19 - Editado

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No sabemos a quienes conocemos

Así mismo como los que conocemos no son lo que creemos.

La muerte de Jimmy solo fue el detonante para que las cosas en Harvey cambiaran por completo.

Al asistir a su funeral, como todos los del instituto, pude sentir que ésto que estaba ocurriendo... cada vez más se zafaba de las manos de la autoridad. Era una sensación de desconfianza muy grande que no me dejaba pensar en nada más.

Y en mi mente, aún seguía esa imágen intermitente de... esa persona que estuvo cuando eso ocurrió. Pero no ubicaba bien lo que pasó en ese momento, ya que luego de que esa punzada de dolor me atacara, quedé inconsciente. Y junto con eso se vino una laguna mental del tamaño del río Hudson.

Todo lo que supe después de ver el cuerpo inmóvil de Jimmy—porque me lo contó Judith — fue que me habían llevado a un hospital para curarme una herida de la frente, también tenía algunos moretones en mis cuerpo y después de eso desperté en mi casa. Unos policías fueron a interrogarme, preguntándome si había visto al responsable pero mi respuesta fue que no recordaba nada.

Extrañamente no hubo otro fallecido esa noche. Nadie más salió herido de gravedad. Nadie más vió lo que yo ví. Nadie se dió cuenta de lo que pasó en realidad. Ahora yo sentía que llevaba una carga en mis hombros y no entendía porque.

El funeral fue tan... horrible porque, ver a la madre de Jimmy llorar de manera desenfrenada mientras que su esposo daba todo para no dejarse caer ahí mismo fue desastroso. En mi interior sabía que yo iba a hacer esfuerzos descomunales para recordar lo que había visto.

Tan solo el simple hecho de saber que Jimmy fue el único fallecido de aquella noche, que fue el único que salió perjudicado... Ese simple hecho, me hacía pensar que todo fue un sucio plan. Que todo fue planeado y que el asesino sabía que Jimmy iba a hablar y por eso hizo su jugada más fiable.

Lo mató.

¡Pero yo no era la única ahí!. Y me frustra pensar que pude haber hecho algo y solo caí y me quedé inconsciente de la manera más tonta e insignificante. Y me frustraba mucho más saber que nadie más vió lo que yo ví, y que nadie más se movió a ayudarnos.

—Eso es todo por hoy. Pueden irse —indico el profesor de matemáticas al dar terminada su clase.

El día de hoy se estaba haciendo muy lento y silencioso, parecía nunca acabar.

Al salir del salón me moví de forma invisible sobre el gentío para llegar a mi casillero. Tenía como único objetivo ir a todas las clases sin que nada más me desconcentrara. A pesar de que en mi mente estuviera pensando más de mil cosas, porque aún seguía tratando de conectar en mi mente la imagen—o mejor dicho, la silueta —de la persona que creo que ví. Sin mencionar a la sombra.

Cerré mi casillero y corrí con la suerte de volver a caminar a clases de manera callada y pensativa. Luego de entrar a la siguiente clase fui a la cafeteria. Pedí mi comida como todos y pase a sentarme lejos de mi grupo actual, quería estar sola para pensar un poco más. Quizás era más silencio lo que necesitaba.

Iba dispuesta a cruzar la puerta para ir hacia la zona de la gradas y almorzar allá de forma que pudiera meditar mejor pero el rostro de Ryan me interceptó antes de llegar a abrirla.

—Hola. No te he visto en todo lo que va de día —me dice, besándome en los labios de manera fugaz.

Trate de sonreírle. Puede que haya estado evadiendolo de forma inconsciente, así como a todos.

—Es que... he estado muy ida—me excuse, de forma muy barata y común. Ryan me miró con una ceja alzada.

Cabe destacar que él —así como casi todos— sabe que yo estuve presente a la hora de la muerte de Jimmy. También sabe muy bien que soy la única persona que puede ayudar a la policía a encontrar el asesino, pero no puedo porque solo cerré los ojos y mi mente se encargó de borrar cualquier cosa, sumiendola en una gran y maldita nada.

After Dark (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora