❝𝒀 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂, 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒔𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒗𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐❞
Cassandra Harper, rota desde hacía mucho tiempo, con heridas que no cicatrizan y una mirada gélid...
No sabía ni la hora que era cuando me desperté en la cama de mi celda. Por instinto, lo primero que hice fue asegurarme de que era de día.
Después me levanté, y casi tuve que volver a tumbarme, porque se me había olvidado que tenía una herida de bala en el muslo.
Me agarré con fuerza a los barrotes de la celda y respiré hondo, intentando que mis pensamientos no viajaran de nuevo hacia Daryl.
No podía pasarme el resto del día pensando en él, no queria hacerlo. Porque sabia que entraría en un debate intenso sobre que yo estaba de acuerdo con su decisión y a la vez odiaba profundamente que hubiera decidido irse.
Fui hasta el exterior del bloque, encontrándome con el resto. Glenn dibujaba en el suelo con una tiza y Carl estaba agachado a su lado.
-Bien, ¿Encontraste al grupo de Tyreese aquí? -le preguntó Glenn al niño.
-Sí.
-Lo cerramos nosotros -repuso Glenn.
-Él dijo que habían entrado por aquí -aclaró Carl, señalando una de las casillas del dibujo.
Me senté en una mesa, no muy lejos de donde estaba Michonne. Todos observabamos a los chicos, escuchando con atención.
-Eso es que hay otra abertura -se pasó la mano por la frente-. A ver... El frente de la prisión está indefenso, si entraron caminantes sería pan comido para hombres armados.
-¿Por qué estáis tan seguros de que nos va a atacar? -preguntó Beth.
-Porque le jodimos un poquito el pueblo -opiné.
-Pero, tal vez le asustarais.
-Tenía acuarios llenos de cabezas. De muertos y de humanos, trofeos. Vendrá -confirmó Michonne.
-Pues ataquemosle, no se lo esperará -propuso Glenn, mirándonos-. Volveremos allí y le meteremos una bala.
-No somos asesinos -repuso Carol.
-Tú sabes cual es su casa -le dijo a Michonne, levantándose-. Podríamos ir esta noche. Yo me encargaré de hacerlo.
Michonne asintió ligeramente. Yo no estaba de acuerdo, no en el estado en el que nos encontrábamos.
-Yo el problema que veo, Glenn -me miró-. Es que, la súper saiyajin tiene un balazo en la pierna. Tú tienes la cara hecha un cuadro, tanto que no sé ni cómo eres capaz de ver algo. A Rick se le va la olla por momentos, hemos perdido a nuestro Robin Hood. Y yo casi me caigo levantándome de la cama por un agujero en el muslo.
-Pero...
-Solo podemos proteger este lugar, porque atacar sería ir directos al suicidio -lo interrumpí.
