14 - Editado

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Y por estos lados también hay lugares que se supone que no existen...

Fue el mismo sueño, pero por culpa de él, el poco sueño que me había dado desvaneció rápidamente. Quedé acostada en mi cama sin siquiera pegar un ojo, y así fue como termine yendo al instituto toda ojerosa y somnolienta.

Habían pospuesto el vuelo de mis padres para mañana, estaba lloviendo así que no era buena idea volar así, por esa razón llegué más tarde a clases, cabe destacar...

No preste atención a las clases en ningún momento, mi vista estaba tan fija en los seis integrantes que han causado sensación en estos últimos días que ni siquiera me percate que a la hora del almuerzo Ryan me hablaba con preocupación.

—¿estás bien, Megan?.

Si, se oía preocupado. Aparte mi vista del grupo—o mejor dicho, de Desmond — y me concentre en Ryan que raramente no había soltado palabra hacia él el día de hoy.

—Estoy bien —afirme, pero salió en un tono de duda involuntariamente.

—¿Lo estás o no? —enarco una ceja. Me di cuenta de que él no era el único que me miraba, David, Amanda y otro chico cuyo nombre no recordaba me miraban extrañamente.

—Lo estoy. —dije, severa.

Mintiendo bastante bien.

Y ellos siguieron hablando y comiendo mientras yo trataba de recordar que había dicho el profesor en clases.

Unos minutos después ví como el estúpido y arrogante clan Monster se levantaba de sus asientos y se aproximaron a la salida de la cafetería. Ví otra vez como ellos caminaban, y ví como Desmond me ignoraba e intenté contenerme, lo intenté, pero mi cansancio, rabia e indignación estaban revueltas tan entre sí que me hicieron actuar de forma impulsiva.

Me levanté de golpe de la mesa, caminando en zancadas a la salida, viendo como ellos salían. Pero fui rápida y los alcance fuera de la cafetería. Ellos caminaban por el pasillo largo de casilleros, yendo hacia el otro pasillo que iba de camino a la salida del instituto.

Ohh, no, él no se iría sin escucharme antes.

—¡Desmond!—lo llamé firmemente y con la ira plasmada en cada letra.

Los cinco integrantes se detuvieron, y se giraron hacia mí como si los hubiera llamado a todos. El único que no volteo fue él.

Él solo siguió caminando.

Por eso tuve que repetir:

—¡Desmond Hall! —Mi tono fue más severo esta vez.

Nada. Yo era una estúpida pared en blanco para él. Lo llame por última vez, esperanzada y más enojada...

—¡Desmond Hall, te estoy hablando, ¿Puedes siquiera responder o es que el maldito ego ya te carcomió los huesos?!

No solía maldecir, nunca, pero al parecer eso lo hizo detenerse en seco. Y se giró hacia mí con la expresión más sombría que había visto nunca en él.

Con lentitud, se dirigió a los demás con tono severo y frío:

—Esperen fuera, yo iré luego.

After Dark (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora