11 - Editado

20 6 1
                                    

¿Qué? ¿Acaso creer que por ser atractivo puede creerse mejor que los demás?

Supongo que yo haría lo mismo si fuera mi caso.

No podía decir que algo estaba bien. Hoy era el cuarto día que no sabía nada de Desmond y me dolía, porque quería saber cómo se encontraba después de lo que le pasó. Compadecía su situación y quería estar a su lado para ayudarlo como fuera posible.

Sé que la situación por la que él está pasando es difícil, no poder depender de ti mismo para caminar solo, comer, incluso ir al baño con seguridad. Admito que jamás he pasado por algo así pero sabía que por lo que Desmond pasaba no era fácil.

Desde ese día en el instituto Desmond fue llevado a urgencias, algo extraño le pasó a sus ojos, no sé con exactitud lo que tiene pero sé claramente como quedó después de salir de aquel hospital. Cuando él salió de el instituto, inmediatamente fui con él. No iba a dejarlo solo, esperé fuera del consultorio junto a su madre y su padre, escuchando los quejidos de Desmond hasta que se hicieron más débiles. Y cuando él salió me di cuenta de que quizás esa era la última vez que Desmond me vería.

Una venda blanca cubría sus ojos, dirigía su mirada hacía todos lados sin encontrar nada porque, como él mismo había dicho aquel día, no podía ver.

Ciego. Ese era el diagnóstico repentino que le dieron a su caso, no hubo explicación de eso, tampoco se sabe cómo se llegó a ese punto. Solo se sabía que él estaba ciego.

Casi se me partió el alma al verlo así, él no pronunció palabra. El doctor que lo atendió se limitó a entregárselo a la mano de su madre y con eso se fueron a su casa. Se ofrecieron a llevarme pero sentía que quizás la situación se volvería incómoda en el camino.

Al llegar a casa le conté todo a mi madre y después de eso salimos a despedir a Wallace al aeropuerto, era su  último día en Harvey Village. Cuando volvimos a casa, me prometí antes de ir a dormir que visitaría a Desmond al día siguiente y así lo hice.

«En lo que llegué del instituto salí corriendo a casa de Desmond, toqué solo dos veces a la puerta y su padre me abrió con una expresión cansada.

—Oh, ¿Qué tal megan? —Saludó el señor Henry, con una sonrisa a boca cerrada. Unas grande ojeras posaban bajo sus ojos azules.

Es curioso eso, Desmond tiene sus ojos verdes, y cabello negro mientras que su padre es castaño cobrizo de ojos azules. No tenían mucho parentesco.

—Todo bien, Señor Hall. ¿Cómo está Desmond?.

Él formó una mueca.

—Creo que necesita hablar. ¿Quieres pasar? —preguntó sonriendo de manera afable. Era comprensible, Desmond seguramente debía de estar insultando a la vida justo ahora.

Asentí ante la petición de el señor Hall y entre, después de todo ese era mi objetivo. La madre de Desmond estaba en la cocina, cuando pase ella me recibió con una sonrisa algo triste y agotada.

Al entrar me quedé detallando la casa de Desmond, era bastante sobria, la paredes eran de un color azul opaco, casi se acercaban al gris. Del lado de la cocina había una puerta corrediza al fondo que daba hacia el jardín y su sala tenía dos muebles desplegables frente a un televisor. Además de que ese lugar estaba lleno de fotos en una estantería.

After Dark (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora