❝𝒀 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂, 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒔𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒗𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐❞
Cassandra Harper, rota desde hacía mucho tiempo, con heridas que no cicatrizan y una mirada gélid...
Tras la misión fallida de dejar a Randall con suministros fuera de terreno, estábamos todos reunidos esperando que Daryl volviese del pajar, donde estaba Randall desde la noche anterior.
Suspiré junto a Rick y este me miró, fijándose con cuidado en mi expresión.
-¿Qué?
-No entiendo, por qué coño habéis puesto a Daryl de verdugo.
-Él sabe sacar información -repuso Shane, cerca de nosotros.
-Y yo también, y tú, pero no estamos allí. ¿Por qué Daryl?
-Ya sabes cómo es... Era... Da igual, le necesitamos ahora y para esto -apreté los labios.
Me giré para no acabar pegándole un puñetazo a Shane y Rick se giró hacia mí, intentando alejar a Shane de mi vista.
-Está bien, lo entiendo, pero lo necesitamos ahora y será cosa de una sola vez.
-Lo que tú digas -rodé los ojos y mantuve la vista en el frente.
Daryl se acercaba con su ballesta a la espalda, tenía lo nudillos llenos de sangre y su expresión no expresaba precisamente alegría.
-Iba con una banda -empezó Daryl-. De treinta hombres, tienen artillería pesada y no buscan amigos. Si pasan por aquí... Los hombres moriremos, y las mujeres... Desearan estar muertas.
Su mirada recayó sobre mí y solté un bufido. Me quedé observando sus nudillos, pensando en la cantidad de gasas que necesitaría.
-¿Qué le has hecho? -preguntó Carol.
-Charlar con él.
-Que nadie se acerque a ese tío. No tenemos elección, es un peligro. Hay que eliminar esa amenaza.
Di la vuelta para mirar hacia Rick, sorprendida por lo que el sheriff insinuaba. Eso no era propio de él, pero yo no iba a ponerme en contra.
-¿Te lo cargarás sin más? -cuestionó Dale, nada contento con la idea.
-Está decidido, y lo haremos hoy.
Rick se alejó, mientras yo giraba un poco la cabeza y suspiraba. Me acerqué a Daryl, que me miraba sin que yo me diese cuenta.
-Vamos, tenemos que curarte eso.
-Estoy bien, la sangre es suya -repuso.
-Eso ya lo sé -tiré un poco de su mano-. Pero aún así los revisaré, tal vez necesites un poco de hielo...
Noté que todos sus músculos estaban tensos bajo mi tacto y solté la mano que sujetaba, notando que mis mejillas se coloreaban un poco.
