió cuando lo hice la primera vez.

La veo bien, detalladamente, su cabeza está hacia atrás, sus pechos rebotan con la misma vehemencia con la que salta, sus ojos están cerrados, sus labios levemente entreabiertos, mientras sueltan sonoros gemidos.

Que me hacen alucinar de la electricidad que transportan a mi polla.

Es la imagen más artísticamente erótica que haya visto en mi vida, trato de memorizarla en detalle, para pintarla en algún momento.

Llega un momento en que sus piernas se cansan, sus saltos se ralentizan y su cara denota frustración.

Estaba por terminar, pero sus piernas no daban para más, ¿Cómo lo harían? Estuvo una hora de pie mientras lamía su cuerpo.