09 - Editado

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Una fogata, Ryan, Cuentos de miedo y Gaspar

Espera, ¿Cómo que Gaspar?

Ha pasado solo una semana desde que Desmond y yo fuimos al bosque y siento que a pasado mucho más tiempo que eso.

Estábamos cruzando apenas la primera semana de Octubre, las calles estaban empezando a tomar esa decoración de halloween que con cada año que pasa se vuelve mejor. Y ni hablar del frío, me siento como si estuviera en un congelador, seguramente la nieve empezará a caer a finales de octubre me siento literalmente dentro de un congelador.

En cuanto a Desmond y a mi, pues nos hemos vuelto mucho más unidos. Adiós a las distancias, podría decir que parecíamos uña y carne, me siento con él a la hora del almuerzo, a veces, los sábados la paso con él en el trabajo. Compartimos mucho más de lo que lo hacíamos antes. Ya que el único compartir que teníamos en eso tiempos eran nuestros cumpleaños, y no precisamente por preferencia. Yo lo invitaba al mío porque mi mamá así lo deseaba y yo iba al de él por cortesía de la madre de Desmond.

Al fin y al cabo nos llevábamos, a nuestro modo, pero nos llevábamos.

Hoy era martes, pero el instituto decidió dar el día libre porque estaban haciendo mantenimiento a la institución. Ya el día de mañana comenzarían a decorar el lugar también y finalmente llegaría lo que todo el mundo espera, anhela y ansia en estas fechas.

El baile de halloween.

Sinceramente lo único que a mí me interesa del halloween son los dulces, en la pastelería mis padres hacen los mejores dulces para vender y obviamente esa es la mejor oportunidad que yo puedo tener para comer. Nunca me importó mucho ese baile por obvias razones: me invitaban, claro que sí, pero no me invitaban las personas que yo quería en lo personal —aclaro que es solo una sola persona—, si Ryan no me invitaba no le veía chiste ir a ese evento.

Pero en el fondo presentía que este año sería distinto.

Entre a la cafeteria vieja del pueblo solo para pasar el rato, había salido de mi casa temprano sin intención de volver a ir solo para hacer tarea.

Me senté en una de las mesas en las que siempre solía sentarme, eran de esos típicos puestos acolchados en el fondo del lugar, los que solían usar la gente para hacer trabajos o solo charlar en grupo con más comodidad. Me quedé ahí, saque mi teléfono para disfrutar del wi-fi gratis y abrí mi bolso para sacar un libro que ha estado atrayéndome demasiado últimamente.

Era ese libro sobre Harvey Village que había pedido en la biblioteca.

Para resumir esta semana, hubieron cosas buenas y cosas malas.

Entre las cosas buenas: Ahora podía decir con seguridad que era amiga de Desmond. La herida de la rodilla ya había sanado hasta sellarse quedando solo una costra entre el color rojo y el terracota. Había sacado buenas notas en las últimas evaluaciones. Y que ahora hablaba un poco más con Ryan de lo normal.

Entre las malas: ... Ya no dormía del todo por las noches, tenía la misma pesadilla una y otra vez, el bosque, las voces, los ojos y la voz de Desmond y el sangrado por la nariz que ocurría cada vez que me pasaba.  Supongo que así me iré desangrando. Ya se acercaban los exámenes finales y eso suponía ser un estrés más para añadir a la lista. Sin mencionar que siento que me estoy volviendo paranoica.

Me sumí de nuevo en ese libro. Cultura de Harvey Village. ¿Qué tanto interés podía llegar a tener esa mujer para escribir todos esos libros sobre este pueblo?, No le veía sentido a eso. Salté a la página que hablaba sobre sus leyendas y cultura en general, hablando de los platos típicos, blah, blah, blah...

After Dark (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora